Itziar Ituño explica por qué ‘Campanadas a muerto’ fue uno de sus mayores retos artísticos
Charlamos con la protagonista de la nueva película de Imanol Rayo, también co-protagonista de 'La casa de papel'
Campanadas a muerto es una auténtica tragedia por cuyas venas corre una sensación de desesperación, de venganza contenida, de fantasmas interiores recluidos en lo más profundo del alma. También es una película película sutil, dura, que construye el relato a través de espacios fijos y ritmos pausados para conseguir una densidad dramática.
La protagonizan Itziar Ituño (La casa de papel) y Eneko Sagardoy (Patria), quienes transmiten el dolor a través de la contención y la mirada. Estamos ante una película pequeña pero devastadora que trata sobre esos elementos del pasado que vuelven una y otra vez al presente.
La historia gira en torno a Fermín, dueño y heredero de un enorme caserío rural, que desentierra por accidente unos huesos de mujer. Lo que no sabe es que esos restos son de un antiguo asesinato, lo que desencadenará una historia de violencia, odio y miedo que acabará afectando a todos sus seres queridos, entre ellos a Karmen (Ituño), su mujer, y Nestor (Sagardoy), el único hijo que le queda con vida.
Itziar Ituño nos cuenta de primera mano cómo ha sido rodar Campanadas a muerto:
La peli podría definirse como una mezcla entre thriller rural de autor y drama. Tiene todos estos elementos ‘independientes’ y dramáticos pero también sigue los códigos del cine de suspense. ¿Dónde la encajarías?
La verdad es que me resulta difícil de encajar porque teníamos la sensación de estar rodando un thriller pero al mismo tiempo es una tragedia griega familiar. Tiene un punto muy oscuro. Los personajes tienen conflictos muy turbios, y es un thriller muy sui generis rodado en un ambiente rural de una manera muy particular con la marca de su director, Imanol Rayo. Su manera de contar esto es muy especial.
Tu personaje es una madre de familia y esposa que parece completamente apática, frustrada y cansada de la vida que llev, además de su marido alcohólico y ausente. ¿Cómo describirías a tu personaje?
Es una mujer con un punto de desarraigo muy fuerte desde que era jovencita. De hecho, es una persona ajena al caserío que llega allí a trabajar. La vida la golpea y ella arrastra una mochila de dolores enorme que al principio no se le ve, porque tiene una coraza enorme, pero luego sí percibes lo que siente: tiene muchos primeros planos de los ojos, detrás de los cuales está pasando de todo. Aparentemente es una mujer fría pero por dentro sufre mucho. Lleva una carga de rabia, de ganas de justicia y de venganza. Es un personaje difícil de interpretar precisamente por esa capa de hielo que la cubre.
Pero conseguiste sacarlo adelante... ¿Cómo lo trabajasteis?
La manera de trabajar fue muy curiosa porque al principio al director no le entendíamos nada. Le llegaban los actores y actrices preguntándole qué sentían los personajes, cuáles eran los motores que les movían, y él respondía: 'a mí no me preguntéis nada sobre la psicología del personaje, solo sobre la forma. Sobre eso os explico lo que queráis porque sé lo que quiero, pero no me preguntéis nada sobre la psicología; eso os toca a vosotros. Haced lo vuestro, lo que pase por dentro. Yo lo que quiero ver es hieratismo todo el tiempo'. Claro, no entendíamos nada (risas). ¿Debía ser una autómata? No, al final el trabajo consistía en retener todo para que no saliese. Los personajes se convierten en una olla a presión donde al final estallan las cosas en momentos muy violentos.
Rodar sin esos parámetros no es lo habitual...
¡Es que estábamos indignados, no entendíamos nada! Hasta llegamos a increparle. Pero luego fuimos entendiendo cuál era su manera y qué era lo que quería. Y lo tenía todo clarísimo. Él decía lo que quería ver y cada uno se armaba por dentro. Ha sido una manera muy especial de trabajar. Nunca lo había hecho así. Me ha servido muchísimo como aprendizaje.
¿Cuál dirías que es la moraleja, el mensaje que podemos extraer de Campanadas a muerto?
Creo que en la película hay un montón de subtexto, de metáforas. Los detalles aportan un montón de información. Personalmente yo lo que saco es que reprimir sentimientos durante toda la vida, sufrir por dentro, al final hace que explotemos. Eso es lo que extraigo yo. Hay que soltar el lastre porque si no te metes en una espiral oscura que te hunde.
¿Cómo valoras la situación del cine vasco y en euskera? Últimamente vemos muchas producciones territoriales. ¿Crees que está viviendo una buena etapa o una etapa de auge?
La cultura audiovisual, gracias a las nuevas plataformas como Netflix o HBO, está dando mucho trabajo y me parece que se está viviendo una globalización de toda la industria. Ahora puedes ver una gran producción hecha en Egipto o en Alemania y no solamente en Estados Unidos, que era lo que llegaba asiduamente a las salas de cine o a las televisiones. Hay más variedad en los rincones más remotos, y eso también está pasando aquí. Después de una crisis muy gorda que ha obligado a muchos actores y actrices a buscarse las castañas fuera eso es algo bueno.
¿Cómo estáis viviendo desde la industria el tema pandemia? ¿Te ha supuesto eso alguna pérdida de un proyecto, cancelaciones?
He perdido alguna producción en cine por fechas porque todo se ha movido y paralizado y al retomarlo era imposible porque coincidían varias cosas. Tengo la suerte de haber salido adelante. Hay gente que se dedica al mundo de las artes en vivo, a la música o al teatro y tienen toda su actividad parada. Ahora con lo que se está retomando no alcanza para llegar a fin de mes. Es una situación de incertidumbre, y es cierto que hoy hay una pandemia y hay que tomar todas las medidas, pero también que hay sectores bastante castigados que necesitan ser compensados con ayudas que ahora mismo no son suficientes. Espero que no se cierren teatros, que no se vengan abajo más compañías ni proyectos musicales.
Tú misma te contagiaste a principios de año. Han pasado ocho meses y seguimos en el mismo punto... ¿Dónde está el problema?
Era difícil responder a un drama tan gordo como el que ha surgido con cómo está organizada la sociedad. No creo que la situación sea simple ni que la culpa sea solo de los políticos. Lo que creo es que lo que había se tambalea sobre sus cimientos. Hay algo mal en la base que nos ha llevado hasta aquí. Debemos replantearnos la manera de organizar lo social, como por ejemplo si poner la economía por delante o por detrás de las personas, pero eso no solo depende de un gobierno o de un político, sino de cómo somos como seres humanos y de cómo evolucionamos o involucionamos.