Hoy en 'Cómics que cierras y vuelves a empezar': ‘Raptor’
La última lectura de Dave McKean es cautivadora y visualmente espectacular.
Hay cómics que te dejan ‘el culo torcido’. Pasa poco, no la ves venir, te pilla con la guardia baja y… ¡zas! ¿qué ha pasado aquí?
La lectura de Raptor empieza con un fuerte desconcierto que consigue que aumente el interés del lector. Dave McKean (conocido ya por ese tipo de guiones que no dejan indiferente) presenta a ‘Sokol’, un hombre enmascarado acompañado por un ave rapaz que demuestra en las primeras páginas de la historia que es bueno cazando criaturas peligrosas y que tiene vocabulario de sobra para hacer bonita la narración de sus pensamientos.
Acto seguido, el cómic presenta a Arthur, un escritor dañado por la pérdida de su amada que sólo encuentra calma escribiendo historias.
La cosa se lía cuando Sokol, en su época, en su lugar, encuentra una cabaña perdida y abandonada en el bosque con una biblioteca que llama su atención. De entre todos los libros se queda con un manuscrito y tarda poco en descubrir que hay algo raro en él; la historia se reescribe con el paso del tiempo.
No debo contar más para no boicotear la experiencia, pero estoy seguro de que habéis atado un par de cabos ya sólo con esta pequeña sinopsis.
Como decía en el titular, ‘Raptor’ es uno de esas pocas lecturas que vuelves a empezar en el mismo momento en que lo terminas. La satisfacción llega acompañada de una vaga sensación de pérdida de información que asegura una segunda lectura más inmersiva que la primera. Como ir a ver ‘Tenet’ por segunda vez al cine, ya preparado para que te agiten el cerebro y dispuesto a enterarte de las claves que no te dejaron resolver el puzle en el primer visionado.
Esa segunda lectura, deja tiempo también para el recreo visual exhaustivo que merece el dibujo de Dave McKean. Un dibujo que parece ser casi ‘feista’ en ocasiones, no atendiendo a proporciones, perspectivas y demás fundamentos del dibujo, pero que acabas reconociendo como arte en estado puro y que saca potencia de esa incorrección elegida.
La presentación de Sokol en las primeras páginas es un ejercicio narrativo espectacular. Minimalista por un lado para fortalecer la narración, viñetas sin fondo con contados detalles que sugieren tierras yermas y con un uso de la tinta y las acuarelas para crear atmósfera para el que encontraría muy pocos precedentes.
El dibujo de Dave McKean parece ser un mundo aparte como podría ser el de Shaun Tan, por ejemplo, y me ha llevado a buscar información del artista, sobre su forma de pensar, su método. He sentido curiosidad por saber qué le ha llevado a mezclar lápiz, tinta, acuarelas, texturas o qué le ha llevado a unos diseños “desencajados” cuando hay una clara formación en su dibujo.
‘Raptor’ de Dave McKean, subtitulada “Una novela gráfica de Sokol”, es uno de los mejores descubrimientos que he hecho este 2021. Hojéalo en alguna librería cuando tengas ocasión y, si encuentras atractivo en el dibujo, cómpralo sin pensar.