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James Franco se queda solo: Seth Rogen le da la espalda tras sus escándalos sexuales
El humorista confiesa que no tiene intención de volver a trabajar con él a pesar de que durante todo este tiempo los ha unido una estrecha relación de amistad
Cuando te enfrentas a la suspensión total por un comportamiento sexual inadecuado ni siquiera tus amigos más fieles pueden defenderte públicamente. Es lo que le está pasando a James Franco, quien en 2018 fue acusado de haber acosado a varias estudiantes a las que instruía como profesor de la escuela de cine Studio 4, que él mismo fundó.
Aquellas duras palabras de las estudiantes, todas ellas mujeres, coincidían en que Franco seguía un patrón de depredador sexual y se aprovechaba de las lecciones que daba para actuar de forma inapropiada. De hecho, según explicaron algunas de las víctimas, el actor trataba de instruir a sus alumnos en la interpretación de escenas sexuales y ahí es donde aprovechaba para saltarse todas las normas y mirar y toquetear a sus alumnas, lo que llevó a una denuncia colectiva que obligó a Franco a cerrar el Studio 4 en 2017.
Tras la avalancha de críticas por parte de las principales voces del movimiento MeToo, entre ellas las duras críticas que le lanzó Scarlett Johansson por llevar un pin en defensa de las mujeres en una gala de premios, uno de los pocos amigos que tenía el actor era Seth Rogen, su compañero de faneas y fumadas, con quien ha trabajado en un puñado de películas que incluye Superfumados, Juerga hasta el fin y The Disaster Artis, entre otras.
En una entrevista con The Sunday Times el humorista se desdice de aquellas palabras donde defendía su amistad con Franco y carga ahora contra él: "Desprecio el abuso y el acoso y nunca cubriré ni trataré de justificar las acciones de alguien que lo haga, ni permitiría, a sabiendas, que alguien pase por una situación así", explicó Rogen.
"Recuerdo aquella entrevista de 2018 en la que dije que seguiría trabajando con él pero, ahora, la verdad es que no tengo intención de seguir haciéndolo". El actor remata con que "no es una coindicendia", ya que tanto su relación profesional como su amistad se ha visto afectada por el escándalo sexual. "Ha cambiado la dinámica por completo", zanja. Algo que, evidentemente, le ha dolido pero que "no puede compararse con el dolor y las dificultades del resto de personas involucradas" en el caso.