Lo importante que es que ‘Veneno’ estrene su capítulo 2 en pleno Orgullo

"Ojalá más capítulos de Veneno pronto. Ojalá más Venenos en televisión"

El segundo capítulo de 'Veneno' cuenta la infancia y la adolescencia de este icono trans / Atresmedia

Veneno está condenada o bendecida, según se mire, a ser una serie fuera de lo normal. Las circunstancias han hecho que su emisión quede sujeta al devenir de los acontecimientos, convirtiéndola en una serie evento. El primer capítulo se estrenó el 29 de marzo, en plena pandemia, porque Atresmedia quiso, además de cumplir con la cita prometida, sacar pecho. Sabían que estaban haciendo algo grande y había mucho hype. Afortunadamente, ese primer capítulo no decepcionó y cumplió con todas las expectativas.

Han pasado tres meses y Los Javis todavía no tienen terminada la primera temporada. Cosas del COVID-19. Sin embargo, no han querido faltar a una cita clave para el colectivo LGTBI+. Con motivo del Orgullo, Veneno hará su particular pregón con un segundo capítulo que aborda ampliamente la infancia y la adolescencia de Cristina La Veneno. Este viaje a sus primeros recuerdos, los últimos como Joselito, es un viaje emocional con el que muchos se pueden sentir identificados y otros tantos sentarse en el sofá simplemente para disfrutar de una buena historia que no llega a la hora.

Los orígenes de 'La Veneno'

Como decía, no es casualidad que Veneno saque su segundo capítulo en pleno Orgullo. La historia que se cuenta en esta entrega coge todavía más significado en estas fechas y el mensaje que deja al final es tan importante que, aunque algunos lo puedan tachar de oportunistas, es necesario y acertadísimo que se vea precisamente ahora.

Gulle Márquez interpreta a Joselito en el capítulo 2 de 'Veneno' / Atresmedia

Es imposible que el capítulo 2 de Veneno no te remueva por dentro. Los Javis, que vienen resabiados de Paquita Salas, saben cómo hacer que te pongas en el pellejo de sus personajes, y que vivas todas sus emociones, anteponiendo sobre todo la risa y la emoción. Saben cómo traspasar la pantalla y hacer que el espectador, uno que conocen muy bien y para el que va dirigida esta serie, disfrute y se suba a una montaña rusa de emociones.

En este segundo capítulo conocemos a La Veneno antes de ser La Veneno. Conocemos a Joselito, un niño de pueblo que vive con una familia numerosa bajo el yugo de una madre bastante tirana. Le llaman maricón cuando va por la calle, le miran de reojo, le critican a sus espaldas, pero como dice Alaksa en su canción, a él le "importa un bledo” todo. Ni los desprecios de la gente ni los tortazos de su madre le quitan esa chispa que tiene y, con el descaro por bandera, va poco a poco conociéndose, conociendo a la mujer que realmente es.

Un viaje al pasado (y al presente) de muchos

En ese viaje vemos cómo ese pequeño Joselito se convierte en un adolescente rebelde que disfruta del escándalo, marcando los retazos de la personalidad de esa Veneno más adulta que tan bien se nos presentó en el capítulo piloto. En ese Joselito teen vemos claramente esa parte explosiva de Veneno. Ya empieza a decir aquella frase tan maravillosa suya, "¡Digo!", y busca en el exceso un poco de atención. Esa fuerza que vemos en Joselito y su hacer, digan lo que digan, resulta motivadora y lanza un importante mensaje a todos esos adolescentes que han pasado o están pasando por un cambio o están en proceso de cambio, sobre todo si como Veneno, también crecieron en un entorno convulso y cruel.

Marcos Sotkovszki es Joselito de adolescente / Atresmedia

Ese viaje al pasado de Veneno, con los ataques homófobos, el contrapunto con Manolito, su amigo de la infancia (que se queda atrapado en el pueblo), la lucha por ser quién es realmente y cómo consigue la libertad para serlo deja un mensaje tan bonito y esperanzador que ojalá Veneno se viera en Antena 3 en horario de máxima audiencia para normalizar y dar visibilidad a este tipo de historias. Ojalá más capítulos de Veneno pronto. Ojalá más series como Veneno en televisión.

Adriano Moreno

Periodista de LOS40 y escritor. Me gustaría vivir...