Matrix es una película LGTBI, anticapitalista y transgénero según Lilly Wachowski
Su hermana Lana está dirigiendo 'Matrix 4'
Si coger a alguien y le dices que Matrix nació como respuesta a la opresión al colectivo LGTBI y para luchar contra un "capitalismo opresor", probablemente te mire con algo de extrañeza. Quizás así se han quedado muchos fans de la franquicia tras escuchar las palabras de Lilly Wachowski, creadora –junto a su hermana Lana– de este exitoso universo de ciencia ficción.
En una entrevista con The Hollywood Reporter para conmemorar la semana LGTBI, la directora no se ha andado con medias tintas. Tras el cambio de sexo que hicieron ella y su hermano Larry Wachowski (ahora transformados en Lilly y Lana), ya no deben quedarle pelos en la lengua para expresarse con total libertad sobre lo que piensa.
Lilly –su nombre anterior era Andy– confiesa cuál fue el origen verdadero de Matrix: "Nació del enfado y la rabia, y es rabia hacia el capitalismo y el corporativismo estructurado y otras formas de opresión", confiesa. "Fue la rabia que me mantenía en mi propia opresión, que con la que yo misma me forzaba a mantenerme dentro del armario".
El análisis del subtexto de la trama de Matrix puede arrojar algo de verdad sobre esta cuestión. Según su creadora, tiene un gran espectro de contenido de género y sobre la experiencia de la transexualidad. Numerosos vídeos en YouTube exponen estas supuestas teorías de género, que están ocultas durante toda la trama.
Actualmente ella y su hermana preparan Matrix 4, aunque Lilly Wachowski confiesa estar cada vez más hastiada de Hollywood y ha dejado la dirección. Tras el fracaso de Speed Racer y El atlas de las nubes decidió apartarse temporalmente de la fábrica de sueños, dejando que esa tarea recayera en su hermana Lana, quien será la responsable de dirigir la nueva entrega de Matrix con parte del reparto original, entre ellos Keanu Reeves (Neo) y Carrie Anne-Moss (Trinity)
"Estoy resentida con la industria porque creo que he tirado mucho tiempo personal a la basura", explica la cineasta. "Dirigir películas implica adentrarse en una máquina del tiempo en la que te zarandean y de la que sales un año y medio después".