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Bombas, incendios, una descarga eléctrica, una intoxicación, una caída... Las siete vidas de Keith Richards
Destacamos siete momentos en la vida de Keith Richards en los que ha estado a punto de no contarlo.
A sus 77 años, Keith Richards ha tenido muchos encuentros con la guadaña. Y de todos ellos, ha salido airoso. Además de superar toda una vida de excesos y de abuso de drogas, el co-fundador y guitarrista de los Rolling Stones ha sobrevivido milagrosamente a situaciones de alto riesgo: desde bombas nazis a incendios, pasando por una descarga eléctrica o una intoxicación con estricnina. El 27 de Abril de 2006, hace ahora 15 años, el co-fundador y guitarrista de los Rolling Stones, se cayó de un árbol y se golpeó la cabeza: "No es la primera vez que me enfrento a la muerte", diría después. "He aprendido que no me volveré a sentar en un árbol nunca más"
Bien podría decirse que, al igual que los gatos, el carismático co-líder de los Stones tiene 7 vidas. Aunque posiblemente sea alguna más, destacamos siete momentos en la vida de Keith Richards en los que ha estado a punto de no contarlo.
Bombardeo nazi
Keith Richards nació el 18 de Diciembre de 1943, en el Hospital Livingstone, durante la II Guerra Mundial. Su ciudad, Dartfod (a 30 KM de Londres), fue bombardeada por los alemanes. Allí estaba la gran fábrica militar de Vickers-Armstrongs y la planta química de Burroughs & Wellcome. Con solo unos meses, su madre y él fueron evacuados del Bombardeo de Londres de 1944.
Cuando regresaron, descubrieron que algunos de sus vecinos habían fallecido durante las explosiones. Y la cuna en la que el pequeño Keith dormía poco antes del bombardeo, había volado. Posteriormente, el guitarrista diría: "¡Hitler arrojó una de sus V-1 sobre mi cama! ¡Iba tras mi culo, ya sabes!"
Una parte de la calle en la que vivía Richards desapareció: "Alrededor de una tercera parte de la calle era un cráter, hierba y flores. Ahí era donde jugábamos".
Descarga eléctrica
Keith Richards casi murió electrocutado en 1965, solo tres años después de la formación de los Rolling Stones. La banda ofrecía un concierto en Sacramento (California) ante 5.000 fans. En un momento de la actuación, cuando tocaban The last time, Richards se acercó al micrófono y golpeó con el mástil de su guitarra el pie de micro que accidentalmente tenía un cable suelto. El promotor del concierto, Jeff Hughson, recuerda que la descarga eléctrica hizo que "volara hacia atrás"
Richards se quedó inconsciente, las cuerdas de su guitarra ardieron, y le llevaron rápidamente al hospital. Recuperó la conciencia riendo, mientras decía "Bueno, se despiertan o no". No hace falta decir que, a la noche siguiente, regresó al escenario. Posteriormente confesó que este incidente había sido su "momento más espectacular" y aseguró que su nuevo par de botas con suela de goma le habían salvado la vida.
Intoxicación con estricnina
Keith Richards siempre ha mantenido que, a pesar de su reputación, en todo momento controló su adicción a las drogas. La única vez que tuvo un problema serio fue cuando estuvo con gente en la que no confiaba. Su peor experiencia con las drogas ocurrió durante una gira europea de los Rolling Stone en los 70's.
Keith fumaba hierba con un grupo de gente cuando se dio cuenta que su droga había sido 'envenenada' con estricnina. Lo contó en NME:
"Alguien puso estricnina en mi hierba, fue en Suiza. Me quedé en estado comatoso, pero estaba totalmente despierto. Podía oír a todo el mundo que decía ¡Está muerto, está muerto!', y me daban palmadas y me zarandeaban, y yo pensaba 'No estoy muerto!'".
La estricnina se emplea como raticida y suele ser causa de intoxicación accidental. Debido a su sabor amargo y su efecto anestésico local, se utiliza para adulterar drogas ilícitas como la cocaína y la heroína.
Dos incendios
En 1971, cuando las sesiones de grabación del doble álbum Exile on Main St estaban a punto de terminar, Richards alquiló la mansión Nellcote, en el sur de Francia: un edificio de 16 habitaciones construido durante el periodo de la Belle Èpoque. Richards y su novia, Anita Pallenberg, eran adictos a la heroína. Además, el guitarrista era propenso a perder el conocimiento, algunas veces con la aguja clavada en el brazo. En esta ocasión, tenía un cigarrillo encendido en la mano, y la cama se incendió. Ambos se despertaron a tiempo de escapar antes de ser arrollados por el fuego.
Dos años después, en 1973, volvió a quedarse dormido mientras fumaba. Ocurrió en Redlands su mansión de campo de West Wittering, en West Sussex. Según cuenta él mismo en su biografía, Life, el fuego fue originado por un ratón que se había comido los cables de la instalación eléctrica. Lo cierto es las llamas se extendieron por el techo de paja de la casa mientras Richards, Pallenberg y sus hijos corrían para ponerse a salvo. Hay fotografías que documentan el lamentable estado en el que quedó la vivienda. En una, aparece Richards sentado en una especie de silla de paseo con ruedas.
Resbaló y fue aplastado por una lluvia de libros
En Junio de 1998, se rompió tres costillas cuando una lluvia de libros cayó sobre él. Richards ha contado la historia muchas veces. Estaba en la librería de su casa de Connecticut, y se había subido a una silla para alcanzar un libro (un estudio de anatomía de Leonardo da Vinci), cuando resbaló. Muchos tomos fueron cayendo sobre él.
Además de las costillas rotas, los Rolling Stones tuvieron que cancelar algunos conciertos de su gira, Bridges to Babylon Tour, incluidos los de Gijón y Bilbao
La caída más famosa de un árbol
El 27 de Abril de 2006, Keith Richards estaba de vacaciones con Ronnie Wood en una isla privada de la costa de Fiji, y se cayó de un árbol. "Es realmente vergonzoso", decía el músico en la revista Rolling Stone. "Estaba sentado sobre una rama horizontal de un pequeño árbol de unos 2 metros de altura. Yo estaba mojado porque había estado nadando. Me caí mal, mi cabeza se golpeó con el tronco y eso fue todo".
La famosa caída del guitarrista, además de preocupación por su salud, supuso la cancelación de la gira europea 'A Bigger Band Tour' de sus 'Satánicas Majestades'. En esta ocasión afectó a los conciertos de Barcelona, Madrid y Valladolid.
"He visto la muerte muy cerca y si algo he aprendido es que... no debo sentarme nunca más en la rama de un cocotero".
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop