Especial
La cosmética natural, una aliada para el medio ambiente
Te invitamos a conocer de primera mano el trabajo de quienes elaboran productos ecológicos para el cuidado diario del cabello o la piel
Cuidar el planeta, ofrecer condiciones dignas a los trabajadores y poner en el mercado un producto 100% natural y de calidad. Son algunas de las máximas con las que trabaja la llamada cosmética natural, un sector que ha ido ganando protagonismo en los últimos años, a medida que la conciencia medioambiental ha ido creciendo entre la población.
No es casualidad que la cosmética sea un importante caballo de batalla para quienes consideran que el mundo debe girar en otra dirección. Según datos de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, cada español emplea una media de siete productos cosméticos al día. Pasta de dientes, gel, champú, cremas, maquillaje… Y la mayoría de ellos tiene un origen no precisamente sostenible: muchos de sus ingredientes proceden del mundo petroquímico, y contienen polímeros plásticos que no se degradan con facilidad. A menudo escuchamos hablar de los parabenos, pero hay muchos más: el triclosán (TCS), el Cloruro de benzalconio (BAC), el formaldehído (FA), los filtros de UV o las siliconas son parte del problema.
Cualquier producto de cosmética debería poder comerse sin que eso tuviera consecuencias
Otra forma de cuidarse
Frente a ello, algunas empresas apuestan por hacer las cosas de otra manera. “La cosmética natural está basada en ingredientes naturales, que aprovechan las propiedades de la naturaleza y evitan ingredientes sintéticos en la mayor medida posible”, explica Laura Pardo, de Bara Cosmetics, una pequeña empresa que fundó allá por 2010 y cuyos productos se fabrican de manera artesanal en España. “Los ingredientes naturales llevan usándose toda la vida, por lo que se conocen perfectamente sus efectos y beneficios sobre nuestro cuerpo y sus posibles contraindicaciones”, añade Laura.
Vicky Hermida es la fundadora de EcoEko, firma que nació hace 11 años, cuando decidió dejar su trabajo como paisajista para dar un giro a su vida. “Nuestro objetivo era demostrar que se puede hacer un producto 100% ecológico, lo que hace años no era tan común”, cuenta. “Un producto local y artesanal, que no genere residuos y respete al medio ambiente y a los animales”. Y es que, tal y como recuerda Vicky, “la cosmética es un producto que está en todos los hogares: da igual la clases social. Todo el mundo usa champú, jabón, cremas, desodorante… Creemos que se puede seguir usando todo eso siendo coherente con lo que uno piensa”.
Como en otras tantas cosas, el problema está en los ingredientes. “La industria cosmética convencional utiliza productos difíciles de degradar, como las siliconas”, apunta Laura. “Además, a menudo tiende a intentar inventar componentes “revolucionarios” que no se sabe qué efecto o toxicidad pueden tener a largo plazo, sencillamente porque no se llevan usando suficientes años. Como base de los productos, la industria emplea ingredientes sintéticos baratos en vez de aceites, mantecas e hidrolatos vegetales, que son más caros pero que refuerzan las propiedades del principio activo”, explica Laura. En el caso de Bara Cosmetics, lo vegetal es la norma. “El 85% de nuestros productos son veganos. El único ingrediente de origen animal que utilizamos es la miel”, cuenta.
Calidad y respeto
“Comparar la cosmética convencional que puedes encontrar en un supermercado con la natural es como comparar la comida rápida con la de los productos de la huerta de tu madre o de tu padre: son cosas totalmente diferentes”, asevera Vicky. “Los productos de la industria no arreglan ningún problema de salud, sino que más bien los crean. No tienen principios activos, no huelen bien, se hacen a miles de kilómetros, no contribuyen a la economía local ni a la sostenibilidad, y son productos de muy baja calidad”, asegura.Y pone un ejemplo muy gráfico: “Cualquier producto de cosmética debería poder comerse sin que eso tuviera consecuencias. Si eso lo haces con una crema o un jabón de supermercado, te intoxicas”.
Laura coincide en esas diferencias. “La cosmética natural es más beneficiosa tanto para las personas como para el planeta”, asegura. “Porque evita los tóxicos y porque, además, implica una conciencia medioambiental que nos favorece a todos. Y aunque no prometa los efectos milagrosos de otros tipos de cosmética, es segura y muy efectiva”. Eso sí, advierte: “Conviene estar atentos al greenwashing (el lavado de cara que muchas empresas intentan hacer con sus productos): hay que saber escoger”.
Dicho lo cual, ¿el futuro es esperanzador? ¿Está la gente cada vez más concienciada en materias como la sostenibilidad de los productos cosméticos que compramos? “Es evidente que en este momento se puede hablar más de este tema. Hay mucha más sensibilidad hacia el medio ambiente y hacia la salud”, reflexiona Vicky. “También se presta más atención a la importancia de cuidar el consumo local. Cada vez la gente se va dando más cuenta de la importancia de utilizar productos que están fabricados sin dañar a los animales, las personas y las plantas y, sobre todo, que ponen en valor lo que la naturaleza nos da”.