Realme 8 Pro entra en escena

Ya son oficiales. En una semana cargada de anuncios, Realme deja atrás su serie Realme 7 para sacar los Realme 8 y 8 Pro. Eso de dejar atrás es relativo, puesto que no están tan lejos, manteniendo bastantes parecidos con sus modelos del año pasado.

Nos vamos a centrar en el modelo Pro, puesto que sale la semana que viene en Europa, mientras que el modelo normal de momento no va a salir de la India. Ya habrá tiempo en un futuro, no sabemos si cercano, para hablar de él.

La mejora obvia respecto a su predecesor es el sensor de cámara, que llega hasta los 108MP, pese a que en el resto de detalles fotográficos es bastante parecido. Llegaremos a ello luego.

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Trae un procesador Snapdragon 720G, que Realme conoce bien y ha usado bastante. La compañía ha gastado bastante tiempo optimizando su sistema operativo, Realme UI, para que funcione de lujo con ese chip. Es de los primeros teléfonos que salen con Realme UI 2.0 fuera de China.

En configuraciones de memoria tenemos a elegir entre 6 u 8 GB de RAM, mientras que el almacenamiento es de 128GB en las dos. Eso sí, trae puerto dedicado para tarjeta microSD, que algunas compañías están empezando a “olvidarse” de poner. Es un teléfono con dual SIM y conectividad 4G, para tener un 5G de Realme hay que girar la vista a la serie X.

Volviendo a la razón primordial para comprarse un Realme 8 Pro, la cámara. Un sensor Samsung HM2 de 108MP, con pixeles de tamaño 0.7µm, y soporta agrupamiento 9-en-1, que da una imagen final de resolución 12MP. El sensor es grande, 1/1.52”, con apertura f/1.9, lo que sirve para darnos buenas fotos en situaciones de baja iluminación.

El sensor soporta zoom de hasta 3x de forma nativa, y como se usan sólo 12MP, el teléfono tiene suficiente poder de procesado para realizar ocho fotografías y unirlas en una imagen final. Según Realme, el resultado final es mejor que de realizarse con una cámara con lente de tres aumentos.

En cuanto al software, hay un modo Super Paisaje nocturno, y otro para videos nocturnos y admiradores de las estrellas del cielo. Ese modo Estrellado es el primero para teléfonos de este rango de precio. Si disponéis de una hora, el teléfono puede capturar 240 instantáneas (una cada 15 segundos) y convertirlas en un video de 8 segundos del cielo nocturno.

Además del sensor principal, tenemos un gran angular de 8MP, con apertura f/2.25 y 119 grados de visión. Y para rematar la parte trasera, un sensor macro y otro para Blanco y Negro, ambos de 2MP. En el frontal, la cámara para selfies es de 16MP, un sensor IMX471 con apertura f/2.45.

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Siguiendo con la parte delantera, llegamos a la pantalla, un panel AMOLED de 6.4 pulgadas, algo más brillante que el del Realme 7 Pro, llegando hasta los 1.000 nits. También sube el muestreo táctil, hasta los 180Hz.

La batería es de unos respetables 4.500mAh, que promete hasta 20 horas de video en YouTube u 8 horas de juego. El cargador incluido en la caja (que ninguna compañía se priva de anunciar a bombo y platillo después de los traspiés que suceden últimamente), es de 65W y permite cargar la mitad de la batería en 17 minutos, la siguiente mitad en 30 minutos más.

Eso sí, el teléfono tendrá cargador de 65W, pero sólo llega hasta los 50W. El Realme 7 Pro cargaba algo más rápido, el 50% en 12 minutos y el 100% en 34.

Por último, debemos hacer notar que el teléfono tiene un logo bastante difícil de entender recorriendo su parte trasera, por lo grande que es, así que si queréis disimularlo tendréis que haceros con una funda oscura.

Por lo demás, el precio es bastante económico, 279€ para la versión de 6GB de RAM y 299€ para la de 8GB. Un terminal para tener en cuenta si no queréis gastaros demasiado.