Especial
La fotógrafa Ana Palacios sobre nuestra relación con los animales: “Con mis fotos busco generar empatía”
La fotógrafa madrileña Ana Palacios expone hasta el 31 de agosto su obra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, como parte del programa de PhotoESPAÑA. En su serie ‘Armonía’, Palacios explora nuestra relación con los animales
¿Cómo y cuándo nació el proyecto 'Armonía'?
Fue un encargo puntual que luego se ha convertido en un proyecto personal. La Asociación de Pequeñas y Medianas Fundaciones (PYMEF) me encargó fotografiar dos santuarios de animales: El Hogar Animal y Gaia. Estuve un mes conviviendo con ellos para documentar el trabajo que se realiza en estos lugares.
‘Armonía’ es el nombre que le pusieron a un corderito de cinco días que fue rescatado de ser sacrificado mientras yo estaba documentando la vida en Gaia. Me pareció un buen nombre para el proyecto de fotografía documental que explora la vida en los santuarios de animales, espacios dedicados a la protección y cuidado de animales rescatados, en su mayoría, de la industria de la ganadería intensiva.
Proponen una relación entre los humanos y la naturaleza basada en el respeto a los animales y también una filosofía de conservación medioambiental. Los curan, los protegen y conviven con ellos en un entorno seguro hasta que mueren de forma natural.
¿Por qué te centraste en los animales y las personas que los cuidan, rescatan y protegen?
Mi objetivo ha sido documentar el día a día en los santuarios. La relación de los fundadores, trabajadores y voluntarios con los animales. Su labor y cómo interactúan. En definitiva, relatar cómo es su rutina diaria. Desde el primer día de convivencia con ellos detecté mucha complicidad, amor y respeto. Me interesaba reflejar la intersección entre los protagonistas, en este caso, los humanos con los no humanos.
¿Qué reacción buscas provocar en quien ve tus fotografías?
Generar empatía. Conseguir que nos pongamos en la piel del otro. En los santuarios descubrí que se pueden establecer los mismos vínculos afectivos con un animal de granja que con nuestros perros o gatos. Encontré unos lazos de cariño en ambas direcciones que me sorprendieron. En lo profesional, fue muy interesante el reto de fotografiar animales por primera vez y también muy revelador a nivel personal, porque desmonté muchos prejuicios y clichés que ni sabía que tenía al hacer este proyecto. Eso es también lo que me gustaría conseguir al contar esta historia: que nos detengamos a reflexionar sobre cómo nos relacionamos con los animales y cómo tenemos normalizado el maltrato como algo natural.
¿Crees que la concienciación en materia de protección animal está creciendo?
Creo que sí, afortunadamente. Ahora tenemos acceso a información más detallada sobre lo que sucede dentro de algunas granjas de ganadería intensiva o espectáculos, donde hay un maltrato animal flagrante. Hace pocos meses, el Congreso de los Diputados declaraba a todos los animales como “seres sintientes” y la legislación avanza hacia una mayor protección, prohibiéndose el sacrificio de las mascotas, multas por abandono o el uso de animales salvajes en circos o espectáculos.
Pero, sobre todo, creo que se le está prestando más atención por la relación directa que existe entre la cría masiva de animales y el calentamiento global. Se están identificando y cuantificando los graves problemas que afectan al medio ambiente con la ganadería intensiva, desde la contaminación de las aguas del subsuelo por la mala gestión de los purines hasta la deforestación para los monocultivos de cereal para consumo animal o la emisión de gas metano que generan los animales, que suponen casi un 20% de las emisiones de los gases de efecto invernadero según la FAO. Hasta el Papa Francisco hace unos días afirmaba “conveniente consumir menos carne” para “ayudar a salvar el medio ambiente”. Creo y espero que, en un futuro nada lejano, vamos a presenciar cambios significativos en esta dirección.
¿Cuál crees que es la vía para concienciar a la gente de la importancia de respetar al resto de seres vivos del planeta?
Dejar de percibirlos como “cosas” a nuestro servicio para nuestra explotación y satisfacción. Estoy segura de que, si las personas nos interesáramos por los procedimientos que se llevan a cabo para que terminen en esas latas de paté o como filetes en las baldas de los supermercados, cambiaríamos algunos de nuestros hábitos alimentarios. Hay muchos artículos, podcasts y documentales que revelan testimonios interesantes a este respecto que animaría a leer, escuchar o ver para dejar de disociar el trozo de carne del animal del que proviene.
En tu opinión, y más allá de nuestra protección, ¿qué es lo que necesitan los animales?
Conseguir que convivamos en armonía todos los habitantes de este planeta.