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Bajocero: un enrevesado thriller policiaco que revela sus cartas demasiado pronto
La película de Lluís Quílez tiene buen ritmo y una puesta en escena sublime
El audiovisual español ha encontrado un filón con el thriller. Llevó a Rodrigo Sorogoyen a convertirse en uno de los mayores talentos de nuestro país –El Reino, Que Dios nos perdone– y hasta posicionó al actor Raúl Arévalo como un potencial cineasta emergente por su tosca Tarde para la ira. También están La isla mínima y Contratiempo, dos taquillazos. O la Trilogía del Baztán. De ahí la obsesión de Netflix por producir cada vez más películas como El practicante, Hogar, El silencio del pantano y hasta, a su manera, El hoyo. Un formato eficaz y seguro que funciona siempre. Ahora la compañía suma a su lista Bajocero, una obra que sigue esa misma línea temática de cintas de suspense oscuro cortadas por un patrón estético que casi roza lo noir.
Bajocero consigue construir una atmósfera densa e inquietante en su primera parte, todo gracias a la buena dirección de Lluís Quílez, a la fotografía de Isaac Vila a la estupenda interpretación de Javier Gutiérrez, que esta vez hace de un policía con unos altos estándares éticos al que le encomiendan la tarea de transportar a un grupo de presos peligrosos en un furgón blindado en plena noche helada. También ayuda tener a secundarios de lujo como Luis Callejo, Patrick Criado y Andrés Gertrudix en los papeles de criminales. Hasta ahí, todo bien.
El problema de la película no reside en los aspectos técnicos, sino en el guion, en su historia. Su primera parte es excelente porque no sabemos qué está pasando, pero Quílez decide desvelar sus cartas demasiado pronto y acaba con la incertidumbre, su gran baza. No saber quién era el atacante del furgón hacía verdaderamente angustiante estar recluido con los presos. ¿Quién decía la verdad? ¿Alguno estaba compinchado con los de fuera?
Desvelar muy pronto el misterio provoca que la tensión se diluya, más cuando las motivaciones del asalto, aunque sean completamente comprensibles y psicológicamente legítimas, son delirantes en su puesta en escena. Nadie en su sano juicio se puede creer que sea tan sencillo acabar con tantos policías (con tan mala puntería) y poner en jaque a un furgón blindado sin tener encima a cinco helicópteros oficiales en menos de una hora.
Bajocero es una película entretenida y bien dirigida, tensa, con interpretaciones correctas pero que carece de una historia coherente con proyecciones realistas. Podría haber sido un auténtico thriller de misterio centrado en los conflictos internos de personajes tan diferents, algunos aterradores, encerrados en un furgón sin escapatoria. Sin embargo, acaba siendo una historia de supervivencia y venganza personal marcada por el cliché, absolutamente previsible una vez se desvela el pastel.