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Por qué 1962 fue el año en el que el rock cambió para siempre
Hace sesenta años, los lanzamientos de los Beatles, los Rolling Stones, Bob Dylan y The Beach Boys definirían el futuro de la música
Hay momentos en la historia en la que historia en los que la música evoluciona, vive un punto de inflexión y cambia para siempre. Uno de esos años clave fue 1962, momento en el que varios grupos y artistas marcaron un antes y un después y sentaron las bases del futuro. El rock se sofisticó, las letras, los arreglos y la concepción de las canciones evolucionó hasta definir no solo la nueva década, sino el resto del siglo XX.
Ya en la segunda mitad de los años 50 el rock ya gozaba de mucha presencia, pero aún se veía como una tendencia pasajera, con canciones rápidas, nacidas a partir del gusto de los jóvenes por el influjo de la música R&B acompañada de guitarras enérgicas. Pero a principios de la década siguiente, todo cambió. Elvis Presley regresó del servicio militar en marzo de 1960, y comenzó su decadencia musical mientras se centraba en participar en películas y bandas sonoras. Buddy Holly ya había fallecido y otras grandes figuras como Chuck Berry se encontraban en decadencia.
En 1962, una serie de casualidades coincidieron en el universo musical, y sentaron las bases de lo que ocurriría después. En septiembre de ese año, los Beatles, una banda de Liverpool de la que poco se había oído hablar, entró en el estudio para grabar Love me do, su primer sencillo. Su valor añadido fue que contaban con su propio catálogo de canciones, y no lanzaron versiones de otros artistas. Canciones como There's a place marcaron la diferencia, consolidándose este tema de John Lennon como una de las primeras que habla desde la intimidad, lejos del amor o las referencias sexuales de los anteriores rockeros. Tras publicar ese single, ya nada volvería a ser lo mismo para los Fab Four. Ese sería el inicio de su gran éxito.
Si nos retrotraemos a algunos meses antes, otra banda ya estaba despuntando en el rock. Los Rolling Stones comenzaron en ese año a tocar en los locales de moda de la capital inglesa. La incorporación del batería Charlie Watts terminó de aupar al grupo como uno de los imprescindibles en la noche londinense, con sus versiones coloreadas de un estilo propio de éxitos de otros como Chuck Berry. La llamada invasión británica con estos dos grupos ya estaba en marcha, y no pararían hasta llevar el rock al primer plano de la música.
Los Beatles fueron presentados en sociedad como los jóvenes sensibles, bien vestidos y trajeados, mientras que los Stones eran los deslenguados, salvajes e irreverentes. Los dos acabarían convirtiéndose en bandas imprescindibles, con personalidades nunca antes vistas y un enorme talento imitado después por otros artistas. La historia de la que se llamó la banda de rock más grande del mundo aún no ha terminado 50 años después.
Al otro lado del charco, otros hitos perfilarían el año 1962 como clave para entender el cambio de ciclo. En marzo de ese año salió a la venta el primer disco de Bob Dylan, un veinteañero acompañado de una guitarra y una armónica que lo grabó en tan solo tres días. Solo dos de sus temas estaban compuestos por él mismo, pero su imprimió en ellos su propia historia como recién llegado a Nueva York, como uno de esos cantautores folk que quería probar suerte en la gran ciudad. Su gran aportación fue el nacimiento de la canción protesta, con letra comprometidas y preocupadas por temas sociales, como si fuera un cronista de la actualidad del momento. Con el tiempo fue ganando notoriedad hasta convertirse en uno de los artistas clave de la década.
En la costa oeste, otra apuesta novedosa estaba comenzando a brillar con luz propia. En octubre de 1962 se publicó Surfin' Safari, el primer álbum de los Beach Boys, una banda en la que destacaba la figura de su líder, Brian Wilson, como autor de canciones frescas, motivadas por el surf de California. En aquel momento, el grupo tomó elementos de las décadas anteriores, pero consiguió trascender con nuevos sonidos y unos arreglos únicos. Las nuevas capas de instrumentos y voces crearon un sonido propio lleno de sofisticación.
Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic