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Harry Styles, Coldplay, Lady Gaga, Adele…la autora de ‘Palmeras en la nieve’, regresa con nueva historia y mucha música
‘El latido de la tierra’
La música y la literatura se dan la mano más a menudo de lo que podemos imaginar. Ambas nos cuentan historias, nos describen sentimientos y nos llevan a lugares que nos hacen transitar por ecuaciones que normalmente no se dan en nuestra vida diaria. Y cuando ambas se juntan en un mismo proyecto, la energía que se crea es impresionante. Eso es lo que ocurre en El latido de la tierra, la nueva novela de Luz Gabás, la autora de la aclamada Palmeras en la nieve con la que Pablo Alborán ganó un Premio Goya poniendo música a su versión cinematográfica.
Alira es una mujer madura que vive en un pueblo abandonado, de esos que se cuentan por cientos en la España vacía. De esos que ahora algunos intentan repoblar y se convierten en protagonistas de series como El pueblo de Amazon Prime. Ella tiene que luchar con un pasado cargado de tradición y soledad y enfrentarse a un nuevo presente lleno de cambios y oportunidades.
Y en esa búsqueda de encontrar su nuevo lugar se mezcla la trama policíaca de una muerte sin resolver con un romance incipiente e inesperado. Aunque, lo mejor de todo es la banda sonora que la autora le ha puesto a su nueva historia. Cada capítulo lo encabeza una canción que marca el ritmo y la intensidad de la acción.
Harry Styles, Coldplay, Lady Gaga, Adele, Imagine Dragons, David Bowie, The Killers, Rolling Stones o Viva Suecia son algunos ejemplos. Una playlist muy ecléctica y muy trabajada de la que Luz está encantada de poder hablar.
Tu novela trata muchos temas pero quizás, el que más peso tiene es el de la conocida como España vacía, ¿crees que es recuperable?
Tal y como la vivieron mis padres y la conocí yo…no. Creo que habrá una nueva forma de relacionarse con el mundo rural que ya se está notando. La posibilidad de vivir varios meses en un sitio, en otro, teletrabajo… encontraremos otra forma de volver a la tierra.
Es un tema que interesa, de hecho, se ha estrenado una serie llamada El pueblo que trata este tema, ¿crees que a la gente le falta información sobre la vida en los pueblos?
Yo creo que más que información, porque las ciudades están llenas de millones de personas cuyos padres vivían en pueblos, así que cosas hemos escuchados. Ha cambiado el discurso que tiene dos puntos. Acabar con esos listados de ventajas y desventajas de vivir en el campo o la ciudad porque hoy en día uno puede vivir en la ciudad y luego apetecerle estar un par de meses en el campo, o al revés. Por otro lado, acabar con esa imagen de inferioridad del mundo rural. Yo vivo en un pueblo muy pequeño y tan pronto estoy en mi huerto como cojo un AVE y me voy a hacer entrevistas, para mí es normal.
Tú dejaste la gran ciudad para irte a la montaña pero, ¿alguna vez te has arrepentido?
No, algún día puntual porque hace mucho frío pero son comentarios. En serio, no me arrepiento, me ha dado más de lo que yo pensaba.
¿Cuáles son las ventajas de vivir en el mundo rural?
Te da una sensación de libertad. Los que hemos crecido vinculados a los pueblos, esa sensación de libertad no nos gusta perderla. Normalmente la sensación de libertad se asocia a la infancia. Muchas infancias suceden en pueblos porque íbamos allí en verano y conservar esa sensación a mí me reconforta.
En Alira pesa mucho la tradición familiar y la responsabilidad de continuismo, ¿crees que esos valores siguen presentes en las nuevas generaciones?
Quizás no con la misma intensidad de antes pero estoy percibiendo ahora como un deseo de volver a preguntar. Ya lo percibí en Palmeras (en la nieve). Había mucha gente cuyos familiares habían vivido la aventura de Palmeras y nunca les habían preguntado y a raíz de Palmeras empezaron a preguntar al tío, al abuelo, al vecino… algo similar veo con lo que escucho en las noticias, el deseo de saber de dónde eran sus abuelos. En la ciudad llega un punto en el que la gente no sabe cómo se llamaban sus bisabuelos. En Alemania ha habido un auge de la genealogía, ese querer saber.
