Mika regresa con nuevo disco y el relato de sus miserias familiares
Secuestro, ruina, enfermedad...
Hay que retroceder a 2007 para recordar el gran momento de Mika. Fue cuando publicó Life in cartoon motion, un disco que le puso en el disparadero gracias a canciones como Grace Kelly. Pero eso del éxito es efímero y parece que el británico de origen libanés desapareció del mapa.
Pero no fue así, aunque en España empezó a tener menos repercusión, en otros países como Italia o Francia pasó a convertirse en juez o coach de programas como Factor X o La voz. Ahora regresa con nuevo álbum, My name is Michael Holbrook. Ha decidido presentarse con su nombre real y es que lo familiar tiene mucho que ver en este regreso cuatro años después de su anterior trabajo.
Parece que a estas canciones se le une una reconciliación con su pasado familiar. “La revelación tuvo lugar hace dos años en un cementerio en Georgia, al sur de los Estados Unidos, ante la tumba de uno de mis antepasados en la que aparecía mi apellido paterno, Penniman, y también sus dos apellidos cristianos, Michael Holbrook. No sabía por dónde empezar, porque me encontraba en plena crisis creativa, en el sentido de que no tenía nada que contar. Entonces, como ocurre siempre en este tipo de situaciones, me dije que tenía que entregarme a lo desconocido. Y para mí lo desconocido es la familia de mi padre. Ver mi nombre en todas esas tumbas me exaltó. Fue bonito conocer esta parte de mi identidad que no había explorado. Sentí la necesidad de defender mis raíces y me puse a escribir: Mi nombre es Michael Holbrook, nací en 1983”, contaba en la edición italiana de Vanity Fair.
Ahí está el origen de su nuevo disco. Y es que si hablamos de cuestiones familiares, en su caso, son complicadas. Con 9 años hizo las maletas para huir de un país en guerra y las cosas no fueron fáciles.
El secuestro de su padre
Uno de las primeras personas con las que tuvo que reconciliarse fue con su padre. No ha dudado en contar su relación con él.
“Tenía siete años y mi padre era asesor financiero. Fue tomado como rehén en Kuwait, en la embajada de Estados Unidos. Regresó siete meses después, completamente cambiado. Primero le llamábamos papá, luego Mike. Ya no podíamos llamarle papá. Los niños ya no reconocíamos a ese hombre delgado con barba que había vivido cosas muy fuertes”, explica. Aunque parece que ahora se ha producido un acercamiento.
De todas formas, tras aquello, las cosas no hicieron más que complicarse, sobre todo en lo económico.
“Sufrimos un colapso económico, perdimos la casa y hasta los acreedores vinieron a llevarse los muebles. Nos mudamos a Londres, donde vivimos en un 'bed and breakfast' durante dos años. Debíamos reconstruir nuestras vidas desde cero. Es en este momento cuando explotan todos mis problemas, sobre todo la dislexia, después una maestra violenta y la expulsión del colegio”, relata sobre las duras circunstancias de aquellos tiempos.
El proyecto de su madre
También ha hablado de la relación con su madre que fue la que en aquellos momentos le dijo que tenía que trabajar o acabaría siendo un fracaso lo que supondría acabar en la cárcel. Así de duro. “No sé por qué lo dijo, hoy puede parecer una frase divertida, pero se convirtió en la obsesión de mi vida”, aseguraba.
“El espantapájaros del fracaso comenzó a perseguirme desde niño. Mi madre me metió en clases de canto, cuatro horas de ejercicio al día. No quería que fuera una estrella del pop. Quería que tuviera éxito, lo que para ella significa cultivar un talento creativo, encontrar satisfacción en la expresión artística, que es como un super poder que nadie puede quitarte y que te da verdadera libertad”, continuaba relatando.
Una absorción materna que acabó dificultando aún más su relación paterna. “Esto me acabó alejando más aún de mi padre, porque me había convertido en el proyecto de mi madre”, confesaba.
Ella reconoció su talento y él asumió la responsabilidad y empezaron a viajar por Europa, incluso durmiendo en el coche cuando era necesario, para encontrar una oportunidad.
Una hermana con problemas
Mika tiene dos hermanas, una de ellas, Paloma, quería ser actriz pero no tuvo muchas oportunidades porque nació con una semi parálisis en el lado izquierdo del cuerpo. “Para ella soy un gran orgullo, pero también un motivo de tristeza”, admitía.
Junto a ella ha vivido momentos muy duros. Un día le llamaron por ser el familiar más cercano para decirle que tenía que despedirse de ella porque no sobreviviría a una caída desde un cuarto piso.
Finalmente todo salió bien y pese a las heridas sufridas en la caída, salió adelante. Ahora ha compuesto una canción inspirada en ese momento en la que cantan su hermana y su madre.
Cuando estaba con este proceso recibió una llamada que le avisó de la grave enfermedad de su progenitora, otra señal que sirvió para propiciar este acercamiento familiar y, sobre todo, esta reconciliación familiar.
Un nuevo Mika
Al parecer, ser Mika era una gran responsabilidad y un proyecto con el que no estaba del todo contento por cuál había sido su origen.
“Comencé con la idea de que el personaje de Mika, mi música, me había sido arrebatada contra mi voluntad. Entonces me di cuenta de que eso no era cierto, que no todo era una construcción de mi madre. Lo quería. He hecho las paces con los últimos 12 años. La única forma en la que sé vivir y expresarme es creando música, escribiendo, tocando. Sin esto no existo”, confesaba.
Ahora tiene un nuevo punto de partida y, sin duda, este disco va a ser el más personal del cantante.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...