Especial
‘El buen patrón’ bate el récord histórico de los premios Goya con 20 nominaciones
La película de Fernando León de Aranoa, protagonizada por Javier Bardem, ha conquistado el récord que hasta ahora ostentaba 'Días contados'
El buen patrón acaba de batir un récord en nuestro país: es la película con más nominaciones a los premios Goya en toda la historia del certamen. 20. Hasta ahora el primer puesto lo ostentaba Días contados de Imanol Uribe con 19, película contextualizada en los años de plomo de ETA, seguida de las 18 de la Blancanieves de Pablo Berger y La isla mínima (17) de Alberto Rodríguez. Fernando León de Aranoa le ha arrebatado el primer puesto al cineasta vasco al colar su película en prácticamente todas las categorías imaginables de los Premios de la Academia.
Porque El buen patrón no solo aspira a mejor película, mejor director, mejor actor principal (Javier Bardem) y mejor guion: también tiene tres nominados a mejor actor secundario, tres a revelación –la joven Almudena Amor incluida– y hasta se postula a la candidatura de mejores efectos especiales. Ni el drama de Maixabel sobre el acercamiento de presos y víctimas de ETA ni la adrenalina de Las leyes de la frontera y ni siquiera Pedro Almodóvar con sus Madres paralelas han conseguido acercarse a las veinte nominaciones que ostenta El buen patrón.
Sobre la obra maestra de Aranoa, que también se postula como elegida por España para representar a nuestro país en los premios Óscar, oscila el recuerdo de Berlanga y Azcona, solo que la intencionalidad crítica del director de Barrio y Los lunes al sol consigue que la película no sea únicamente una sátira con tintes panfletarios, sino que adquiera un poso de seriedad intelectual que trascienda su tono aparentemente liviano. Bajo el tamiz de la comedia negra se esconde una historia perversa que retrata la actitud paternalista de ciertos empresarios muy españoles y mucho españoles que, por el mero hecho de ser empleadores, se sienten en la legitmidad ética y moral de opinar e influir sobre la vida de sus trabajadores.
Crítica de El buen patrón
Ese modelo de patrón, defensor, protector o patrono y amo, concepto que entronca con la España feudal y clasista, es tan ridículamente realista que asusta a la vez que fascina, en parte porque todos hemos conocido o escuchado de algún sujeto que, amparado en su poder, actúa como lobo con piel de cordero, en parte por la descomunal interpretación del monstruo Javier Bardem, que se come la pantalla dando vida a ese jefe que tiene algo de cuñao pero de entrañable en su cínica justificación moral de sus conductas, así como cierto tufillo a ese 'apolítico y de derechas' del que hacía gala Canivell en La escopeta nacional.
El buen patrón es una comedia negra, negrísima, que reviste de humor una triste historia de explotación laboral que nos recuerda que los patronos explotadores y cabrones existen pero que estos no necesariamente responden a estereotipos ridículos que rocen lo grotesco, sino que muchos de ellos son tipos normales, amables, ni siquiera conscientemente malvados, cuyo problema no es su actitud sino una forma de pensar tan individualista, capitalista y egoísta que se traduce en actos reprobables, un 'todo vale por mi empresa' falto de ética y legitimidad moral. Cuestiones, por otra parte, triviales para el mercado, el gran arúspice al que se abraza este buen patrón ambiguo, canalla y español que, sorprendentemente, nos llega a caer tan bien como otros felones, manipuladores, machistas y neuróticos de la historia del cine y la televisión como Walter White, Tony Soprano o Don Draper.