Elvis Presley, la caída en desgracia del Rey del Rock a través del cine
Una historia de triunfo y penurias que concluyó con una muerte absurda a los 42 años
Elvis Presley, el Rey del Rock and Roll, cumpliría hoy 85 años. Estrella, mito, icono popular, ángel caído. Su vida tuvo tantas luces como sombras. Igual que la tragedia anunciada de Marilyn Monroe o la de Montgomery Clift. Hay quien prefiere recordar a aquel iluminado tocado por la gracia de Dios que firmó temas como Jailhouse Rock y Blue Moon. Otros, sin embargo, siguen obsesionados con su muerte, y todavía continúan los conspiranoicos que afirman que aún vive (o vivió) escondido en algún recóndito lugar del planeta y que su desaparición fue solo un montaje.
No hay duda de que a pesar de su turbulenta vida y caída en desgracia, Elvis fue una de las grandes estrellas de la música de mediados de siglo. Al igual que hizo Frank Sinatra, aprovechó su tirón popular para hacer pequeños pinitos en el cine. No tardó en aparecer en películas como Ámame tiernamente, su primera intervención como actor, un western musical de 1956 que inspiraba su título en la mítica Love Me Tender, que había vendido millones de copias.
Fox pensó que era buena idea publicitar así esta mediocre historia en la que dos hombres se enamoran de la misma mujer tras la Guerra de Secesión norteamericana. Una cinta olvidable rodada en blanco y negro en la que la única banda sonora son canciones de El Rey.
Cine de baja calidad
En 1957 Presley se pasó a Paramount con Amándote, una pseudo road movie en la que el cantarín dependiente de una gasolinera es descubierto por un publicista y se convierte en una estrella del country. Esta es la obra que precede a la única salvable dentro de la filmografía del monarca de la música: El rock de la cárcel, que se lanzó simultáneamente con el tema Jailhouse Rock, uno de los más populares del artista.
Tras pasar un tiempo enlistado en las filas del Ejército norteamericano y tras su vuelta reconvertido en sargento, firmó dos dramas con el objetivo de salir del encasillamiento cinematográfico de los musicales bobos sin complejidades argumentales en los que había trabajado previamente. Estrella de fuego fue un fracaso, a pesar de estar dirigida por Don Siegel y ser una de las pocas películas salvables de la filmografía del músico, al igual que El indómito, rodadas en 1960 y 1961, respectivmente.
Visto que su faceta dramática no iba a tener éxito, Elvis Presley continuó decayendo en Hollywood con comedias extremadamente mediocres y de bajo presupuesto: Amor en Hawái, Chicas!, Chicas!, Chicas!, A lo loco y Paraíso hawaiano han pasado a los anales de la historia como algunas de las peores cints de su década. Lo peor de todo es que sus temas musicales más populares de entonces provinieron de las películas en las que aparecía, por lo que el Rey estaba en el momento más bajo de su carrera.
El Rey en el cine
El Rey del rock fue llevado al cine en numerosas ocasiones. La más famosa, aquella dirigida por John Carpenter protagonizada por Kurt Russell, quien recibió un Emmy por su magistral mimetización con el artista. Michael Shannon también se metió en la piel del artista en la película Elvis & Nixon, con Kevin Spacey interpretando al expresidente estadounidense, y que narra el encuentro entre ambas personalidades.
También Elvis: El comienzo, con Jonathan Rhys-Meyers de protagonista, obtuvo numerosos y nominaciones en los Emmy y Globos de Oro, y explicaba el ascenso de la estrella del rock al olimpo de la música en los años 50 y 60.
Un retorno fugaz
En 1968 hizo una estelar reaparición en televisión bajo la NBC en uno de los programas más vistos de aquella época y que fue precedente del album From Elvis in Memphis y de la mítica reunión de Presley con Richard Nixon en la Casa Blanca, en la que afirmó su compromiso patriótico y su rechazo a la cultura hippie. Toda esta visiblidad no fue suficiente para relanzar su carrera: Elvis ya estaba tocado de muerte.
Las cosas no hicieron más que empeorar: adicción a las drogas, una vida íntima turbulenta, fracaso tras fracaso en las listas musicales y una visible imagen deteriorada que poco (o nada) tenía que ver con aquel joven atractivo de los cincuenta. Presley se convirtió en un esperpento que no podía terminar siquiera sus conciertos. Un colaborador lo encontró un día tirado en una silla, sin apenas moverse, y le preguntó que por qué no lo dejaba y se tomaba un año sabático. "Estaré bien", dijo, dándole una palmada en la espalda.
Su adicción a los medicamentos lo llevó al hospital y, finalmente, a la muerte. Su esposa Ginger lo encontró una noche tirado sobre su propio vómito en el baño, con los pantalones por los tobillos, tras sufrir un infarto mientras leía en la taza del váter Sex and the Physics, un libreto que incluía imágenes eróticas mezcladas con los signos del zodiaco. Un grotesco chiste del destino.