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‘Dos vacas y una burra’: el reencuentro de Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol tras UPA
Los actores ruedan esta comedia en Cantabria junto a Esmeralda Pimentel y el director Jesús del Cerro, y LOS40 se ha desplazado hasta Vega del Pas para entrevistarlos
Los deslumbrantes paisajes pasiegos son siempre una localización ideal para un reencuentro, especialmente si los dos protagonistas del mismo forman parte del estrellato televisivo español: Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol, quienes formaron parte de la ficción Un Paso Adelante y de su grupo musical, UPA Dance.
Ambos ruedan en Vega del Pas, Cantabria, la nueva comedia de Jesús del Cerro, Dos vacas y una burra, la historia de un joven arquitecto en paro llamado Pedro (Muñoz) que viaja junto a su tío Luis (Puyol), un médico también desempleado, al pueblo de su abuelo Paco, quien tras morir les ha dejado una peculiar herencia: dos vacas y una burra. Un viaje que les servirá para reencontrarse a sí mismos lejos de la ciudad, en un paraíso inesperado marcado por el verde puro de los hermosos parajes cántabros, los más bellos de España.
LOS40 se ha desplazado a los valles pasiegos para reunirse con el reparto de la película, que también incluye a la estrella mexicana Esmeralda Pimentel: hemos superado los test serológicos de bienvenida, el asfixiante empañamiento de gafas por culpa de las mascarillas, el traqueteo del camino de tierra –charcos y hojarasca incluida– que conducía al set de rodaje en mitad de la montaña y nos hemos encontrado con las dos estrellas protagonistas: Miguel y Pablo.
Su buena sintonía se percibe tras las cámaras. Siempre están sonrientes, haciendo chascarrillos, y de vez en cuando sueltan alguna que otra carcajada. Se acercan a Jacinta, la burra protagonista, y le dan de comer mientras pululan en torno a un árbol gigantesco para buscar la mejor ubicación para que la prensa lance sus fotografías.
Como estamos en en un entorno rural, místico, cercano a las cuevas de Altamira y con los imponentes valles pasiegos de fondo, Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol nos reciben, por separado, con un estilo rural, adaptados al entorno: sentados en una piedra bajo un árbol. Ahí es donde charlamos con ellos largo y tendido sobre este esperadísimo reencuentro, sobre sus personajes y sobre lo que supuso UPA Dance para su carrera profesional.
Pablo y Miguel Ángel son la antítesis de sus personajes en UPA
"Jesús, Miguel Ángel y yo hemos trabajado desde Un Paso Adelante y nos hemos mantenido en contacto. De hecho, muchas de las veces que he venido a Madrid me he quedado en casa de Jesús porque él estaba rodando en Rumanía durante casi 15 años y yo... pues le ocupaba la casa cuando venía al centro", dice entre risas Pablo Puyol cuando se le pregunta por el germen de Dos vacas y una burra.
"Un día me llama y me dice que tiene un proyecto de una peli que quiere hacer conmigo y con Miguel Ángel. Le dije directamente que sí, con esa premisa ya estaba dentro. Me apetecía mucho volver a trabajar con Miguel Ángel, y creo que nos venía bien un reencuentro, más en el momento en el que estamos".
El personaje de Pablo se llama Luis, es el tío de Pedro (Muñoz) y es la antítesis de lo que representaba su personaje en Un Paso Adelante: "Soy mucho más extrovertido y alegre que Pedro, quien es más seriote e introvertido. Es curioso porque en UPA yo soy un paleto y él el tito Robert, muy echao palante. Aquí hemos cambiado los roles. Yo soy más espabilado y trato de sacarle del cascarón todo el tiempo, le cuido mucho y le acompaño en este viaje".
Miguel Ángel está en sintonía con la visión que tiene Pablo. Cuando Jesús del Cerro le presentó la idea, no dudó. Ni siquiera esperó a recibir el guion: "Ya te digo que sí. Si te ha gustado a ti es difícil que no me guste a mí", le dijo al director. "Es un bombón".
Se refiere, por supuesto, al personaje que interpreta, Pedro: "Es un tipo al que no le van bien las cosas, un incapacitado social al que le cuesta relacionarse, que tiene una relación a distancia en Londres, no encuentra trabajo ni a la de tres y de repente le llega la carta de una herencia que piensa que le puede cambiar la vida a él tanto a su tío Luis", explica el actor. "Entonces hace un viaje hacia la Cantabria profunda para recoger esta herencia y efectivamente la herencia no les cambia la vida pero sí el viaje, a un nivel mucho más profundo que lo que puede ser una cuestión económica. Resuelve dudas y miedos. Es lo bonito que tiene esta historia: es el viaje del héroe, pero el llano, del de estar por casa".
Como adelantaba Puyol, el personaje de Miguel Ángel Muñoz es la antítesis del 'tito Rober' de Un Paso Adelante. "Mi personaje es completamente lo opuesto. Si hay un chico opuesto al tito Rober ese se llama Pedro. Nada que ver: tímido, un poco retraído, con poco carisma, muy educado y humilde. El personaje de Pablo [Puyol] se parece mucho más al que yo interpreto, pero curiosamente aquí Pablo cambia de rol: es un tipo divertido, homosexual, carismático, que gusta a hombres y a mujeres".
Una relación de amistad; un reencuentro
Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol han mantenido una buena sintonía desde el final de UPA. Aunque confiesan no verse tanto como les gustaría, ambos guardan un buen recuerdo del otro: "Está siendo muy especial. Pablo y yo nos llevamos viendo años. Con Jesús quizás más, pero nunca habíamos trabajado los tres juntos desde hace 20 años", explica Miguel Ángel. "Es divertido porque parece que estamos allí. Mi personaje se llama Pedro y Pablo se llamaba Pedro en UPA. Un ligue que tiene mi novia en Londres se llama Rober. Y ves a Jesús liándose llamándole Pedro a Pablo y parece que estamos en el plató de Madrid a punto de salir a bailar", dice entre risas el protagonista.
"Yo espero que después de esta película seamos igual de amigos", reflexiona Pablo Puyol. "Pero esta profesión es muy puñetera y lleva a cada uno por un sitio. Hay momentos en los que pasas trabajando mucho tiempo con una gente y tu grupo de amigos cambia, aunque uno mantiene siempre el núcleo y a Miguel Ángel le considero muy amigo".
Puyol también confiesa que uno de los miedos que tuvo tras rodar Un Paso Adelante fue que lo encasillaran. Gracias a Dios no ha sido así, y aunque él considera que ambos han "limpiado" su pasado y han demostrado ser grandes artistas multidisciplinares, tanto en cine como en teatro, Dos vacas y una burra, a pesar de la nostalgia UPA, puede ser un nuevo punto y aparte. "No me gusta cerrar círculos, pero creo que puede ser otro punto de la espiral de la vida, como un nuevo giro en la historia", reflexiona Puyol sobre su reencuentro en Dos vacas y una burra.
Miguel Ángel, sin embargo, nunca tuvo miedo al encasillamiento: "Para mí no cierra una etapa, sino que la continúa. No tuve esa sensación de encasillamiento porque después de UPA hice El cartero de Neruda, donde tenía un personaje que nada tenía que ver con el de la serie. Para mí esto no es un punto final, sino un punto y aparte. Si hubiese que hacer personajes parecidos no pasa nada, pero si tocase interpretar a alguien similar nunca sería igual a los que hice. Principalmente porque me han pasado 20 años de experiencias vitales".