Especial
Las palabras mágicas que cambiaron la vida de U2: “Ha sido simplemente brillante”
La vida de Bono, Larry, Adam y The Edge dio un giro de 360 grados aquel 26 de febrero de 1980. Esta es la historia de cómo empezó todo.
“Ha sido simplemente brillante y quiero ficharos para Island Records”. Esas fueron las palabras mágicas que cambiaron la vida de Bono, Larry, Adam y The Edge. Las escucharon en un pequeñísimo camerino, después de su actuación en el Estadio Nacional de Dublín, el 26 de Febrero de 1980. Y salieron de boca del cazatalentos Nick Stewart, testigo del concierto que él mismo definió como “hipnótico, una tempestad de sonido”.
“Se necesitan músicos”
“Se necesitan músicos”. Con ese aviso, clavado por Larry Mullen en el tablón de anuncios de la Escuela Temple Mount de Dublín, empezó la historia de U2. Era 1976. El batería, que entonces tenía solo 14 años, quería formar una banda. Y la formó. Poco después, ensayaba en la cocina de su casa junto a otros tres adolescentes que rondaban los 15 años: Bono cantando, The Edge a la guitarra y Adam Clayton al bajo. Se llamaban Feedback. Rápidamente cambiaron su nombre a The Hype. Hacían entonces versiones de Peter Frampton, Eagles o Moody Blues.
Solo cuando los Clash tocaron en Dublín, en Octubre de 1977, empezaron a incorporar el punk a su sonido y a su ‘look’. Y de nuevo, en 1978, se pusieron otro nombre. Esta vez fue el definitivo: U2. Ese año apareció en sus vidas Paul McGuinnes, quien accedió a convertirse en su manager. Les acompañó durante los siguientes 35 años.
El “quinto” U2
El propio Bono describía la banda como "una pandilla de cuatro, pero una empresa de cinco'. El quinto era el socio igualitario y capitalista Paul McGuinnes. Católico irlandés tradicional, diez años mayor que la banda, movió cielo y tierra por su ‘boy band’. El éxito comercial tardaba en llegar: “Estaba asombrado con la calidad y el talento y la ambición de estos cuatro músicos y todavía no habíamos conseguido un contrato discográfico”, recuerda el representante.
La culminación de los esfuerzos de McGuinnes, como si de la última tirada de dados se tratara, fue la firma de una gira por toda Irlanda. Una de sus paradas era el Estadio Nacional de Dublín, uno de los recintos de boxeo más conocidos del país, el 26 de Febrero de 1980.
“Más vale que sean buenos”
McGuinnes no daba puntada sin hilo y decidió que en ese concierto de Dublín (donde U2 contaba ya con una gran legión de seguidores) tenía que estar Nick Stewart, un 'cazatalentos' que trabajaba para Island Records. Stewart lo recordaba en la revista GQ: “Paul McGuinness me llamó por teléfono. ‘Deberías venir a Dublín mañana, U2 va a tocar en el Estadio Nacional. Quiero que les veas frente a su público local’”.
El champán corrió en las oficinas de Island Records en Londres el día de la firma del contrato
“Aterricé en Dublín 24 horas después, era un día de viento gélido y lluvia, y yo me decía a mí mismo: ‘Más vale que sean buenos’. Los A&R siempre tenemos que besar muchas ranas antes de encontrar al príncipe. Sin embargo, fue mi noche de suerte, diría que de mucha suerte. Sobre todo porque dos de mis rivales, de compañías discográficas rivales, y sin que yo lo supiera, también estarían presentes en el concierto. Pero ambos, por razones que no recuerdo, no pudieron llegar”.
“Fue hipnótico, una tempestad de sonido”
Cuando U2 llegó al Estadio Nacional aquel 26 de Febrero de 1980, sabía que junto a sus cientos de fans, había un espectador especialmente atento a la actuación. Tenían que darlo todo. “La banda apareció sobre el escenario y el público – casi exclusivamente chicos jóvenes entusiasmados – corrió hacia el frente ocasionando un caos total antes incluso de que el concierto empezara”, rememoraba Nick Stewart en GQ.
“Los potentes primeros acordes de 11 O'clock tick tock retumbaron en el estadio y estalló el verdadero caos. Fue hipnótico, una tempestad de sonido, furia e histrionismo, liderada por el cantante, una delgada figura que saltó a la pila de amplificadores, arriesgando su vida y sus extremidades, para entretener al hervidero de masas que había abajo. Todavía le veo actuando como si su vida dependiera de ello. Bono Vox había llegado para entregarse. Y se entregó”.
“Ha sido simplemente brillante”
La actuación de U2 había impresionado tanto al ‘cazatalentos’ que, nada más terminar, se dirigió de inmediato al “camerino más pequeño del mundo”. Así fue definida la habitación en la que se vivió el momento histórico. Estaban presentes Bono, Larry, Adam, The Edge y Guinnes, además de “los cientos de personas que aseguraron después ‘yo estuve allí’ como suele ocurrir tradicionalmente cuando nace una leyenda”. Ese hombre alto, de porte militar, anunció a todos: “Ha sido simplemente brillante y quiero ficharos para Island Records”. Palabras mágicas que cambiaron la vida de U2.
Ese hombre alto era Nick Stewart. Afortunadamente, su asistenta Annie Roseberry era una gran fan del grupo, y los dos baluartes de la oficina de prensa también estuvieron de acuerdo con el nuevo fichaje.
¿No habría dinero para algunas bebidas?
Ahora quedaba otro escollo: convencer a Chris Blackwell, jefe y fundador de Island Records (uno de los principales sellos independientes de Reino Unido). Nick arregló un viaje a Nassau: “Debatimos durante varios días y noches… Ni Chris ni yo hubiéramos podido imaginar entonces las extraordinarias cotas que alcanzaría la banda”. Stewart ganó el debate.
El champán corrió en las oficinas de Island Records en Londres el día de la firma del contrato. Tímidamente, Bono preguntó si había “una bolsa de dinero para que la banda pudiera disfrutar de algunas bebidas”. Stewart tuvo que hacer una incursión en la caja. “Años después, en el Earls Court, Bono reflexionaba sobre esos días en Londres. Nunca ha olvidado lo importante que fue la gente de Island en sus comienzos”, revela el ‘cazatalentos’. Pocos meses después, en Octubre de 1980, U2 publicó su primer álbum: Boy.
“Era un poco de pacotilla, pero creí en ellos”
Lo curioso del caso es que el icono de la industria musical Chris Blackwell que contrató a U2, no estaba del todo impresionado con Bono y sus chicos la primera vez que les vio actuar en un pub de Londres. "No me entusiasmaba la música", reveló en una entrevista con NPR. "Era un poco de pacotilla, pero creí en ellos".
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop