Especial
‘19 días y 500 noches’: 23 años de la obra maestra de Joaquín Sabina
Catalogado como un antes y un después en la carrera de Sabina, el propio artista considera este disco como el más importante de su vida
En 1999, Joaquín Sabina ya era familiar en LOS40. De hecho, 19 días y 500 noches se convirtió en el cuarto nº 1 que el artista conseguía en la lista. Los tres anteriores fueron Ruido, Contigo e Y sin embargo.
El 11 de Septiembre de 1999, poco después de su estreno, 19 días y 500 noches debutó en la lista de LOS40 (en el puesto nº 17). Cinco semanas después, el 16 de Octubre, ya era nº 1. En total, el tema permaneció ocho semanas consecutivas. 19 días y 500 noches tampoco fue el último nº 1 de Joaquín Sabina en Los40. Hubo otros tres más, aunque bien es cierto que dos de ellos eran versiones en directo (del álbum Nos sobran los motivos) de canciones que ya habían sido nº 1 en sus ediciones de estudio: Y sin embargo, Ruido.
19 días y 500 noches es la carta de presentación del undécimo álbum de Joaquín Sabina, llamado igual que el single, y publicado el 6 de septiembre de 1999. En los veinte años anteriores, había publicado diez discos de estudio en solitario que sumaban importantes ventas y habían aportado un enorme prestigio. No obstante, 19 días y 500 noches supuso un antes y un después en la trayectoria del cantautor de Úbeda.
Fue el trabajo con el que el artista jienense cerró el siglo XX y llegó después de un periodo complicado que estuvo marcado, entre otras cosas, por las tensiones, desplantes y desavenencias que tuvo con Fito Páez durante la gestación del álbum Enemigos íntimos (1998). Además, Sabina tampoco atravesaba un buen momento personal provocado por una ruptura amorosa por una vida de excesos en los que el artista reconoce abiertamente su consumo desmesurado de alcohol y cocaína.
Joaquín Sabina, después de su experiencia frustrante con Fito Páez, quería hacer algo completamente distinto: necesitaba dar un giro a su carrera. Se encerró a escribir canciones en solitario, sin su equipo habitual. Posteriormente, trabajó con Alejo Stivel, productor de éxito en aquellos años, que consiguió sacarle de su zona de confort y entendió a la perfección sus canciones.
El proceso de creación de 19 días y 500 noches lo explicaba así Sabina en el libro de la Edición Especial de "19 días y 500 noches" (2011): "Para escapar del diluvio (sobre mojado) me retiré al desierto con san Antonio Oliver (dulce compañía) durante 19 días y 500 noches. Allí, sin teléfono, con provisiones, güisqui, intranquilizantes, más los impagables y exquisitos cuidados de la señorita María Ignacia, conseguimos terminar este puñado de canciones".
"Cuando grabé el disco estaba pasando por un momento de cambio en mi vida, tuve cambio de mujer, cambio de hábitos, abandoné aquellos hábitos no recomendables para la juventud y dejé los bares y la noche y así empecé a aprender a envejecer sin dignidad", dijo el artista en La Sexta Noche.
Joaquín y Alejo se repartieron el trabajo en sesiones diurnas y nocturnas: Stivel trabajaba sobre todo de día y Sabina siempre de noche junto a su íntimo amigo Antonio Oliver, quien estuvo presente en todo momento durante la grabación que duró siete meses (entre diciembre de 1998 y Junio de 1999). El resultado fue el disco más largo, profundo y autobiográfico de los realizados por Sabina hasta ese momento: "19 días y 500 noches".
Sabina se plantó en el estudio con más de veinte canciones. Su intención era publicar un álbum doble pero desde la discográfica consiguieron convencerle de que abandonara su idea por los altos costes que supondría su lanzamiento, sobre todo en Sudamérica. En "19 días y 500 noches" llama la atención la voz de Sabina, más rota y rasgada que en trabajos anteriores. Él mismo cuenta: "Para el disco 19 días y 500 noches decidí pedirle a los técnicos que no me maquillaran la voz, y por primera vez pude grabar con mi voz ronca y afónica, que es más real". Aunque recibió críticas, se defendió diciendo que esa era su verdadera voz.
19 días y 500 noches fue el primer single. Su historia es curiosa, ya que en un principio no estaba previsto que formara parte del álbum. Al parecer, Sabina estaba componiendo por encargo una rumba para un grupo andaluz, Siempre Así, y se dio cuenta de que cada vez le iba gustando más. Así que llamó a su jefe y le dijo: "Lo siento, es para mí".
Joaquín Sabina explica así cómo surgió 19 días y 500 noches: "Mis canciones siempre arrancan de un verso. En el caso de '19 días y 500 noches' es uno que suele pasar desapercibido, pero que es el más cruel de la canción: 'No pido perdón, para qué, si me va a perdonar porque ya no le importa'. Acababan de dejarme y me dije: '¡Tendré que vengarme de ella de alguna manera, tendré que hacerle una canción que la persiga toda la vida!'. Y así surgió el tema. Ahora, la hija de puta anda diciendo por ahí que le hice una canción muy bonita. ¿No te jode?"
Según cuenta el libro 19 días y 500 noches. Sabina fin de siglo de Juan Puchades, la canción que da título al disco “fue una venganza”, puro bombón envenenado para que "la mujer que le había abandonado se sintiera mal". Lo explica el propio Joaquín: “Sí, sí, así es. Si oyes la mayoría de los tangos, y, desde luego, a José Alfredo Jiménez, ves que todas las canciones de amor son mentira. Las buenas son todas de desamor, canciones que escribe un tipo para que le golpeen a la cabrona que se ha ido y lo ha dejado solo", ríe.
En el libro de Puchades, se aclara que ese “río” de versos, ese “torrente desbordado”, se dedica a desmenuzar los diecinueve días y quinientas noches que le costó olvidarse de Cristina Zubillaga. La modelo mallorquina, es la mujer de la que Sabina quedó tan prendado que incluso se la llevó a Cuba y le acompañó a una reunión de madrugada con Fidel Castro. Se cuenta que el mandatario cubano bromeó con el cantante sobre cómo conseguir el número de teléfono de su pareja.
Cuentan los mentideros que era siempre Joaquín Sabina el que acostumbraba a dejar a sus parejas. Sin embargo, en una de las estrofas de 19 días y 500 noches confiesa que esta vez no fue así: “Tenían razón mis amantes en eso de que antes el malo era yo. Con una excepción… esta vez yo quería quererla querer, y ella no”.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop