Especial
Leticia Dolera: “La maternidad puede ser maravillosa y horrorosa; es todo y no pasa nada”
Su personaje afronta la depresión posparto en la segunda temporada de ‘Vida perfecta’
Ser el último en un junket no es lo más conveniente. El actor o la actriz de turno suele estar cansado al final de la jornada y es complicado conectar y sacar una entrevista medianamente decente. Con Leticia Dolera, sin embargo, es distinto. Al menos lo es cuando toca hablar de su serie. Porque Vida perfecta es su serie. Fue concebida en su cabeza y ha estado implicada en cuerpo y alma durante varios años. Para la promoción de la segunda temporada la pillo con ganas de tomarse un 'break'. Está tarareando una canción (ahora mismo no recuerdo cuál es) y mirando el móvil, pero sabe lo que toca, que toca hablar de su proyecto más importante hasta la fecha, y en cuanto se enciende el piloto de la cámara no le supone ningún esfuerzo hablar de lo que más le gusta.
La primera temporada de 'Vida perfecta' gustó, tuvo buenas críticas y se llevó varios premios. Con este feedback tan positivo, como creadora, ¿te costó coger las riendas de la segunda y última temporada de la serie?
Lo afronté con mucha ilusión y alegría. La presión que se supone que debería haber sentido no la sentí escribiendo esta segunda temporada. Estaba focalizada en no decepcionar a los propios personajes, en estar a la altura de ellas, de María, Cristina y Esther. Ese miedo, que entiendo que existe, sí que lo siento con lo que estoy escribiendo ahora.
Viendo la temporada me he dado cuenta de lo poco que se trata la depresión postparto o la parte más cruda de la maternidad. Tú, en cambio, has ido un paso más allá al mostrar cómo gestiona eso una madre soltera. ¿Qué te lleva a introducir ese conflicto?
Antes de escribir Vida perfecta, una amiga muy cercana me contó que durante el primer año de vida de su hijo no había sentido conexión con él, que había sentido que era un error ser madre y que qué iba a hacer con esa persona que había traído al mundo. Eso me lo contó tres años después y a mí me impactó que mi amiga viviera sola algo tan duro. No fue a terapia, no se lo contó a nadie. Lo vivió sola, en silencio. En el momento que me planteo hacia donde llevar a María en la segunda temporada aparece la historia de mi amiga.
Y choca con el hecho de que la maternidad es un tema que siempre se ha querido idealizar.
En el sistema de valores patriarcal, maternidad y mujer, son dos cosas que van juntas y parece que tiene que definir tu existencia como mujer. En el patriarcado, las mujeres estamos para procrear o para satisfacer el deseo femenino. La mujer madre o la mujer puta. Eso se va rompiendo, pero todavía cuesta. Es un tema de machismo que si vamos hablando y alzando la voz podemos llegar a modificar ese relato y hacerlo más real. No es real que el hecho de ser madre te va a hacer feliz o te va a hacer sentirte realizada. Puede ser maravilloso, y las amigas madres que tengo me dicen que es maravilloso, pero también que puede llegar a ser horroroso. Es todo y no pasa nada.
Me imagino a los políticos de un partido político en particular quitándose la piel a tiras al ver la escena en la que María le dice a su terapeuta que siente culpa porque no siente nada al mirar a su hijo.
Ojalá la vean. Vida perfecta, y sobre todo esta segunda temporada, interpela a hombres y mujeres. Es muy interesante que la historia que vive María con la maternidad la vean nuestros compañeros hombres para que también entiendan por dónde pasamos. Esto que se dice que "a las mujeres no hay quién las entienda". No, escúchanos y a lo mejor nos entiendes un poquito más.
Dijiste que 'Vida perfecta' te hacía hacerte preguntas sobre la vida. En la serie se tratan temas como el síndrome de Peter Pan, las relaciones abiertas en una familia estándar, la depresión posparto. Te has hecho todas estas preguntas, pero ¿qué respuestas has encontrado? ¿A qué conclusiones has llegado?
Algo que he llegado a entender estos últimos años, trabajando en Vida perfecta y también yendo a terapia, es que el terreno de la pareja, el terreno de las relaciones sexoafectivas, de la intimidad, es un terreno muy fértil para el autoconocimiento, para el trabajo personal. Si bien las amistades y los retos profesionales te enfrentan a ciertos miedos, el terreno de la pareja y del amor te enfrentan a una herida que es más íntima.
¿Qué esperas que haya aprendido el espectador cuando termine de ver 'Vida perfecta'?
Mi mayor sueño es que el espectador y la espectadora se hayan sentido acompañados en el viaje de vivir y vincularse con otros seres humanos, y hacerse preguntas y sentirse perdidos. Porque no perderse nunca es no vivir.
La serie cuenta cómo nos enfrentamos a diferentes problemas y cómo nuestras imperfecciones nos hacen reales. Para ti, dos temporadas después, y centrada en esta historia, ¿qué es para ti la vida perfecta?
La vida perfecta, si existe, es aquella que vives aceptando que no es perfecta. Aquella que vives abrazando la luz y la sombra, y aceptando que habrá momentos en los que estarás perdida, momentos en los que no, momentos en los que estarás más cobarde, estarás más eufórica...aceptando todos esos colores que no paran. Espero que la vida perfecta sea eso, el vivirla con todos sus colores.
Me da pena que termine 'Vida perfecta'.
A mí me da más pena que a ti, creéme. Lo he decidido yo y ahora no sé por qué dije que se tenía que acabar. ¿Qué hago ahora sin esta gente? ¿Qué hago ahora sin ellas?