La extraña enfermedad de José Sacristán que le provoca desmayos mientras ve películas
Se llama labilidad emocional y puede provocar cambios repentinos en el humor, así como fuertes ataques de llanto o de risa
Para ser un gran artista hace falta cultivar una gran sensibilidad frente al arte y la vida, y José Sacristán, que no en vano es una de las mentes más brillantes y cultas de nuestro país, es un hombre que ha conseguido desarrollar tales dotes. En parte porque ha trabajado con algunos de los más grandes cineastas de la cinematografía española y argentina, y en parte porque padece una extraña enfermedad que le pone los sentimientos a flor de piel: la conocida como labilidad emocional.
Sacristán, que será Goya de Honor 2021, así lo ha confesado durante el programa La matemática del tiempo de Televisión Española. Mientras charlaba con Carlos del Amor, el veterano actor, de 84 años, reveló que padecía labilidad emocional. «Me lo diagnosticaron ya de mocito», añade sobre la enfermedad. «Traducido al vulgar significa que tengo un alma de portera que no me la merezco», bromea.
Porque según los manuales médicos la labilidad emocional es una afección neurológica que provoca severos cambios en los estados de ánimo con reacciones incontrolables, como la risa o el llanto, así como un curioso síntomas denominado "incontinencia emocional" que puede llegar a provocar mareos, vahídos y desmayos. «Cualquier alteración de las emociones me provocaba problemas capilares, oftalmológicos o dermatológicos», explica Sacristán, y confiesa que llegó a perder más de una vez la conciencia viendo películas.
«Yo me llegaba a desmayar viendo Las mil y una noches, cuando a Turhan Bey le torturan en una rueda. Ahí me quedé tieso», explica Sacristán. «Tengo cierta incapacidad para una forma de violencia. De todos modos ya no temo que me de un vahído, pero la labilidad emocional me ha generado una dermatitis nerviosa que de vez en cuando me juega malas pasadas», añade, confesando que él, en su vida, llora mucho, «todos los días», especialmente cuando prepara la obra teatral Señora de rojo sobre fondo gris y cuando recuerda a su buen amigo Miguel Delibes.
Durante la charla en La matemática del tiempo Sacristán también explicó que quiere seguir siendo un niño: «No hay mayor seriedad que la del niño cuando juega [...] Yo no quiero de ninguna de las maneras perder de vista nunca el niño que fui, no perder nunca la capacidad de asombro y de sorpresa, de equivocarme, y sobre todo entender que la vida vale la pena y que hay muchas cosas por conocer y por descubrir».