Éstas son las bicis eléctricas de Harley Davidson

Llegarán en 2020

Uno esperaría que la bici eléctrica más esperada fuera producto de alguna empresa emergente con su correspondiente crowd-funding para desarrollar el producto; pocos imaginarían que Harley-Davidson, el prestigioso fabricante de motos, tiene proyectado el lanzamiento de una bici eléctrica para 2020.

Entre los proyectos eléctricos de Harley-Davidson también encontramos motocicletas (de las que sólo tenemos fotografía y ninguna noticia acerca de su posible producción) pero son las bicicletas las que han sido presentadas este mismo año en Milan, en su feria correspondiente y las que hoy nos ha mostrado la compañía en fotografías la mar de atractivas.

Los prototipos que hoy muestra Harley Davidson entrarían en producción en 2020; el producto actualmente está bajo un estudio interno de evaluación de oportunidades de mercado y finalizando con los detalles del que será su diseño final.

Parece que hay tres modelos diferente de bicicleta que podrían ser objetivo para tres carteras diferentes; todas ellas funcionan con una batería alojada en el chasis y todas ellas tienen un look ‘premium’ que nos hace difícil concebir su precio por debajo de los 1000 euros.

Sin embago, y pese a que Harley-Davidson ha tenido el detalle de enseñarlas de forma pública, la compañía no ha facilitado información de interés como el tamaño de la batería o la categoría de e-bike a la que podrían pertenecer.

Recordemos que Harley Davidson no es la única compañía motora saltando en plancha a la piscina de las bicis eléctricas. General Motors ya ha empezado a vender su propia línea de e-bikes en Europa, en Alemania y Holanda para ser precisos. La bici, que tiene un diseño muy diferente al de Harley, tiene una autonomía de 64 kilómetros y un tiempo de carga de 3 horas y media. un precio de salida de 3200 dólares (modelo Ariv Meld), llegando a los 3800 por el modelo plegable (Ariv Merge).

Para 2023, se espera que las ventas globales de e-bikes lleguen a los 40 millones de unidades, otro signo inequívoco de que el futuro de nuestra civilización tiene que dejar los motoros de gasolina y diésel atrás.

Habrá que ir ahorrando, aunque sólo sea con el objetivo de cuidar el planeta el tiempo que estemos pisándolo.