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El final de ‘El verano que vivimos’ explicado
¡Alerta spoilers! El final tiene un paralelismo con 'Titanic'
Este artículo contiene spoilers, si no has visto la El verano que vivimos puedes seguir leyendo bajo tu responsabilidad
El pasado viernes, 4 de diciembre, llegó a los cines una de las grandes producciones españolas del año: El verano que vivimos. Protagonizada por Blanca Suárez y Javier Rey (que no pueden estar más guapos), la cinta nos traslada a los preciosos paisajes de Jerez: desde sus viñedos hasta sus playas bañadas por el atlántico.
La película, dirigida por Carlos Sedes, está ambientada en dos épocas: los noventa, donde una periodista investiga la historia de amor gracias a unas esquelas; y los cincuenta, donde Lucía y Gonzalo se enamoran locamente.
Eso sí, la historia no termina bien. Tras meses construyendo una nueva bodega moderna, esta termina totalmente quemada. El drama está servido y Gonzalo cree que su amada Lucía ha muerto en el incendio.
Cuarenta años después, cuando Gonzalo ya ha fallecido, su hijo (Carlos Cuevas) y la periodista que investiga el caso (Guiomar Puerta) encuentran a Lucía en aquellos viñedos. A la mujer (que está estupenda pero ya mayor) le contaron que había sido Gonzalo quien había muerto en aquel incendio. De este modo, Lucía termina casándose con el terrateniente con el que estaba prometida sin saber que el verdadero amor de su vida estaba todavía vivo.
Al final, ¿Lucía y Gonzalo se reencuentran en el cielo?
Cuando la periodista le envía a Lucía el ejemplar del libro que ha escrito sobre el romance que mantuvo aquel verano, aparece sentada frente al mar Atlántico. En ese instante aparece un ejemplar de Reina Mora. Estos pájaros, tal y como cuenta la propia Lucía en un momento de la película, acuden a esa parte de Cádiz a morir. ¿Ha acudido la protagonista a morir a aquel lugar?
Tras un fundido a negro, vemos como la pareja protagonista aparece en la casa de Galicia luciendo totalmente jóvenes. Ambos se reencuentran y se besan con una enorme sonrisa. De este modo, Carlos Sedes podría haber optado por hacer una metáfora de la muerte de Lucía y su reencuentro con Gonzalo en su cielo particular.
Este es un recurso que ya hemos visto en otras películas como Titanic, donde Rose (Kate Winslet) y Jack (Leonardo Dicaprio) aparecen de nuevo en el salón del barco con el resto de los viajeros al final de la cinta.
Alberto Palao
Periodista musical. Me gusta comer burritos y escuchar canciones cortavenas. Encuentro todo tipo de...