Especial
¿Ver ‘Harry Potter’ o ‘Friends’ te hace gay? Según el parlamento húngaro, sí
El Ejecutivo de Víktor Orbán compara homosexualidad con pedofilia y saca adelante una polémica ley de corte homófobo que restringe el acceso a un puñado de clásicos populares por sus efectos "dañinos"
La deriva autoritaria del gobierno de Hungría está rozando cotas de absurdo inimaginables. El Ejecutivo del ultraderechista Víktor Orbán lleva en el punto de mira de la Unión Europea desde que el Fidesz, partido al que pertenece el primer ministro húngaro, tratara de adelantar la jubilación de los jueces para poder colocar a los suyos y controlar el poder judicial y, después, atacase a la prensa con una 'ley de medios' para aglutinar bajo el mismo paraguas a diferentes medios de comunicación y así poder acallar a los críticos con la gestión gubernamental y frenar las investigaciones sobre posibles casos de corrupción.
Por supuesto, este gobierno ultraderechista, de corte cristiano-conservador y ultranacionalista, no quiere escuchar hablar de feminismo, homosexualidad, refugiados ni nada que tenga que ver con progreso e igualdad. Por eso su última normativa anti-LGTB no extrañará a quienes hayan seguido los últimos movimientos autoritarios del gobierno de Orbán.
El Ejecutivo húngaro ha decidido aprobar una polémica ley que restringe el acceso a menores de 18 años a todo un catálogo de películas, muchas de ellas clásicos del cine como Harry Potter, Billy Elliot o la popular serie Friends, por «fomentar la homosexualidad». Ninguna de ellas podrá emitirse en abierto en los canales audiovisuales ni podrá proyectarse en escuelas o colegios, ya que, según el gobierno, podría resquebrajar la identidad de género de los niños.
Uno de los puntos más graves de esta ley es que ha sido ocultada bajo la aparente buena intención de reforzar la lucha contra la pedofilia creando un registro público de pederastas y aumentando las penas de cárcel contra quienes cometan este delito. ¿El problema? Que en su lucha para proteger a los menores ha prohibido las charlas sobre homosexualidad en las escuelas y la proyección de contenidos que, según el gobierno, la fomente, lo que Amnistía Internacional e innumerables colectivos LGTBIQ+ consideran una auténtica barbaridad, ya que se está asociando homosexualidad con pedofilia y sugiriendo que el mero hecho de tratar el tema –ya sea en una charla o en una película– supone un adoctrinamiento.
No es la primera vez que el parlamento húngaro hace esta espuria asociación. Ya en 2019 el presidente del país, László Kövér, dijo que las parejas homosexuales no podían adoptar hijos: «Hungría es un país tolerante y paciente con la homosexualidad, siempre que dejen en paz a nuestros niños», llegó a decir, en tono paternalista y claramente despectivo. Meses después Hungría prohibió el cambio de nombre en las personas transexuales, en lo que supuso un claro ataque al colectivo LGTBIQ+.