El último concierto de Freddie Mercury con Queen: “¡Mi cuerpo entero está destrozado de dolor!”
Nadie sabía que iba a ser el último show del artista
El 9 de Agosto de 1986, Freddie Mercury cantó por última vez con Queen en un escenario. Llegó en helicóptero sobrevolando el Támesis, ensayó en el backstage su imponente rango vocal, se puso su chaqueta militar amarilla y cautivó hasta el delirio a los más de 120.000 fans que abarrotaban Knebworth Park. Y nadie sabía que ya nunca más volvería a hacer algo igual. Sin embargo, cuando terminó la actuación, pronunció una frase premonitoria: “¡No puedo hacer esto nunca más, mi cuerpo entero está destrozado de dolor!”.
Un concierto grandioso en todos los sentidos
Aunque entonces nadie lo sabía, ‘The Magic Tour’ se convirtió en la última gira de Queen con los cuatro miembros originales: Freddie Mercury, Brian May, John Deacon y Roger Taylor. La banda hizo 26 conciertos en Europa para presentar su duodécimo álbum A kind of magic (1986) ante más de 400.000 personas. Había pasado un año de su sensacional presentación en el Live Aid y parecía como si la omnipotencia de Queen no tuviera límites. Su mercado era inagotable. Las entradas se agotaban en horas. Después de colgar el ‘sold out’ (150.000) en el Estadio de Wembley (11 y 12 de Julio), “tuvimos que añadir un gran show al final del Magic Tour. Teníamos una capacidad de 120.000 y el primer día vendimos 30.000 entradas”, recordaba el promotor de la gira Harvey Goldsmith. Y ese gran show final fue el del 9 de Agosto de 1986 en Knebworth.
El enorme concierto al aire libre en Knebworth Park - llamado A Night Of Summer Magic - fue grandioso en todos los sentidos. Más de 120.000 personas inundaban los jardines de la icónica mansión de Hertfordshire, un batallón de amplificadores (5.000), casi 14 km de cables y una enorme pantalla de vídeo sobre el escenario de 6 metros. Y el tiempo acompañó aquel día de verano en el parque más grande de Inglaterra. Las puertas se abrieron a las 12 del mediodía y el show terminó a las 10:30 pm. Queen era el broche final del cartel que incluía también a los emergentes Beloius Some, los veteranos Status Quo y los escoceses Big Country, por este orden. Las entradas costaba 14'5 libras (anticipada) y 16 libras (en taquilla). No estaba permitido llevar alcohol, botellas, latas o cámaras de vídeo. Tampoco acampar.
En el helicóptero
Queen llegó en helicóptero. Con gran pompa y boato. Las imágenes están grabadas y muestran increíbles planos aéreos tomados desde el aparato que había sido tuneado con el diseño del álbum A kind of magic. Salieron desde el helipuerto de Battersea (en el Norte de Londres), sobrevolaron el Támesis o la Central Eléctrica Battersea y llegaron a Knebworth Park después de recorrer 48 kilómetros. El aterrizaje y la salida del helicóptero generaron las ahora famosas imágenes de Freddie con su camisa hawaiana y sus gafas de sol de aviador. Les recogieron en un vehículo y fueron directamente a la zona de ‘backstage’.
En el backstage
También existen imágenes increíbles de Freddie Mercury en el ‘backstage’ (aunque no del concierto que, inexplicablemente, solo se grabó el audio). Con su camiseta amarilla de tirantes, se ve al cantante haciendo flexiones, sentadillas, ejercitando la voz y exhibiendo su impresionante rango vocal. Cuando pregunta a alguien cuánto queda para que empiece el concierto, le responden: “Diez minutos”. En un momento entra Roger Taylor y se une a Freddie en un improvisado dueto. Pasados los 10 minutos, todos se encaminan hacia el escenario. Mercury se pone para la ocasión su chaqueta militar amarilla que había diseñado su amiga Diana Moseley para la gira. Es la imagen más emblemática del cantante.
En el concierto: "Buenas noches y dulces sueños"
Durante dos horas, Queen recibió la respuesta entusiasmada del público. Todo el mundo coincide: la actuación fue excepcional. Ese día, a Mercury se le veía pletórico, de muy buen humor y lleno de energía. Abrieron el concierto con One vision, con una intro épica perfecta para caldear aun más el ya caldeado ambiente. Y a partir de ahí, todo un recorrido por sus grandes hits: A kind of magic, Under pressure, Another one bites de dust, I want to break free o Radio Ga Ga, además de varios solos de guitarra y la clásica improvisación vocal de Mercury, la llamada-respuesta “daaaay-oh” que tanto impresionó en el Live Aid.
Y para terminar, ya en la segunda tanda de bises, mientras sonaba una emocionante versión del himno nacional God save the queen, con Brian May a la guitarra, un resplandeciente Mercury se despedía de la multitud: "Buenas noches y dulces sueños". Y Queen desapareció del escenario. El triunfo de la noche se tornó en tristeza cuando la banda supo que un fan de 21 años había sido fatalmente apuñadado entre el tumulto y los médicos no habían podido hacer nada por salvarle.
“Si todavía sigo vivo”
Nadie sabía entonces que el último concierto del Magic Tour, sería también el último de Freddie Mercury con Queen. Los que allí estuvieron desconocían que estaban siendo testigos de un hecho histórico. Knebworth Park se convertiría en el último escenario en el que sonó el impresionante torrente de voz de Farrokh Bulsara.
Tampoco se lo imaginaban John Deacon, Roger Taylor ni Brian May. Cuando en Guitar World le hicieron esa pregunta al guitarrista, esto es lo que respondió: “¿Que si sabíamos que sería la última vez?. No”. Y añadió algo más: “Freddie dijo algo así como ‘¡Oh, joder, no puedo hacer esto nunca más, mi cuerpo entero está destrozado de dolor!’. Pero él decía cosas así al final de un tour. Así que no nos lo tomamos en serio”.
Aunque hasta un año después Freddie no supo que tenía SIDA, dos semanas antes de Knebworth, en una parada del grupo en Budapest, el cantante, haciendo gala de su humor negro, le dijo a un periodista que regresaría al Népstadion (estadio de la capital húngara) “si todavía sigo vivo”.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop