Especial
Christopher Nolan: cómo dar calabazas a Warner y empezar a amar la bomba atómica
El director de 'Interstellar' y 'El caballero oscuro' tiene un nuevo proyecto, solo que esta vez lo financiará Universal Pictures: eso sí, con unas duras condiciones impuestas por Nolan
«Algunos de los cineastas más importantes de nuestra industria y las estrellas de cine más importantes se acostaron anoche pensando que estaban trabajando para el mejor estudio cinematográfico y se despertaron para descubrir que estaban trabajando para la peor plataforma de streaming». Aún resuenan con fuerza las demoledoras palabras que Christopher Nolan les dedicó a los directivos de Warner Bros. tras enterarse de que estrenarían Tenet de forma simultánea en cines y en HBO Max, algo inaudito para un cineasta purista que aún disfruta de rodar en celuloide, que cree en la experiencia cinematográfica total de las salas de cine y que reniega por completo del streaming como vehículo de promoción.
Nolan siempre se ha caracterizado por ser un rara avis en Hollywood. El cineasta, de ascendencia británica, es uno de los pocos artistas que puede exigir un control creativo absoluto sobre sus producciones. Se lo ha ganado a pulso: cada una de sus películas ha sido rentable en taquilla. Su cine goza de prestigio mundial, tanto de público como de crítica, y no hay actor o actriz que no quiera ponerse bajo sus órdenes. Su nombre es sinónimo de éxito, y hasta el infame 2020 nunca había tenido un borrón en trayectoria profesional.
Sin embargo, el coronavirus trajo consigo nuevas formas de acercarse a lo audiovisual y Warner Bros. se empeñó en estrenar Tenet en plena crisis sanitaria. Fue un salvavidas para los cines, cierto, pero un harakiri para la major, según hemos podido saber del último informe de recaudación de la película en salas, donde se especifica que al menos habría provocado un boquete de 50 millones de dólares en pérdidas en las arcas del estudio. Esto ocurrió, por un lado, porque se estrenó en el momento que no debía; por otro, el lanzamiento simultáneo privó a muchos usuarios de ir a las salas de cine y fomentó la piratería.
«La peor plataforma de streaming», denunció Nolan al día siguiente de enterarse de que su película sobre los viajes cuánticos en el tiempo protagonizada por John David Washington y Robert Pattinson acabaría siendo vista en los televisores. «Fue una decisión unilateral; ni siquiera nos lo dijeron a las personas involucradas». Era el tiro de gracia del director al estudio que acogió sus mayores éxitos: la trilogía de El caballero oscuro, El truco final, Interstellar, Dunkerque y hasta Insomnio. Desde entonces, Nolan ha estado buscando un nuevo matrimonio, y tras meses de negociaciones con Apple, Sony y Universal, finalmente este último ha sido el estudio escogido por el director para financiar su nueva película.
Las condiciones draconianas de Oppenheimer
Christopher Nolan quiere llevar al cine la historia de la creación de la bomba atómica a través de un biopic centrado en la figura de Robert Oppenheimer, el físico teórico más importante que estuvo involucrado en el Proyecto Manhattan, aquel proyecto de investigación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos que desarrolló las sentencias de muerte que después recaerían sobre Hiroshima y Nagasaki, y cómo posteriormente este hombre se opuso a desarrollar bombas de hidrógeno, mucho más devastadoras que las nucleares.
Para rodar esta historia con Universal Studios, Christopher Nolan ha exigido a la major una serie de condiciones draconianas, muchas de las cuales ya se aplicaban en el contrato que tenía con Warner Bros. Entre ellas, según señala The Hollywood Reporter, está que el presupuesto de la película sobre Oppenheimer debe gozar por lo menos de 100 millones de dólares de producción y otros 100 millones de dólares para la campaña de marketing. Teniendo en cuenta que películas como Fast & Furious 9 gozan de presupuestos que rozan los 200 millones, no parece tan descabellado.
El director de Memento también exigió que un 20% de los ingresos directos en taquilla, desde el primer día de estreno, fuesen para él. Vamos, que por cada dólar él se lleva 20 centavos. Además, puso como requisito indispensable que la ventana entre cines y plataformas debe oscilar entre los 100 y los 130 días; es decir, que la película no puede llegar al streaming en menos de, por lo menos, cuatro meses. También impuso que no se pudiese estrenar otra película del estudio ni en las tres semanas anteriores ni en las tres posteriores a su lanzamiento. Una forma dura de negociar que ha dado sus frutos y que abre la puerta a que el futuro de Christopher Nolan esté en la casa Universal.