Especial
‘Chavalas’: el banco del barrio, las borracheras de bar y las amigas que nunca se olvidan
Vicky Luengo protagoniza una película de gran calado social sobre la amistad y la importancia de las raíces, al tiempo que advierte sobre el auge del individualismo
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Sencillez, realidad, nostalgia y verdad. Cuatro palabras definen la esencia de Chavalas, la nueva película de Carol Martínez Colás. Una historia sobre la vuelta a casa, sobre la aceptación de las raíces como condición indispensable para poder triunfar en la vida. Es una película pequeña pero trascendente por lo que cuenta: algo tan simple pero inabarcable como la amistad, y como ésta, cuando es verdadera, no se quebranta ni por prejuicios o discusiones, sino que trasciende cualquier adversidad o duda, es inquebrantable y no se deja matar ni por el paso del tiempo ni por la distancia.
La historia de Chavalas sigue a Marta (Vicky Luengo), una joven fotógrafa que siente que ha fracasado en la vida tras perder su trabajo. Sola, sin dinero y sin oportunidades laborales –un drama que sufren miles de jóvenes en este país– se ve obligada a volver a casa de sus padres, al barrio de bancos, petas y chonis que la vio nacer. Un retroceso para una persona con grandes aspiraciones que, no obstante, la ayudará a reencontrarse. Porque por mucho que se envuelva en una estética posmoderna o flirtee con el hipsterismo y el mundo de la farándula, Marta es una chica de barrio. Lo lleva en la sangre, y siempre que niega sus raíces y aparenta ser quien no es acaba fracasando.
Precisamente el mensaje de Chavalas es que la vida, como la amistad, responde a un vaivén de emociones impredecibles. La felicidad no está en el éxito laboral (aunque a veces, lógicamente, ayude), sino en las tardes de cervezas, en las charlas de banco, en fumarse unos cigarros mientras observas el trajín de la gente en sus casas desde la plaza en una despejada tarde de verano.
Las cuatro protagonistas de Chavalas, encarnadas maravillosamente por cuatro actrices con una química y naturalidad desbordantes –Vicky Luengo, Carolina Yuste, Ángela Cervantes y Elisabet Casanovas–, nos recuerdan que para ser felices debemos ser honestos con nosotros mismos, valorar la amistad en tiempos de un individualismo alienante y reconocer nuestro verdadero yo –aunque sea de origen humilde y contradiga la imagen que queremos proyectar de nosotros mismos– para reconocer las limitaciones y poder así superarlas.
En LOS40 os ofrecemos un pequeño clip de la película (lo podéis ver en el encabezado de esta pieza) en el que las cuatro amigas recuerdan esos momentos de su adolescencia, aquellas noches borracheras en los bares y fiestas con líos de una tarde; días de desemelene que con el paso de los años se recuerdan como pizcas de autenticidad, flashes de verdad que marcan una vida. Son esos momentos los que se preservan para siempre. A partir del 3 de septiembre podréis comprobarlo en las salas de cine.