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Qué es la zoonosis y por qué deberíamos estar hablando de ella
Este 6 de julio se celebra el Día Mundial de la Zoonosis, término que engloba a las enfermedades infecciosas de origen animal. ¿Es posible evitarlas?
La gripe aviar, la fiebre aftosa, el ébola, la rabia, el sida o el propio covid tienen algo en común: todas ellas son enfermedades zoonóticas. Es decir: son fruto de una transmisión que se ha producido de animales a humanos. Virus como el SARS-CoV2, pero también bacterias, parásitos u otro tipo de agentes infecciosos, dan el salto de una especie a otra. ¿El resultado? Lo hemos visto a lo largo de los dos últimos años.
Para tratar de concienciar a la población mundial sobre este problema y poner el foco en la importancia de la investigación científica, la prevención y la detección, cada 6 de julio se celebra en todo el planeta el Día Mundial de la Zoonosis. Un problema que no entiende de fronteras y cuyas dimensiones dan qué pensar: de los 1.415 patógenos humanos conocidos en el mundo, el 61% son zoonóticos. Es decir: 6 de cada diez tienen su origen en los animales.
¿Y por qué precisamente hoy? Porque fue precisamente un 6 de julio cuando, allá por el año 1885, el célebre científico Louis Pasteur aplicó en Francia la primera vacuna antirrábica al niño Joseph Meister, que había sido mordido por un perro rabioso. Hoy han cambiado muchas cosas, pero los virus siguen estando ahí, amenazándonos con mayor o menor gravedad cada cierto tiempo.
“Las enfermedades zoonóticas han estado ahí desde siempre, y el ser humano está muy familiarizado con ellas”, explica Juan Bárcena, virólogo. “Normalmente atacan a especies animales, pero bajo ciertas circunstancias dan un salto de especie y pasan al hombre, o al revés”.
El papel del cambio climático
¿Cuáles son esas circunstancias? Y lo que es más importante, ¿podemos evitarlas? “Es evidente que hay cosas que estamos haciendo mal”, reflexiona Juan, “pero la realidad es que erradicar las enfermedades zoonóticas es casi imposible. Se trata, más bien, de intentar estar preparados ante ellas”.
Entre los factores que complican las cosas, la actual globalización. “El coronavirus es el mejor ejemplo”, apunta Juan. “Surgió en un mercado de Wuhan, pero no tardó en expandirse por todo el planeta gracias a los vuelos internacionales y convertirse en una pandemia mundial”.
Pero hay más: “El cambio climático también favorece esta propagación de diversas maneras”, advierte el virólogo. “La destrucción de hábitats está detrás de las alteraciones que están sufriendo muchas especies, que hasta hace poco no compartían el espacio con el hombre. Se está produciendo un retroceso de los bosques por un cambio del uso del suelo. Además, muchas de esas enfermedades están también transmitidas por insectos, cuya área de distribución se está viendo afectada por el cambio climático. Insectos que solo estaban en los trópicos se dan ahora en otras latitudes. Lo mejor que podemos hacer es estar alerta”, concluye.