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Sara Carbonero apoya a Raquel del Rosario tras sincerarse sobre la enfermedad que sufre su hijo
El niño hada
No hay mayor amor que el que siente una madre por sus hijos y aunque los ejemplos se cuentan por millones, quiero detenerme en Raquel del Rosario que ha decidido sincerarse en el blog que tiene en Elle y hablar de la enfermedad que tiene su hijo mayor.
Leo tiene cinco años y Raquel explica que siempre supo que era especial. No empezó a hablar hasta los cuatro años y solía estar ensimismado en su mundo. Les dijeron que en los niños bilingües era habitual que se retrasara el proceso de aprendizaje.
El día que cambió todo
Pero el niño crecía y eran conscientes de que algo pasaba. Finalmente les recomendaron tanto a ella como a Pedro Castro, su marido, ir a un colegio especializado. Allí fue donde finalmente pudieron diagnosticarle TEA (trastorno del espectro autista). “Al contrario de la reacción que ellos esperaban (lágrimas, negación, enfado…), yo sentí una sensación de alivio enorme. No porque alguien le hubiese puesto un nombre a lo que le pasaba a Leo, una ‘etiqueta médica’, sino porque supe que iba a empezar a trabajar con gente especializada y, sobre todo, que iba a relacionarse con niños que veían el mundo de una forma similar a como él lo hacía”, cuenta en su blog.
También cuenta el origen del cariñoso apelativo de ‘el niño hada’ que surgió cuando el pequeño le envió un mensaje por el móvil a su padre y el autocorrector acabó escribiendo esas palabras.
Raquel relata lo complicado que es conseguir que el entorno entienda la situación y le entienda a él. Aunque reconoce que lo más difícil como madre “está siendo el no poder dialogar, razonar o comunicarme con él de la manera que me gustaría”. Eso y “entender que Leo ha venido a hacer las cosas de otra manera, lo cual me produce una pérdida de control absoluta”, reconoce.
Sólo los que pasan por una experiencia así (cada vez son más familias) saben lo que supone lidiar con esta enfermedad. “A veces me siento desbordada, pidiendo perdón a dos de cada tres madres en el parque porque Leo no entiende de turnos, de que los juguetes tienen dueño y las cestas de picnic también. Soportando miradas y comentarios porque simplemente parece un niño maleducado que se frustra y patalea si le dices que no puede hacer algo. Sintiendo penita de esos niños que se le acerca y le dicen: ‘Hola, ¿cómo te llamas? ¿jugamos juntos?’ y Leo a lo suyo, como quien oye llover”, relata.
También aclara la maravillosa relación que Leo tiene con su hermano pequeño Mael. “Y ésta es la historia del niño hada, el niño que ha venido a enseñarnos que el lenguaje del amor no entiende de palabras ni de idiomas, que existen otras formas de ver y percibir el mundo, que a menudo hay que soltar el control de las cosas para dejarlas ser, a su manera, y abrazarlas así, del modo que nos han sido dadas, agradecidos, y solo entonces descubrir el regalo que envuelven. Porque él no me eligió por casualidad”, termina diciendo.
Tremendamente agradecida
Sincerarse sobre algo tan duro y tan personal, no es fácil. Por eso, cuando alguien como Raquel lo hace, las muestras de cariño se multiplican hasta superar cualquier tipo de expectativa.
“Me siento abrumada, no sé qué decir ante esta oleada de cariño.
Qué difícil es a veces abrir el corazón, mostrar nuestra vulnerabilidad, nuestros miedos y vergüenzas. Pero una vez lo hacemos, que liberador es sentir como se produce una sanación.
Llámenme loca, pero creo haber visto un gesto de agradecimiento en la mirada de Leo esta mañana. Además, ha usado por primera vez la palabra ‘outside’ para indicarme que quería salir a jugar”, añadía en redes sociales tras el aluvión que ha recibido de muestras de cariño.
“Qué bonito ha sido leerles, descubrir a tantas familias de niños hada, que mágico es compartir y sentir que no estamos sol@s. Cada individuo es único, especial e irrepetible, y algunos vienen a recordarnos de una forma un tanto peculiar que el mundo necesita cambiar la mirada. Solo el amor es real.
TEA-MO. GRACIAS ❤️ ~•~”, terminaba diciendo en ese espíritu optimista con el que ha asumido la situación.
Sara Carbonero o Kira Miró le mandaban una buena ristra de corazones y aplausos.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...