Especial
Ennio Morricone: las bandas sonoras que lo convirtieron en una leyenda
Una selección de los mejores trabajos del genio italiano, que ha fallecido a los 91 años
Ennio Morricone ha fallecido a los 91 años, dejando a sus espaldas un legado de obras maestras inigualable que marcó tanto géneros cinematográficos como generaciones de cinéfilos completas. Por ejemplo, aquel silbido de El bueno, el feo y el malo, obra cumbre de Sergio Leone, o las notas que acompañaron Cinema Paradiso, la carta de amor al cine de Giuseppe Tornatore.
Enumerar las casi 500 partituras que firmó en sus sesenta años de trayectoria es una tarea inabarcable. Por eso hemos preparado esta selección de sus composiciones más famosas, aquellas que lo transformaron en una leyenda del cine.
Por un puñado de dólares (1964)
Primera parte de la conocida como Trilogía del Dólar de Sergio Leone, quien llamó exclusivamente a su amigo Morricone para que compusiera la banda sonora. En cierto sentido Por un puñado de dólares fue fundadora de este subgénero eminentemente italiano, aunque tuvo de precedente la Veracruz de Robert Aldrich. Estuvo protagonizada por Clint Eastwood, fetiche de Leone y paradigma del estereotipo del hombre de rostro impenetrable –aunque atractivo– que caracterizó a los protagonistas del spaghetti. Por un puñado de dólares se inspiró en una de las obras maestras de Akira Kurosawa, Yojimbo. Morricone reinventó aquel universo de samuráis desviados yenfrentados en un poblacho conquistado por malhechores y trasladó ese espíritu decadente al Oeste americano, todo con una partitura magistral que, para muchos, es de sus mejores trabajos.
La muerte tenía un precio (1965)
Un año después de Por un puñado de dólares Leone nos trajo su secuela, La muerte tenía un precio, donde la historia de aquel fantasmal jinete solitario encarnado por Eastwood continuaba sus aventuras por los vastos y hostiles parajes del desierto americano. A esta película se unía Lee Van Cleef, que posteriormente sería "el malo" de El bueno, el feo y el malo. Morricone combinó en la banda sonora pinceladas de nana de cuna que posteriormente estallaban en una balada épica, transformando esta peculiar sinfonía en una de sus más reconocidas de su trayectoria profesional.
El bueno, el feo y el malo (1966)
Es, con toda seguridad, la película más famosa del tándem formado por Leone y Morricone. La Trilogía del Dólar culminaba con este explosivo encuentro entre malhechores, soldados de mala fortuna y antihéroes, todo ello enmarcado en el contexto de la Guerra de Secesión. Su banda sonora, con aquel característico silbido tirolés que entremezclaba coros y gritos, se convirtió en uno de los leit motiv más tarareados de la historia del cine. Su brillante desenlace grabado en Burgos, con un épico duelo a tres entre el bueno (Clint Eastwood), el feo (Eli Wallach) y el malo (Lee Van Cleef), continúa siendo uno de los momentos más elevados del género.
Hasta que llegó su hora (1968)
Parecía que tras la Trilogía del Dólar Sergio Leone no sería capaz de superarse a sí mismo. Todos se equivocaron. Hasta que llegó su hora, aunque comparta rasgos genéricos y temáticos con el spaghetti western, está más cerca del western crepuscular del John Ford tardío que de Por un puñado de dólares. Aquí Morricone desplegó todo su talento asociando con brillantez un tema musical a cada personaje. Solo hace falta escuchar las composiciones asociadas a Harmónica (Charles Bronson), Gill (Claudia Cardinale) y Frank (Henry Fonda) para comprender por qué esta película es una auténtica obra maestra.
Cinema Paradiso (1988)
Para muchos una carta de amor al cine; para otros, un melodrama algo tramposo que apela a la nostalgia para conmover. Más allá de si el trabajo de Giuseppe Tornatore, su director, era más o menos certero, la banda sonora de Ennio Morricone fue la principal causante de los mares de lágrimas que provocó en su momento Cinema Paradiso.
La Misión (1986)
Drama de aventuras contextualizado en los preciosos paisajes de la selva amazónica y en la cataratas de Iguazú. Un entorno natural que le sirvió al director Roland Joffé para crear uno de los dramas históricos sobre la América colonial y la evangelización más hermosos de la historia del cine. La banda sonora de Morricone hizo que un buen trabajo se convirtiese en una experiencia sobrenatural. Protagonizada por Robert De Niro y Jeremy Irons.
Los intocables de Eliot Ness (1987)
Una de las cumbres del neo-noir y de la carrera de Brian De Palma: Los intocables de Eliot Ness le supuso a Morricone una nominación al premio Óscar, que firmó una de sus composiciones más evocadoras y reconocidas en su etapa en Estados Unidos, insuflándole vida a este thriller protagonizado por Sean Connery, Kevin Costner y Robert De Niro.
Los odiosos ocho (2015)
Aunque no ha pasado como una de sus composiciones más famosas, es un trabajo igualmente brillante que le llevó a Morricone a ganar su único premio Óscar por una banda sonora. Se alió con Quentin Tarantino para firmar este homenaje al spaghetti western protagonizado por Samuel L. Jackson.
Érase una vez en América (1984)
Primera y única vez que Sergio Leone y Ennio Morricone trabajaron juntos fuera de un western. Érase una vez en América es un retrato generacional sobre sobre un grupo de chavales de los barrios bajos de Manhattan que prosperan y pasan de chanchulleros en las calles a converitrse en poderosos mafiosos. Para muchos está a la altura de El Padrino, solo que la versión de Leone es mucho más dramática e intimista. Brillante historia –donde la banda sonora es un eje fundamental– con un reparto de escándalo: Robert De Niro, James Woods, Jennifer Connelly, Joe Pesci y Danny Aiello. Uno de los mejores trabajos del dúo italiano.