Adiós, Mr. Bond: muere Sean Connery a los 90 años

El actor, una de las leyendas más importantes de Hollywood, ganó un Óscar por 'Los intocables de Elliot Ness'

Sean Connery caracterizado como James Bond al lado de su Aston Martin DB5 en una escena de 'James Bond contra Goldfinger' (1964) / Donaldson Collection (Getty Images)

Sean Connery ha muerto a los 90 años de edad. Este 2020 maldito se ha llevado a otro de los grandes de Hollywood, quien deja a sus espaldas una avalancha de títulos míticos que han marcado el Séptimo Arte, entre ellos su legendaria James Bond contra Goldfinger, la brillante cinta de aventuras de John Huston El hombre que pudo reinar o aquella que le dio su único premio Óscar: Los intocables de Elliot Ness.

Este flemático británico fue, con perdón de Daniel Craig, el James Bond más perfecto de la saga 007. Con un mordaz sentido del humor, una mirada profunda, un cuerpo apolíneo y su metro noventa de altura, Connery siempre se mantendrá en nuestro recuerdo como uno de los actores más elegantes y atractivos de la historia (People lo consideró el sexiest man alive), aquel que dio vida al superagente más querido del cine desde sus inicios: 007 contra el Dr. No (1962), Desde Rusia con amor (1963), James Bond contra Goldfinger (1964), Operación Trueno (1965), Solo se vive dos veces (1967) y Los diamantes son para siempre (1971).

Aunque comenzó su carrera con papeles secundarios en películas olvidadas como Tumba de acero o La frontera del terror, Connery pronto se encontró como pez en el agua en el prototipo de galán que tanto recordamos hoy. La saga de 007 lo catapultó al estrellato, lo que le abrió las puertas a colaborar con directores tan enormes como Alfred Hitchcock (Marnie la ladrona; 1964), Sidney Lumet (La colina; 1965) y John Huston, con quien firmó una de las mejores cintas de aventuras de todos los tiempos: El hombre que pudo reinar (1975).

También apareció en las películas épicas corales Un puente lejano (1977), donde encabezó un reparto que incluía a superestrellas como Robert Redford, Anthony Hopkins, Dirk Bogarde, Michael Caine, James Caan y Laurence Olivier, entre otros, y El día más largo (1962), en la que compartió pantalla con John Wayne, Robert Mitchum, Richard Burton y Henry Fonda.

Los 80: la década dorada

En los años 80 ya había trabajado con prácticamente todas las estrellas importantes de Hollywood y él mismo se convirtió en uno de los diez rostros más famosos de la industria. No es de extrañar que diez años después la revista Empire lo considerara una de las veinte estrellas más relevantes de todos los tiempos (en concreto, la número 14).

En la misma década de los ochenta firmó una notable película de ciencia-ficción llamada Atmósfera Cero y en 1986 y 1987 fue el protagonista de dos obras maestras: El nombre de la rosa, la adaptación de Jean-Jacques Annaud de la novela de Umberto Eco, y Los intocables de Elliot Ness de Brian De Palma, por la que ganó su primer y único premio Óscar.

A finales de los 80 Steven Spielberg lo fichó para la saga de Indiana Jones, donde interpretó el papel del profesor Henry Jones, y en 1990 y 1996 lo vimos en los que siguen siendo dos de los taquillazos del cine de acción cuya fama y éxito reverberan aún en nuestros días (y son, además, dos de las reposiciones constantes de nuestra televisión): La caza del Octubre Rojo y La Roca.

A principios del año 2000 Sean Connery ya sumaba 70 años, y después de ser el protagonista de La liga de los hombres extraordinarios (2003) decidió retirarse para siempre de la interpretación. Desde entonces llevaba apartado de los focos, y salvo algunos eventos públicos a los que acudió acompañado de su familia, no se le volvió a ver frente a una cámara de cine. 

90 años de cine, casi un centenar de obras, más de quince películas que forman parte de nuestro imaginario colectivo y con una de las carreras más exitosas y prolíficas de las que pueda enorgullecerse cualquier actor, Sean Connery ha dejado de ser icono para convertirse en una leyenda. Hoy, 31 de octubre de este desdichado 2020, toca decir adiós a uno de los grandes. Adiós, Mr. Bond.