Yelle lanza ‘L’Ère Du Verseu’ luciendo 10 facetas diferentes
Un álbum que tiene hueco para el sexo, el amor y la fiesta, siempre acompañado de sus beats
La música es arte y es una herramienta con la que innovar, arriesgar e impresionar. Yelle es un grupo francés que la utiliza de esta manera. Además de hacer música, juega con ella, creando algo totalmente diferente a lo que ya conocemos. Lleva años modernizando la música pop, y con este último álbum ha dado un paso más allá. No solo nos sorprende con su sonido sino con su estética. Tratando temas como el sexo, el amor, la noche y sus intimidades, siempre siendo fiel a su actual estilo.
L’Ère Du Verseu, o Edad de Acuario en español, es como ha bautizado a este disco. Un viaje al futuro que ella puede hacer realidad porque tiene la máquina del tiempo perfecta: la música. Hemos tenido que esperar seis años para disfrutar de un nuevo proyecto de la artista. Y ahora que hemos podido escucharlo entero en Los40, afirmamos que es moderno, bailable y divertido. Y creemos, definitivamente, que ese era su objetivo. El álbum completo verá la luz el próximo 4 de septiembre, aunque el pre-order ya está disponible.
Se podría decir que Yelle es una artista intermitente. Saca nuevo proyecto cuando le llega la inspiración, ya que entre disco y disco hay meses de interactividad musical. Eso sí, sus tres discos -Pop-Up en 2007, Safari Disco Club en 2011 y Complètement Fou en 2014- han sido su catapulta al terreno internacional. Sus tours son mundiales y ha sido telonera de artistas de gran calibre como Katy Perry o Mika.
El electropop se le queda corto
Yelle lleva a cabo un trabajo peculiar, no se le puede comparar a nada. Su estilo es como una obra de arte contemporáneo, la entiendes o no. Lo bailas de fiesta, o no sales de fiesta. Te gusta la música alternativa, o ni se te ocurre buscarla. Pero una cosa está clara, empezó en el electro pop y con este cuarto álbum ha añadido diversos elementos al género. El claro ejemplo está en las siguientes canciones.
Cada track tiene algo especial
El primer tema, Emancipense, es una buena introducción que se caracteriza por los sonidos más fríos y robóticos característicos del electro pop. Escuchas una voz que está en perfecta sintonía con la base y que tiene el mayor protagonismo. Nos encanta, pero nos deja con ganas de más. Y es que, queda mucho por delante.
J’veux un chien, el segundo track, es toda una metáfora. "Yo quiero un perro" trata de una relación sexual entre un hombre y una mujer. Yelle empieza con un plato fuerte, comunicando algo personal: le gusta que la dominen, pero sin dejar de poder controlar la situación.
Las dos canciones siguientes, J’te aime encore y Karaté, son las canciones que primero escuchó su público. La primera, se caracteriza por sus sonidos tropicales que puede ser la banda sonora de tu verano, además de ser una carta de amor a Francia. Por otro lado, Karaté es todo lo contrario. Una dosis ácida con estética extravagante en contraposición a la suavidad de J’te aime encore. Esa ha sido la estrategia artística de Yelle, una de cal y otra de arena para presentar las múltiples caras de su álbum.
Yelle sale de su zona de confort
Llegando a la mitad del disco nos encontramos con Menu du jour (Manual del día). Y cuando creíamos que habíamos escuchado todo, nos encontramos con pinceladas orientales. Empieza simulando una flauta que te hipnotiza y cuando te tiene el bote, entran los beats electrónicos. Y tiene sentido, porque la letra habla de la seducción, del calor de su cuerpo, del enamoramiento.
Mon beau chagrin, es el siguiente track, es el más melancólico y nostálgico. La francesa nos lee lo que parece un poema dirigido a sus fans. El sonido es dulce, pero sin perder su estilo. Narra cómo vive una gira, nos cuenta dónde va a tocar, lo cansado que es, pero también que sus fans son el recuerdo más bonito.
Después de la tormenta sale el arcoíris. Y así hemos sentido Vue d’en face. Después de su canción más nostálgica sirve un chute de felicidad y buen rollo. Aunque no hay que fiarse solo de los sonidos. Spoiler: la letra es algo creepy. ¿Es Yelle un voyeur? Este tema habla de cómo espía al vecino, acercándose así a su intimidad y, por lo tanto, alejándose de su propia vida.
Te veo en la pista de baile
Nos vamos acercando al final del disco, pero lo hacemos bailando. El octavo tema se llama Noir y dice así en el estribillo (traducido al español): “Esta noche todo va a cambiar. ¿Qué te vas a poner? Yo de negro. Seguro que vuelvo tarde”. Yo, acepto esta invitación a la fiesta, a desmelenarnos de la mano de Yelle. Que, por cierto, la vocalista parece la mejor compañera en la pista de baile.
Como nos ha llevado a lo más alto, no quiere cortarnos el rollo con Peine de mort. Y es que podría estar perfectamente en Coachella escuchando esta canción. Con una bebida en la mano y las zapatillas perfectas para saltar, disfrutando de la música y la puesta de sol. Yelle suele frecuentar el festival, ya ha pinchado tres años anteriores, por lo que esta fantasía no es ninguna locura.
Hablando de pistas de baile, ¿recuerdas a Babi bailando en 3 metros sobre el cielo? La última canción del disco, Un millón, te lleva a ese éxtasis que tanto nos llamó la atención. El conjunto de sonido y significado de letra es un escaparate a algo más profundo: “Un millón de vidas escondidas en mi ángulo muerto que ignoraba / Mis ganas dibujadas en un castillo fuerte, protegidas de un cuerpo que también ignoraba / Me dejo llevar en los meandros de mi cerebro / Miro nadar las ganas, el dolor y el caos”.
El sabor de boca final
Se nos ocurren muchos calificativos para definir este álbum. Definitivamente es arriesgado, alocado, diferente y personal. Diez canciones que vale la pena explorar una a una, y si no sabes francés, también. ¡Porque nunca unos beats han transmitido tanto!
Tal vez no conocías a Yelle, así que prueba a escuchar este álbum porque vas a encontrar un rollo único, que puede (o no) enamorarte. Estos franceses no tienen miedo a unir sonidos y temáticas que jamás se han visto juntos. Y si este este año 2020 nos ha enseñado algo es que, todo puede pasar.