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NOIR demuestra que todo es ‘zona de comfort’ para Marini
El autor debuta en el género negro dejando con ganas de más.
Enrico Marini es uno de los mejores autores de cómic europeo que podemos encontrar en el globo. Así de fácil. No sólo por su facilidad para crear historias interesantes sino también por la perfección y el romanticismo de su trazo, siempre ligado a la técnica tradicional.
Todo lo que sale de su mente se convierte en oro. Su palmarés tiene joyas como ‘El Escorpión’, ‘Rapaces’ y ‘Águilas de Roma’; todas series de ficción con un fuerte anclaje en histórico del todo verosímil. Pero precisamente ese punto en común era el que, de algún modo, había encasillado en nuestras mentes a Marini y ahora llega con ‘Noir’ para dejar claro a su público que no hay terreno que no sea ‘zona de comfort’.
Si bien, 'El Principe Oscuro', su historia de Batman, le llevó de prestado al entorno lúgubre de Gotham City, esta ‘Noir’ es la primera historia propia en la que deja atrás los herrajes, las espadas y las vestiduras de cuero para avanzar unos cuantos siglos en la línea temporal y llevarnos a los EEUU de los años 30. Así pues, cambiamos las cabañas y los circos romanos por ‘dinners’ y bares de alterne gabardinas, pistolas y humo de cigarrillo.
La historia presenta a Slick, un tipo duro como pocos ha dado el cine ‘noir’, de esos que responde siempre con insultos e impertinencias y no se piensa dos veces si sacar la mano a pasear. Junto a él, en la portada, Debbie; una mujer de curvas imposibles con la que tuvo un pasado y que ahora ‘pertenece’ a un mafioso (ya sabéis cómo funcionaban las cosas antes) con el que Slick tiene cuentas pendientes.
‘Noir: Burlesque’ explora ese terreno oscuro y pantanoso que crea la proximidad con la mafia para dejar al lector en jaque con sus últimas páginas, recordándole con mucho pesar que es el primero de dos volúmenes.
Una lectura que vuela entre frases lapidarias y viñetas grandes que sirven como el mejor portfolio de un Enrico Marini que limita su paleta de colores de forma fulminante, dejando sólo el rojo como nota de contraste con el blanco y la escala de grises. Si bien la idea original podría atribuirse a Frank Miller con su Sin City, el desarrollo con acuarela aporta una nueva dimensión al concepto.
Decir más es perder el tiempo. ‘Noir’ es una historia pequeña y absorbente, de un género que nunca falla, con personajes ‘cliché’ pero muy carismáticos y dibujada y coloreada con un gusto que da envidia. Compra obligada para todo aquel que haya disfrutado del cómic o la novela gráfica alguna vez en su vida y un tomo perfecto para sorprender a ese amigo aficionado al que no sabes nunca qué comprarle.