Miguel Ángel Muñoz: “Las etiquetas no las lleva uno, se las ponen otros”
Hablamos con el actor sobre su documental '100 días con la tata', sus próximos proyectos y su fama de "chico bueno"
Miguel Ángel Muñoz lleva toda la vida delante de las cámaras. Conocimos al actor siento tan solo un adolescente en Compañeros y desde entonces no le hemos perdido la pista. Ha formado parte de Un paso adelante, El Síndrome de Ulises, Sin Identidad o Al salir de clase. También lo hemos visto ganando MasterChef Celebrity o como jurado en The Dancer. Pero nos quedaba una faceta suya por descubrir: la de director y creador.
Miguel Ángel Muñoz estrena este 29 de diciembre el documental 100 Días con la tata, un homenaje a la vida de una de las mujeres más importantes de su vida: su tía abuela Luisa Cantero.
La mujer cuidó de Miguel Ángel desde que era pequeño, convirtiéndose en uno de los pilares fundamentales de su vida. Ahora, con 98 años, es él quien se hace cargo de ella. El amor que sienten el uno por el otro es puro y bonito. Y es que tienen la intimidad de un nieto y su tata. La que se forma a lo largo de los años y que perdura en el tiempo. Ahora, Miguel Ángel retrata esta preciosa relación en 100 días con la tata.
Pregunta (P): ¿De dónde viene esta relación tan bonita con la Tata?
Miguel Ángel Muñoz (M): Viene de un vínculo tremendo que formamos cuando tenía entre tres y seis años. Hasta que tuve tres años, mis padres se apoyaban en mi abuela materna, pero falleció desgraciadamente. Como necesitaban ayuda externa porque ambos trabajaban y no se la podían permitir, recurrieron a mi tata. En esos tres años formamos un vínculo que ha llegado hasta hoy. Es muy peculiar y asombroso como un niño con una edad tan temprana puede formar un vínculo tan especial como este. Ella, junto a mis padres, es la persona más importante de mi vida.
P: ¿Qué recuerdos tienes en tu niñez con ella?
M: Algunos que contamos en el documental. Ella me llevaba a su trabajo como limpiadora. Le permitían que fuese cuando tenía cuatro o cinco años. Recuerdo que por aquel entonces ella ya tenía sesenta y tantos y yo pesaba bastante. Me llevaba colgando durante kilómetros. Recuerdo que tenía una fuerza extraordinaria y que estaba siempre alegre. Saludaba a todo el mundo. Muchas de esas cosas se me han quedado.
P: ¿En qué momento dijiste de ir a pasar el confinamiento con ella?
M: Para mí no era una decisión que tuviéramos que tomar. Obviamente los acontecimientos que vivió el mundo entero debido a esta pandemia nos sobrepasaron. En el caso de que la cosa se pusiera fea era evidente que yo me iba a ir a cuidar de ella. Llevo haciéndolo años y tengo una relación muy bonita con ella. Según ha ido perdiendo independencia, he ido adaptando mi vida a sus necesidades. He estado cerca de ella y dándole lo que necesitaba. En este caso necesitaba no tener contacto con nadie para no contagiarse. Es verdad que yo pensaba que iban a ser solo unos días. Nadie se imaginaba lo que estaba ocurriendo. Eso al final fueron 100 días de convivencia en una casita de 35 metros cuadrados. Hemos vivido una de las mejores experiencias de nuestra vida. La peli no solo va de esto. La peli cuenta la necesidad que yo tengo de contar nuestra historia desde hace años. Nace en el momento en el que me doy cuenta de que la tata no es inmortal y quiero vivir una serie de cosas que quede retratadas para nosotros. Entre ellas estaba la película.
P: ¿Pasaste miedo en algún momento durante aquel confinamiento?
M: ¿Y tú no? Todo el mundo. Muchísimo. No por mí, sino por ella. Ella es muy frágil y ahí es donde estaba toda mi responsabilidad. Yo era consciente de que si ella se contagiaba no iba a poder acompañarla al hospital. Eso estaba latente todo el tiempo. Lo que pasaba era que me planteaba la pandemia con La vida es bella, como hace Roberto que al niño no le enseña los horrores de lo que está sucedido. Lo hace de una manera divertida. Eso es lo que he intentado hacer. Eso me servía a mí para poder llevarlo también de la mejor manera posible.
P: ¿Te animarás a hacer otro documental?
M: Sin lugar a dudas. Esta es la primera experiencia al otro lado de la cámara, que ya llevaba años pensándolo. La tata me ha dado la oportunidad de que fuese con este primer proyecto. Sin duda, quiero seguir contando historias. Puede que sean en forma de documental o de ficción. Tengo proyectos que quiero sacar adelante y me encantaría hacerlo. Cuando uno cree en un proyecto al cien por cien, todo es más gratificante. Como actor he tenido la oportunidad de hacer proyectos maravillosos. Me siento muy orgulloso de algunos de ellos. Pero con esta película la satisfacción es plena tanto a nivel personal como profesional.
P: Miguel, al final tienes una imagen de nuero perfecto. Eres como el chico bueno que todo el mundo quiere tener a su lado, ¿hay presión de ser el chico bueno del cine español? ¿Te sientes así?
M: Yo no lo creo. Además, en esta película se ve que no lo soy. Es un retrato mío. Ni soy el yerno perfecto, ni soy el más bueno, ni nada. Es verdad que me considero un buen tipo. Lo digo al principio de la película. Yo no soy de quedarme un domingo de peli y manta. No lo he hecho en la vida. ¿Quién quiere un tipo hiperactivo a su lado? A veces lo excepcional es poder parar y dedicarse tiempo a uno. No lo soy, pero mejor escuchar estos piropos que otras cosas.
P: Además, te conocimos siendo el chico chulito de ‘Un paso adelante’, ¿te costó mucho quitarte aquella etiqueta?
M: Lo que pasa es que yo no lo he sentido. No he puesto el énfasis en mi vida en eso. Y mucho menos en los últimos diez años. Intento caminar con cierta tranquilidad en la vida, haciendo lo que creo que es mejor para mí. Lo hago mucho más allá de la aprobación de la persona que tengo delante. Esto es un trabajo que hago muy grande a nivel terapéutico. Creo que es muy importante que uno pueda expresarse como quiera sin pensar en que van a decir los demás. Muchas veces las etiquetas no las lleva uno, se las ponen o se las quitan otros. Mi entorno no ha cambiado su parecer en los últimos 20 años. Es cierto que con los años cambiamos. Pero efectivamente, con el paso de los años, te muestras de forma distinta en otros trabajos.
P: Has rodado hace poco en Dos vacas una burra con Pablo Pujol, ¿cómo va el proyecto?
M: El proceso está en que la película se está terminando. Ha cambiado el título y ahora se llama ‘En otro lugar’. Se estrenará próximamente en el cine. Tengo muchas de verla porque fue un rodaje muy especial junto a dos grandes amigos: Pablo y Jesús del Cerro. Tengo muchas ganas de que se vea. También de que se estrene Daddy Daughter Trip, película que rodé a las órdenes de Rob Schneider en Arizona, o Sequía, que se estrenará en TVE. Vienen un montón de proyectos.
Alberto Palao
Periodista musical. Me gusta comer burritos y escuchar canciones cortavenas. Encuentro todo tipo de...