Especial
Tippi Hedren, la actriz fetiche de Hitchcock que vive con 13 tigres y leones y tuvo 60 gatos
Dakota Johnson, hija de Melanie Griffith y nieta de Hedren, ha confesado que su abuela continúa viviendo rodeada de felinos
Tippi Hedren quizás no sea muy conocida por las nuevas generaciones cinéfilas, pero quienes sepan un poco de la trayectoria de Alfred Hitchcock la recordarán por ser la protagonista fetiche del cineasta en Los Pájaros y Marnie, la ladrona. Hedren es, además, madre de Melanie Griffith y abuela de Dakota Johnson. Forman parte de una auténtica estirpe de actrices con mucho talento.
Pero Hedren, aparte de a la interpretación, ha dedicado gran parte de su vida a otra faceta menos conocida: la conservación y cuidado de especies protegidas. Entre ellas los leones y los tigres, de los que vive rodeada desde hace décadas. ¿Pero de dónde sacó esa obsesión?
Todo comenzó durante el rodaje de la película Satan's Harvest en 1970, una cinta de acción sudafricana sobre un hombre que hereda una plantación de heroína y marihuana en África. La película fue coprotagonizada por George Montgomery y Tippi Hedren, y como se rodó en Sudáfrica, la actriz y su marido, Noel Marshall, se enamoraron de los parajes africanos y de la fauna local.
La pareja quedó tan prendada de los animales que decidió rodar una película centrada en la relación entre los tigres y leones y los seres humanos. El resultado fue Roar, conocida en España como El gran rugido, y fue protagonizada por Hedren, Marshall y sus hijos, entre los que estaba Melanie Griffith (que luego se convertiría en una superestrella de Hollywood) y tras rodarse durante más de cinco años.
Pero grabar El gran rugido supuso un auténtico reto para la familia. La idea original de Hedren y Marshall era meter hasta 30 leones y tigres en su finca, pero como los animales adultos eran muy violentos y tendían a luchar entre sí, tuvieron que criarlos desde pequeños para evitar tendencias salvajes.
Para acostumbrarse a este cambio de vida, antes de rodar la película un amigo que se dedicaba al entrenamiento de animales para cine les cedió temporalmente un tigre, Neil, con el objetivo de que conviviera con ellos en casa, durmiera en su cama y juegueteara tranquilamente con los pequeños. Era una primera toma de contacto.
Especialmente famosas se hicieron aquellas imágenes que tomó el fotógrafo de la revista Life Michael Rougier en 1971 de la peculiar experiencia de convivencia felino-humana: un tigre saliendo por la ventana mientras Hedren conversa tranquilamente por teléfono; un león mordiéndole la pierna a la actriz mientras sale de la piscina o un gigantesco Simba poniéndole una pata en la cabeza a una Melanie Griffith niña. Años después Hedren dijo que meter a estos animales en su casa, con sus hijos, fue un disparate, y que por eso se los llevó a la reserva de Shambala, en el desierto de Mojave (California), donde actualmente conviven.
Tras pasar más de diez años cuidando de los animales consiguieron rodar El gran rugido. La película fue un fracaso, pero selló la relación entre los tigres, los leones y Hedren, que desde entonces vive rodeada de ellos. Aunque la historia tras la película fue un poco más oscura: más de 70 miembros del equipo de rodaje sufrieron heridas y el propio Marshall tuvo una gangrena provocada por los mordiscos de los animales. Por eso se ganó el calificativo de "la película más peligrosa jamás rodada".
Precisamente ha sido Dakota Johnson, su nieta, reputada actriz de 50 Sombras de Grey y Suspiria, quien ha confesado que Hedren, que actualmente tiene 90 años, aún posee a varios de estos animales. "Tiene 13 o 14 leones [...] En su momento llegó a tener hasta 60 gatos", explica la actriz en El Show de Graham Norton.
De hecho, mientras conversan sobre el tema, Graham Norton enseñó algunas de las instantáneas tomadas por Michael Rougier, entre ellas una foto en la que un león muerde a Tippi Hedren ("no perdió la pierna", bromea Johnson) y el tigre que aparece por la ventana mientras habla por teléfono, un clásico de la cultura popular.
A sus 90 años, Hedren sigue en plena forma, confinada junto a sus peludos animales.