Goomer vuelve en una edición definitiva

Seamos sinceros. No supimos apreciar el tesoro que tuvimos con El Pequeño País, allá por los años 90.

Éramos demasiado jóvenes, lo entiendo. Afortunadamente, Norma Editorial pone remedio a ese vacío en nuestra cultura popular y presenta una joya en forma de cofre del tesoro que guarda la obra íntegra de “Goomer” en dos lujosos tomos de confección enciclopédica.

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Las historias del astronauta caradura y zarrapastroso que crearon Nacho Moreno y Ricardo Martínez han sido recuperadas en un formato de lujo para hacerle justicia (del mismo modo que ya hizo esta misma editorial con Leo Verdura, ojalá sigan apostando por rescatar el mejor material de El Pequeño País) a una de las obras cumbre del humor gráfico español.

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A través de sketches en formato de una página, el camionero espacial Goomer, varado en un planeta alienígena que desconoce, sufre una calamidad tras otra al tiempo que traba amistad con “los locales”. Unas veces el chiste reside en lo absurdo e inesperado (como un ascensor que resulta estar vivo y tiene la fea costumbre de mascar chicle mientras transporta a la gente); otras, se convierte en una sátira sobre el mundo real (a veces los trámites burocráticos parecen ser una odisea alienígena también) e incluso hay hueco para el humor más costumbrista, basado en la convivencia y las relaciones de una sociedad.

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Goomer es una obra que no deja ningún palo por tocar y por la que apenas se nota el paso de los años, lo cual debería llevarnos a reflexionar si de verdad hemos cambiado tanto como creemos… Aunque no perdamos de vista que nuestro protagonista se bebería una cerveza y cambiaría de canal antes que preocuparse tanto por la vida.

Además, la fuerza de la comedia está perfectamente repartida entre unos textos ingeniosos, salidos de una lengua viperina, y un dibujo puesto completamente al servicio de su propósito, con un trazo suelto y fresco, una línea muy expresiva y un color desenfadado que sienta de miedo a unos diseños de personajes dispares, imaginativos y siempre divertidos.

Como lector no sientes en ningún momento que el gag esté descompensado, sino que todos los elementos han sido puestos con cuidado para que no se chafen los faldones unos a otros. Y es que en el humor gráfico hay que andarse con cuidado para no aburrir y pretender rematar con un “dibujito gracioso”. Pues bien; aquí tenéis un manual perfecto para aprender cómo hacerlo fetén.

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Lo mejor de Goomer es que no importa de qué generación seas. Si peinas canas y vives con un huequecito en el corazón para Goomer y El Pequeño País, este cofre va a ser lo mejor que compres este año. Pero si acabas de aterrizar en el mundillo de los cómics, Goomer es una cita que no te puedes perder, pues tienes un buen trozo de historia española del cómic y el humor en dos tomos preciosos de tapa dura a los que nadie puede girar la cabeza.

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