Especial
Elísabet Benavent aprovecha la cuarentena para descubrir nuevas facetas artísticas
Que no tienen que ver con escribir best sellers
Elísabet Benavent es una de las que están en la lista de autores que han tenido que cancelar su gira de firmas de libros por el estado de alarma. Como el resto de ciudadanos y ciudadanas, está encerrada en casa. Y, como está ocurriendo con muchos artistas, está dando rienda suelta a su creatividad que, en su caso, no se ha centrado en seguir escribiendo bestseller.
Acaba de publicar Un cuento perfecto, está a punto de estrenar la serie basada en su saga de Valeria y en esta cuarentena ha descubierto una nueva manera de expresarse: la pintura.
“No llenaré una galería de críticos entusiasmados con la técnica y la fiereza de mi pincelada, pero he terminado mi primer ‘cuadro’ en un día, tal ha sido la pasión. Que el encierro no nos arrugue. Quizá, como decía ayer, sea la oportunidad de hacernos un poquito más libres”, compartía en redes junto al resultado de su nueva pasión.
Pese a haber descubierto una nueva faceta artística para desarrollar, en este encierro no está pasando por su momento más optimista. “No voy a caer en la trampa del postureo positivista. Prefiero seguir siendo honesta y yo misma y admitir que hoy no tengo precisamente un buen día. Estoy agobiada por estar agobiada tan pronto. Cuarto día de reclusión en casa y ya estoy así... pues vaya, Elisabet, menuda paciencia tienes”, confesaba.
“Ayer lloré mucho en la terraza, aplaudiendo por todas las personas que están haciendo que el país siga girando (personal sanitario, fuerzas del Estado, trabajadores de supermercados, farmacéuticos, personal de fábricas de alimentos y bienes de primera necesidad...) y esta mañana me ha dado por llorar de pura frustración de no poder hacer nada. Bueno, nada no: quedarme en casa”, añadía sobre el homenaje que todo un país ha rendido a los que están al pie del cañón fuera de sus casas.
“No voy a entrar en la lista mental de cosas que me agobian porque cuando he intentado ordenarla para ponerle nombre y, como en los exorcismos, quitarle poder, he perdido la cuenta en el motivo número doce. En lo que sí que voy a entrar es en que tampoco pasa nada si nos permitimos estar regulinchi un día. Somos humanos. Nos rompemos de vez en cuando. Nos cuesta, en ocasiones, remontar las tortas que la realidad le da a nuestros planes con la mano abierta. Y no pasa nada. Es un proceso de aprendizaje. Es un derecho y una necesidad: las lágrimas descargan cosas que incluso no sabemos que llevamos a cuestas. Así que, si te apetece llorar, pues llora un poco, que tampoco pasa nada”, reflexionaba.
Eso sí, nos recuerda que no debemos salir de casa salvo para lo verdaderamente esencias, “es nuestra responsabilidad, no se nos ha pedido tanto”.
Y como la cabra tira al monte, ha querido animarse un poco a través de los libros: “Como me quedo con mal cuerpo por dejar este post con un tono quizá poco positivo, os cuento que ahora, más que nunca, confío mi tiempo (y la desesperación) en el poder mágico de los libros, capaces de llevarnos muy lejos desde el sofá de nuestra casa”.
Y junto a los libros, la música, y ella ha encontrado su mensaje en una canción: “Podremos con ello, familia. Como cantaba el Dúo Dinámico: “Resistiré, erguido frente a todo.
Me volveré de hierro para endurecer la piel. Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte,
soy como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie.” 💪🏻”.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...