La historia de ‘Hung up’, la canción por la que Madonna tuvo que “rogar e implorar” a ABBA

La cantante tuvo que escribir una carta a los artistas suecos para poder usar su música en este hit que levantó su carrera

Madonna interpreta 'Hung Up' en la gala de los Grammy de 2006. / Bob Riha Jr/WireImage

"Time goes by so slowly". Seguramente solo con leer estas cinco palabras ya está sonando en tu cabeza la melodía que las acompaña. En efecto, así es como comienza Hung Up de Madonna, uno de los más grandes éxitos de la última etapa de la cantante. Lanzada en 2005, como adelanto de Confessions on a Dance Floor, supuso la inyección de popularidad que necesitaba en ese momento. Después de American Life (2003), un disco que no fue recibido con mucho entusiasmo, con Hung Up los críticos la auparon como creadora de su mejor tema dance hasta el momento, comparada con su época de máximo esplendor en este género.

A finales de la década de los 70 parecía que la música disco había muerto para siempre. Muchos de los artistas más asociados al género, como ABBA y Donna Summer, daban los últimos coletazos alrededor de 1978. Pero poco después, muchos de los nuevos artistas emergentes tomaron la influencia de esta música para conducir al dance a una dimensión nueva e igualmente interesante. Una de ellas fue Madonna, que ya se había ganado el sobrenombre de Reina del Pop, había coqueteado con el R&B y hasta con el country.

Todo el éxito de Hung up no se entendería sin el sample de la canción, un fragmento de Gimme! Gimme! Gimme! De ABBA, reconocible por todo el mundo. Con este tema de 1970, la artista consiguió mezclarla de forma magistral con los nuevos sonidos que imperaban en los primeros años de los 2000, con un estribillo potente siempre acompañado de esas manecillas del reloj que marcaban el miedo a perder el tiempo. Todo ello con una letra muy oportuna, escrita como la típica canción dance que habla sobre una mujer fuerte e independiente que ha sufrido por sus relaciones sentimentales.

Sin embargo, no fue tan sencillo para Madonna hacerse con esos sonidos que necesitaba para crear la base de la canción. Fue la propia artista la que tuvo que escribir personalmente a Bjorn Ulvaeus y Benny Andersson, los miembros masculinos de la banda sueca, para obtener su permiso para usar la muestra. Ambos se mostraron muy reticentes, y es que solo habían dado anteriormente un permiso para algo similar. Fue a los Fugees, que utilizaron el bajo y el sintetizador de The Name of the Game para el tema Rumble In The Jungle de 1997.

Madonna interpreta 'Hung Up' en la gala de los premiso Grammy en 2006. / Kevin Mazur/WireImage for The Recording Academy

La odisea por la que pasó Madonna para conseguir su permiso quedó plasmada en una entrevista para la revista británica Attitude. "Les envié un emisario con una copia de la canción y una carta, rogándoles, implorándoles y diciéndoles cuánto adoro su música", relató la cantante en esta conversación. La respuesta fue positiva, y finalmente pudo utilizar esta base musical que tantas alegrías le dio.

Por su parte, Benny Andersson también habló en una entrevista al diario británico The Guardian sobre cómo había sido ese proceso de cesión de derechos. "Recibimos muchas peticiones de gente que quiere usar nuestros temas, pero normalmente les decimos que no. Ésta es sólo la segunda vez que aceptamos. A Madonna le dijimos que sí porque la admiramos y porque su canción nos parece maravillosa. 100% puro pop", dijo el miembro de ABBA.

Hung Up se convirtió en un éxito comercial en todo el mundo, alcanzando la cima de las listas de popularidad de 41 países. Fue el 26º sencillo de Madonna que llegó al top 10 en Estados Unidos, igualando un récord que hasta entonces pertenecía a Elvis Presley. En Estados Unidos se convirtió en el 36° sencillo de Madonna en alcanzar el top 10, empatando el récord de Elvis Presley. También fue la canción dance más exitosa de la década en ese país. Sus ventas actuales superan los nueve millones de ejemplares.

Un videoclip icónico en su carrera

El vídeo que acompañó al lanzamiento de la canción también fue igual de celebrado. Estaba previsto que el prestigioso fotógrafo David LaChapelle, del que Madonna llevaba tiempo siendo completamente fanática, fuera el frector. No era la primera vez que la Reina del Pop pedía a los artistas gráficos que colaboraran con ella en sus vídeos, ya Herb Ritts, Jean-Baptiste Mondino y Tom Munro habían firmado algunos de ellos. La artista había trabajado con LaChappelle en una sesión de fotos para Rolling Stone en 1998, así que lo invitó a trabajar en su vídeo.

Madonna quería recrear el ambiente de la película Saturday Night Fever de 1978, protagonizada por John Travolta, con algunos trajes inspirados en ella pero con movimientos de baile llevados a la actualidad. LaChapelle, sin embargo, tenía una opinión diferente al respecto. Quería que Madonna interpretara a una diva del disco, algo así como Gloria Gaynor o Donna Summer. Sus puntos de vista chocaron y finalmente el fotógrafo fue despedido.

Madonna se puso luego en contacto con el director de video de Nothing Really Matters, Johan Renck, para dirigirlo. Hizo exactamente lo que ella tenía en mente, e incluso agregó partes de baile más urbano. Sí que es verdad que interpreta a una diva de la música disco en algunas partes del video, pero no es el tema principal.

Daniel Garrán

Jefe de producto de LOS40 Classic