Adele ha perdido 19 kilos tras su divorcio...y hay una explicación

Desde que hace unos días Adele se dejó ver en el cumpleaños de Drake, no se ha dejado de hablar de ella. Y no porque vaya a sacar nuevo disco (que esperemos que sí), sino porque lucía con un aspecto muy diferente al del año pasado.

2019 no ha sido fácil para ella. En abril se difundía la noticia de su divorcio con Simon Konecki, su marido durante 8 años y el padre de su hijo Angelo, de 7 años. Y ya se sabe que una ruptura de este tipo nunca es fácil.

Desde entonces, la cantante se ha dejado ver más. Se ha pasado por varias fiestas que luego han dado la vuelta al mundo a través de las redes sociales. Parece que su vida ha dado un vuelco en más de un sentido.

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Pero, su nuevo aspecto físico, con 19 kilos menos, no se debe sólo al estrés que supone pasar por un divorcio. Según ha revelado The sun, es fruto de un esfuerzo continuado con dos entrenadores personales. “Antes solía llorar, ahora sudo”, escribía junto a su última foto publicada en Instagram.

Pero no es que se haya apuntado al gimnasio como muchos otros mortales. No, ella era más de seguir en secreto los vídeos de ejercicios de alta intensidad del entrenador personal Joe Wicks.

Y no sólo los suyos, también los de Dalton Wong, otro preparador que ha trabajado con muchos actores y actrices, entre ellos, su amiga Jennifer Lawrence.

Lejos de airear a los cuatros vientos que estaba poniéndose en manos de estos profesionales, Adele, se lo ha estado guardando para ella. “No es del tipo de las que hace ejercicio frente a los demás. Sigue regímenes y planes en casa, usando sus vídeos y tutoriales”, expresaba una fuente a este diario.

Parece que se lo ha tomado en serio porque los resultados son obvios. “El progreso que ha logrado en los últimos seis meses está claro, todos lo pueden ver”, añadía la misma fuente.

Ahora solo falta que luzca ese cuerpazo en sus próximos videoclips que esperemos que no se hagan esperar. El suyo podría ser uno de esos discos bombazo que llegan para Navidad sin anunciar. ¿No sería una bonita sorpresa?