La novela mezcla una trama policíaca con una romántica, ¿cuál te divierte más escribir?
La policíaca ha sido un reto. Había dicho que nunca iba a escribir una trama policíaca, qué cosa, ¿eh? Cuando pensaba cómo articular esta novela pensaba, es que sólo puede ser policíaca. Es una búsqueda personal y dije, muy bien, una doble búsqueda. La policíaca tiene además, siempre, un punto de crítica social, más otra cosa que quería: intriga, un poco de inquietud, incertidumbre, angustia, miedo… eso es lo que le pasa a la protagonista, así que, toma policíaca.
En cuanto a la parte romántica planteas la diferencia de edad en una pareja donde ella es la mayor, ¿está más aceptado?
Se va aceptando con más normalidad que hace un tiempo pero cuesta. Es más normal que la diferencia de edad sea al revés. La mujer de Shakespeare era mayor, la de Macron, la de John Travolta también, leí una vez que dijo que el gran amor de su vida era mayor que él. Me gusta más pensar en personas que en edades, que cada uno se enamore de quien quiera.
Una novela hecha música
Y nos vamos a parar en lo que más nos ha llamado la atención como medio musical. Cada capítulo lleva por título una canción, ¿cómo se te ocurrió la idea?
Estaba con la promoción de mi anterior novela y en un programa de Aragón Radio me hicieron buscar 10 canciones de mi vida y estuve en casa preparando la lista y me dio qué pensar. Como ya estaba pensando en esta nueva novela, dije ‘ya está, si mi pasado es todo música, asocio mi juventud a la música, voy a articular la novela con música’. No podía ser sólo música de la que me gustaba entonces y hacer una playlist de por sí. Tenían que cumplirse varios requisitos. Uno, que me gustaron mucho entonces y me conmovieran por lo que fuera. Dos, que en la actualidad me siguieran conmoviendo. Tres, que tuvieran que ver con la acción que estuviera ocurriendo en el capítulo, que es complicado. Cuatro, que fuera evolucionando igual que la acción de la novela, como si fuera un ecualizador existencial. Y tenía que ir incorporando desde las últimas décadas hasta el presente de modo que hubiera una fusión normal y natural de pasado y presente, de música heavy con música orquestal sinfónica…porque la vida es así, nada es blanco ni negro porque hay muchos grises.
Es una playlist muy variada pero con una gran cantidad de clásicos como David Bowie.
El gran David Bowie, era como... ¿qué elijo de David Bowie?... porque en aquellos tiempos para nosotros David Bowie fue la modernidad hecha carne en nuestro entorno provinciano. Fue una ventana de aire fresco brutal. Cogí una que le iba al capítulo que dice ‘siempre somos principiantes’.
¿Qué recuerdos has revivido recordando esa música?
Sobre todo la adolescencia y la temprana juventud en Monzón que es la población donde fui al instituto. Tiempos de amistad, de los primeros amoríos, de lo que hablabas, de la ilusión con la que te enfrentabas al mundo, de esa invencibilidad que tenías… Lo más chulo de la juventud es esa invencibilidad. Fue una época en la que yo me lo pasé muy bien. Lo asocio a los bares de siempre…
Es una playlist muy rockera, ¿te define?
Sí, lo he sido siempre. Siempre he escuchado música rock y heavy. Ya sé que sorprende pero no es una pose. La playlist es de alguien que ha escuchado esa música porque si no, no llegas a esas canciones.
Cuando tú escuchabas esa música no existía internet, ¿cómo llegabas a esa música en Monzón?
Todos los días del instituto, cuatro años seguidos, a las 8 de la mañana sonaba en la radio, Siempre igual de Los suaves. Todos los del instituto de Monzón de mi época, escuchábamos esa canción y cuando me junto con mis amigos de esa época nos ponemos siempre dos canciones. Una es esa y la otra es Rocinante de Asfalto que para mí es un himno sobre la amistad que perdura con el paso del tiempo aunque no te veas todos los días, una amistad que conserva el afecto a pesar de los años.
Has mencionado dos canciones de música española pero tu playlist es más bien internacional, ¿por qué?
He tenido mucha relación con el mundo anglosajón. Recuerdo cuando escuchaba música para aprender inglés ante de irme a Estados Unidos. De lo nacional he elegido lo que me ha gustado mucho.
Los Suaves, Héroes del Silencio, Dover, Asfalto, Viva Suecia… Estos son los artistas españoles que aparecen. ¿De dónde viene tanto eclecticismo?
Maldito duende fue un pelotazo en los 90, fue como un rock más maduro. Era más mayor y me seguía gustando el rock y surgen los Héroes con unas letras y una energía impresionantes. Esta canción cuando la escuché dije ‘¿quién ha escrito esta letra? Está hablando de mí’. Las estrellas me iluminan y te sientes tan fuerte que nadie te puede parar… en algún momento tienes que tener ese sentimiento para poder seguir adelante, si no te hundes. Una maravilla
Dover me gustó mucho que fueran mujeres rockeras.
Viva Suecia ha sido un descubrimiento gracias a un amigo de la adolescencia. Me decía, ‘mira Luz, tienes que escuchar esto’. Es como que del rock envejecemos y pasamos al indie…no solo eso, al que le guste el rock, la guitarra eléctrica…es lo que tiene. Y tiene unas legras muy especiales y para escribir la novela es verdad que me he tenido que poner al día y he elegido lo que ahora me parece muy potente y Viva Suecia ha sido un descubrimiento.
Hay, además, mucha voz masculina.
Mucha voz masculinas pero es que ese pasado fue masculino. ¿Y qué voces femeninas hay? Más de acá excepto la recuperación de Nina Hagen que va en un capítulo muy cañero.
¿Cuál es la canción que más te ha costado encajar en un capítulo?
Lo resolví con un doblete, la del capítulo en la que se juntan ellos. Por fin se funde el pasado y el presente, hay un momento de conexión brutal. Para mí la canción de amor de mi época, por excelencia, era Purple rain de Prince, ‘nunca te haré daño’, la guitarra, el tono, todo. Si querías un momento romántico en casa de velitas y copita… Purple rain. Buscaba una canción equivalente ahora. Si yo fuese joven ahora, ¿cuál sería esta canción? y descubrí esta. Tuve que poner las dos. Parque de atracciones, de Pasajero, es muy especial porque realmente está diciendo arrástrame, ya no puedo esperarte más, parece que está escrita para esta escena.
¿Y la que veías más clara, la canción que sabías que no podía faltar?
Por supuesto la de Los suaves. También la de Forever Young de Bob Dylan, está al final porque cierra. Es el deseo que hay. Cuando la protagonista comprende que el verdadero envejecimiento como individuo y sociedad no tiene que ver con el paso del tiempo sino con la pérdida de la ilusión, mal. Como ella lo comprende, tenía claro que cerraba esta canción que tiene que ver con conservar ese espíritu.
¿La que has escuchado más veces?
La de Alison Moyet, Invisible, la escuché muchísimo. No es complicada la canción pero ella es una mujer contundente, nadie se acuerda de ella y la canción es una llamada de atención. Creo que se adelantó. ¿Te crees que soy invisible? Me tratas como si no estuviera allí.
Con Palmeras en la nieve, Pablo Alborán se llevó un Premio Goya. ¿A quién verías haciendo el tema central de la peli de esta novela?
La de Viva Suecia. Cuando dice la letra, ‘han caído los imperios y todos se creen que tienen su derecho a decidir y al fin y al cabo nadie sabe dónde ir’. Me parecía muy de los tiempos de ahora.
¿Qué has sentido al escuchar la playlist toda seguida?
Potente, recibí energía. Era como si recuperara energía y eso me gustó muchísimo.
- playlist de luz gabás para 'el latido de la tierra'
Estas son sólo algunas de las canciones que nos propone Luz Gabás pero hay muchas más que acompañan a una historia de esas que se leen con avidez.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...