Especial
Taylor Swift recibe un regalo espeluznante de una de sus seguidoras
El fenómeno fan nos ha dejado anécdotas muy locas
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El fenómeno fan es una cosa que siempre nos ha fascinado. Todos hemos visto la de locuras que se han hecho por todo tipo de artistas. Algunos seguidores son capaces de todo para conseguir acercarse a ellos o para intentar sacar una sonrisa a esa persona a la que admiran.
Este fenómeno no solo ocurre fuera de nuestras fronteras. Pablo López contó que una fan vendió su anillo de compromiso para comprarse una entrada para uno de sus conciertos. Por no hablar de la chica que se pasó 12 horas escondida en el camerino de Enrique Iglesias con el objetivo de poder verle en persona y conocerlo.
Aunque es cierto, que hay historias muy locas que, por suerte, han pasado lejos de aquí. En 2013, el actor y músico Jared Leto recibió una oreja humana con una nota que decía: '¿Estás escuchando?'. El artista reconoció que nunca supo de quién era, pero contó que le hizo un agujero y la usó como collar. El correo ha causado malas jugadas a más de uno, una fan de Zac Efron llevó las cosas a otro nivel cuando constantemente le mandaba pedazos de su piel por correo.
Aunque quizás el regalo más llamativo de todos es el que le llegó a Taylor Swift. La cantante recibió como regalo de una seguidora un caparazón de una tortuga con su cara pintada encima de él. Hablando de caras, una de las seguidores de Kim Kardashian se ha gastado 150 mil dólares en cirugía plástica para parecerse a ella.
El fenómeno fan también lleva a los seguidores a tener poder fuera de lo normal, una seguidora de Harry Styles empujó con toda fuerza del mundo a uno de los guardias de seguridad y lo tiró al suelo solo por querer ver al antiguo miembro de One Direction.
Por suerte, estas no son las únicas historias locas que nos han dejado un poco atónitos. Nuestros andayeros también han hecho alguna que otra locura por sus ídolos. Aunque las cosas no siempre salen como uno espera, como es el caso de Lola de Sevilla.
En la Copa Davis en Sevilla, ella estaba enamorada del tenista norteamericano, Andy Roddick y quería hacerse con su gorra. Para conseguirlo, no se le ocurrió otra cosa que, en medio de un partido, saltar la valla y colarse a la zona VIP. Cuando lo tuvo delante, estaba tan nerviosa que mientras él bebía una CocaCola, ella solo pudo quitársela y salir corriendo. Ni besos, ni gorra. Eso fue lo que le salió.
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