60 años del origen de los Rolling Stones: Un encuentro casual de Mick Jagger y Keith Richards en la estación
Ambos crecieron en el mismo barrio y fueron juntos al mismo colegio
Una estación de tren y un encuentro fortuito entre dos amigos de infancia, es el origen de una de las mejores bandas de rock de todos los tiempos. Una mañana de octubre de 1961, hace ahora 60 años, Mick Jagger y Keith Richards coincidieron en el andén de la estación de Dartford. Se conocían. Habían ido al mismo colegio cuando eran niños. Viajaron juntos, charlaron, y descubrieron que su pasión por la música era común. Aquel encuentro marcó un momento decisivo en la historia del rock: un año después nacieron The Rolling Stones.
"No es que fuéramos los mejores amigos, pero éramos amigos"
Dartford es una ciudad del condado de Kent en el sureste de Inglaterra. Allí, en un viejo hospital, un edificio de 1894 llamado Livingstone Hospital (en honor al popular médico, misionero y explorador) vinieron al mundo en 1943 dos gigantes del rock. Michel Philip Jagger nació el 26 de Julio y Keith Richards el 18 de Diciembre. Ambos crecieron en el mismo barrio y fueron juntos al mismo colegio. Mick contó los detalles en una entrevista para la revista Rolling Stone de 1995: "No recuerdo cuándo nos conocimos. Vivíamos a una calle de distancia. Su madre conocía a mi madre y fuimos juntos a la escuela de primaria, entre los 7 y los 11 años. Solíamos jugar juntos, y no es que fuéramos los mejores amigos, pero éramos amigos".
Cuando Richards tenía 11 años, se trasladó junto a su familia a otro vecindario. Y a partir de ese momento, los amigos se vieron menos: "Keith y yo fuimos a colegios diferentes cuando teníamos 11 años… pero siempre supe dónde vivía, porque mi madre nunca perdía el contacto con nadie, y ella sabía dónde se habían mudado. Solía verle cuando volvía a casa desde la escuela, que estaba a menos de una milla de distancia de donde yo vivía".
"Me ponía de rodillas y rodaba por el suelo"
El contacto entre ambos se perdió, pero las futuras estrellas crecieron y atravesaron su adolescencia con una pasión común. Los dos, por separado, se habían enamorado del rock and roll. Incluso Jagger había formado una banda: "Solía tocar los sábados por la noche… hacía locuras – ya sabes, me ponía de rodillas y rodaba por el suelo cuando tenía 15 ó 16 años. Mis padres eran extremadamente contrarios a todo esto. Porque no estaba bien visto. Pensaban que esas cosas eran para gente de clase muy baja. Los cantantes de rock & roll no eran gente educada".
Richards estaba al tanto de esas actuaciones de Jagger. Pero se movía en círculos diferentes.
“Esta es una historia real: nos encontramos en la estación de tren"
Quiso el azar que sus caminos se cruzaran de nuevo una mañana de octubre de 1961. En el Andén 2 de la Estación de Tren de Dartford. Mick, 18 años, se dirigía a la Escuela de Económicas de Londres y Keith, de 17, iba a la Escuela de Arte Sidcup (un centro subvencionado por el Estado) para mejorar su destreza con la guitarra. "En una ciudad como Dartford, cualquiera que vaya a Londres o a algún otro sitio de ese trayecto, está destinado a coincidir en la estación", decía Richards según el libro 'Keith Richards: The Unauthorised Biography'. “Lo que pasó cuando Mick y yo nos encontramos fue que él llevaba dos álbumes: Rockin' at the Hops de Chuck Berry y The Best de Muddy Waters. La primera vez que oí hablar de Muddy fue en ese momento".
Jagger recordaba el encuentro: “Esta es una historia real: nos encontramos en la estación de tren. Y yo llevaba esos discos de rhythm & blues que eran posesiones muy valiosas, porque en esa época no se podían conseguir en Inglaterra. Y él dijo 'Oh, yeah, estos discos son realmente interesantes'. Y así fue cómo empezó todo realmente". A Keith le sorprendió ver a aquel amigo de infancia con esos LP's bajo el brazo.
Una invitación a tomar el té
Durante el trayecto en tren, Jagger con sus discos y Richards con su guitarra, empezaron a hablar de música. A lo largo de la conversación, se dieron cuenta de su mutuo entusiasmo por el rock, el blues y el R&B. El guitarrista supo entonces que los LP's que llevaba su amigo los había pedido directamente a Chess Records, en Chicago. Ninguno de ellos estaba disponible en Inglaterra.
Emocionado con la conversación, y queriendo escuchar los vinilos, Richards invitó a Jagger a tomar un té esa misma tarde. Y después de la sesión de escucha, el cantante en ciernes invitó al guitarrista amateur a que se uniera a sus bandas, Little Boy Blue y Blue Boys, que tocaban canciones de Eddie Cochrane, Buddy Holly y Chuck Berry.
La carta a tía Patty
Tras ese encuentro, un Keith Richards emocionado le escribió a su tía Patty contándoselo. La carta aparece detallada en la autobiografía del músico, Life, y cuenta cómo en la Estación de Dartford… "un tipo que conocía de la escuela primaria vino hacia mi. Ya sabes que soy un entusiasta de Chuck Berry y pensé que era el único fan en kilómetros… él tiene todos y cada uno de los discos que ha grabado Chuck Berry y todos sus amigos también los tienen, todos son fans del R&B, fans del auténtico R&B", escribía Richards.
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También le confesaba a su tía lo que ocurrió tras el encuentro: “De cualquier forma, el tipo de la estación, que se llama Mick Jagger, y todos los chicos se reúnen cada sábado por la mañana en el Carousel. Una mañana me pasé y decidí echar un vistazo. Todo el mundo me invitó a unas 10 fiestas". Y continua: "Al lado de ellos, Mick es el mejor cantante de R&B de este lado del Atlántico, y no exagero". Richards también describe su viaje a un "gran chalet" con Jagger, en el que un mayordomo le ofreció vodka con lima. El guitarrista estaba entusiasmado con esa "buena vida" que él desconocía. "La verdad es que me sentí como un lord, estuve a punto de pedir mi corona cuando me marché".
Un año después…
Al año siguiente, Jagger y Richards encontraron un espíritu afín en Brian Jones y los tres formarían una nueva banda, que llamaron como una de las canciones de los dos discos que Jagger llevaba bajo el brazo en la estación de tren. La canción era Rollin' Stone de Muddy Waters. Poco después se unió Bill Wyman, supuestamente porque tenia su propio amplificador. Otro aficionado al jazz, el recientemente fallecido Charlie Watts, fue fichado a finales de 1962. El resto es historia.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop