La dura adolescencia de ‘Bestias Salvajes’

Aunque muchos tengamos el ojo puesto siempre en los super-héroes, hay que tener siempre controladas las estanterías de ‘cómic de autor’, que no todo en esta vida son músculos y vigilantes.

Bestias Salvajes es una de esas historias diferentes que esconde el formato de la viñeta y que, muy probablemente, necesite de un librero en condiciones o de un clásico boca a boca para darse a conocer.

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En un contexto post-apocalíptico en el que la ciudad vive atemorizada por el constante acercamiento de la fauna salvaje a sus calles, se presentan Josh y Lola, novios en plena efervescencia adolescente a los que se une Gizmo, amigo de la pareja. Además, un puñado de secundarios que incluye adultos irresponsables y conocidos problemáticos para conseguir llevar la historia al puerto que tenía que llegar.

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No es fácil ser un adolescente incomprendido en un mundo tradicional, así que podéis imaginar los matices que añade el hecho de que la raza humana, con toda la estupidez de la que es capaz, se sienta sitiada por el reino animal.

En Bestias Salvajes afloran temas propios de la edad de sus protagonistas como la madurez y el salto al plano sexual en las relaciones, y se manchan del sinsentido que supone ver al ser humano actuando bajo la influencia del miedo, con arranques de violencia desmedida convertida en vicio y en un pulso de poder contra el reino animal.

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Este cómic de Loïc Godart vive del tono costumbrista hasta las últimas páginas del relato, en las que encuentra un acto final ligeramente atropellado pero imaginable por el contexto con el que arrancaba la historia.

El dibujo es agradable, diferente y lo suficientemente imperfecto como para que brille como firma y no por incorrecto. La línea firme (y errática del entintado) y una paleta de colores limitada y falta de saturación, terminan de dar firma y voz propia al autor.

Bestias Salvajes es una historia diferente. Nada en este cómic atrapa o cautiva de forma desmedida, pero todo en él llama la atención lo suficiente como para darle una oportunidad. Una vez dentro, el viaje es entretenido, aunque no acabará en la estantería como uno de esos tomos que atesoras y quieres revisar de vez en cuando.

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Si ponemos el ojo en la edición que Nuevo Nueve lleva a las librerías de España, que amerita cada uno de los 20 euros que marca la etiqueta y nos hace querer seguir su catálogo con especial atención por el factor diferenciante de la selección y el cuidado con el que esta editorial (casi recién llegada) hace las cosas.

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