Especial
¿Por qué deberías aprender a tocar un instrumento?
Hablamos con profesores, alumnos y personas autodidactas que se han lanzado a tocar un instrumento. Nunca es tarde para hacerlo.
Los alumnos corretean por los pasillos de BoXinBox, unos conocidos locales de ensayo de Madrid. Muchos apenas le llegan a la cintura a sus padres y madres, que han venido a recogerlos. Pero todos ellos tocan un instrumento con una destreza que ya quisieran muchos de sus progenitores. Son alumnos de la Tu Escuela de Rock, un original proyecto con el que los más pequeños aprenden como se debe aprender: tocando y pasándolo en grande.
“Además del placer que proporciona la música y los beneficios cognitivos que proporciona su aprendizaje, tocar un instrumento musical te aporta vías nuevas de expresión y de comunicación, y te da la posibilidad de conectar y crear vínculos con otras personas”, explica Irantzu Mendía, directora de Tu Escuela de Rock. “Además, es una actividad que puede desarrollarse y acompañarte a lo largo de la vida”.
No siempre es necesario pasar por un centro como este para aprender a tocar. Ivar, de 42 años, recuerda cómo lo hizo en su infancia. “De niño era terriblemente malo jugando al fútbol y con el deporte en general”, recuerda. Había que dedicarse a otra cosa. “Descubrir la guitarra a los 12 años fue una enorme satisfacción porque se me daba medianamente bien. Me pasaba horas y horas tocando y tratando de sacar las canciones de los grupos que me gustaban. Además de aprender a tocar, me ayudó a encontrar una identidad y reforzar mi seguridad en mí mismo”.
Tocar un instrumento musical te aporta vías nuevas de expresión y de comunicación
Todos esos beneficios continuaron en la adolescencia. “Tocar la guitarra me acercó y unió a otros que compartían mi afición a la música e hice buenos amigos tocando en grupos, compartiendo trucos con la guitarra... Ahora, intento fomentar la música en mis hijos, pero a mi hija lo que le encanta es el deporte y los sábados por la mañana vamos con ella a competiciones de atletismo. ¡Está claro que cada uno buscamos lo nuestro! Creo que es muy bueno tener inquietudes que te hagan esforzarte, disfrutar y relacionarte”, concluye.
Todo son ventajas
Raquel, profesora de música, lleva más de 20 años impartiendo esta asignatura en colegios públicos de Educación Infantil y Primaria, y tiene muy claro que las cosas hay que fomentarlas, pero nunca forzarlas. Por eso pone todo de su parte para que, ante todo, sus alumnos de primaria disfruten de la música y conozcan sus virtudes.
“Todos sabemos, gracias a los infinitos estudios al respecto, que la música aporta numerosos beneficios durante los primeros años de desarrollo: ayuda con su concentración y aprendizaje, potencia sus capacidades cognitivas, sus conexiones neuronales, es un refuerzo del área de Matemáticas y un largo etcétera”, explica. Y pese a ello, se pregunta por qué la Educación Artística (que incluye música y plástica) está “rozando la extinción” en el sistema educativo”.
Lo cierto es que, cuando llega la hora de Música, todo cambia. “Es un momento en el que se cierran los libros y cuadernos y se abre otro mundo para ellos, en el que todos parten en igualdad de condiciones, independientemente de sus resultados académicos y sus roles dentro del aula”, apunta Raquel. “Lo importante es disfrutar, experimentar y dejarse llevar. Para la gran mayoría es una asignatura motivadora y algunos encuentran en ella algo que (¡por fin!) se les da bien y encima les gusta. Muchas veces se crean momentos mágicos, como el ver a una clase llena de alumnos conflictivos en otros aspectos tocando ‘Somewhere over the rainbow’ y escuchar el silencio emocionado al final. Impagable”, sonríe.
A la vejez, guitarras
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Pese a que las sensaciones al hacerlo son únicas, la realidad es que aún son minoría los ciudadanos que tocan un instrumento. Según la última Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España, el porcentaje ronda el 9,6%, Peor nunca es tarde para empezar a hacerlo. Quique, de 45 años, es cirujano en un importante hospital de Madrid. Pero también, un gran aficionado al rock. Hace 12 años se propuso aprender a tocar… y vaya si lo hizo. Hoy ha publicado su primer disco bajo el sobrenombre artístico de Quique Bizar.
“En 2010 me compré una guitarra eléctrica y un pequeño amplificador. Aprendí de manera autodidacta a tocar los acordes abiertos sencillos, que es básicamente lo único que toco”, ríe. “Me ayudó mucho una página que se llama Rock & Roll para Muñones, en la que hay un curso muy útil”.
Enrique es la prueba de que no hace falta ser ningún virtuoso para alzarse a tocar e incluso a componer. “Inicialmente empecé a tocar versiones de los grupos que me gustan, pero no tardé en empezar a escribir mis propias canciones. Para mí es un sueño desde joven. De hecho, es una de las pocas cosas que me echo en cara en la vida: no haber empezado antes. Hacer canciones, grabarlas e interpretarlas en directo es algo de lo que nunca pensé que fuera a ser capaz. Es algo sencillamente maravilloso”.