The Who: La noche en que Keith Moon sumergió un Lincoln Continental en la piscina ¿mito o realidad?
El 23 de agosto de 1967, Keith Moon cumplía 21 años y lo celebró con una alocada fiesta
Es, sin duda, una de las historias más desenfrenadas del rock and roll. Un capítulo más en el largo historial pendenciero del batería de The Who. El 23 de agosto de 1967, Keith Moon cumplía 21 años y lo celebró con una alocada fiesta. Hasta ahí, todo normal. Alcohol, drogas, guerra de tartas… pero según pasaban las horas, todo se fue desmadrando y el caos reinaba por doquier. Llegó un momento en el que el protagonista del festejo entró corriendo en el primer coche que vio, le quitó el freno de mano y… “todo el Lincoln Continental se sumergió en la piscina, conmigo dentro”. Y es en este punto en el que los testigos presenciales difieren en sus recuerdos. Incluso John Entwistle lo niega: “Él nunca metió un coche dentro de la piscina”.
Un historial pendenciero
En 1967, la banda británica cruzó el Atlántico por primera vez y debutó en los escenarios estadounidenses. En agosto, su tour – compartiendo cartel con Herman's Hermits y Blues Magoos - incluía una parada en el Estadio Atwood, en Flint (Michigan) el 23 de agosto. El día que Moon cumplía 21 años. Se alojaban en The Holiday Inn y ya desde primera hora, empezó a recibir regalos, como él mismo contaba en Rolling Stone: “Alguien me dio un bar portátil y alguien más el alcohol portátil. Había empezado a beber sobre las diez en punto de la mañana y no puedo recordar el concierto”.
Conocido por sus locas travesuras, Keith Moon hacía honor a su apodo, “El Chiflado” (Moon the Loon”) y era el arquetipo del ‘rock and roll way of life’ elevado a la máxima potencia. Esa noche, el batería más explosivo - toda una personalidad sobre el escenario - estaba dispuesto celebrar a lo grande su fiesta de cumpleaños. Su tendencia incendiaria alcanzaría el culmen en la que fue la noche más salvaje.
Una guerra de tartas a gran escala
Los que estaban en la celebración, coinciden en que todo empezó con una gran guerra de tartas en la que participaron docenas de personas. Al parecer, los fans habían enviado en torno a 200 pasteles de cumpleaños al motel y estaban todos ellos alineados en el salón. La imagen era muy tentadora... no se los comieron, claro. Según contaba Moon en Rolling Stone: “La compañía de discos había reservado una de esas salas de conferencias para celebrar le fiesta. Según iban pasando las horas… todo el mundo empezó a sentirse bien, bien colocado… Todo el mundo empezó a saltar al agua con la ropa puesta. La fiesta se intensificó con una guerra de tartas de cumpleaños que acabó por todas partes y un director de hotel muy enfadado llamando a la oficina del sheriff”.
Barry Whitman, batería de Herman's Hermit, lo recuerda así: "Todo el equipo de la gira estaba en el salón viendo todas esas tartas. Moon puso su plato boca abajo en la mesa, metió el dedo en la crema y casualmente lo agitó sobre Kark Green (bajista del grupo) que estaba al lado. La crema cayó en su cara y todo el mundo empezó a reírse ... pocos segundos después, se lanzaban trozos de tarta unos a otros. En cinco minutos, la habitación parecía el interior de una tarta".
¿Un Lincoln Continental sumergido en la piscina?
“Cuando el sheriff llegó, yo estaba ahí de pie en calzoncillos. Salí corriendo, me metí en el primer coche que vi, que era un flamante Lincoln Continental a estrenar. Estaba en una pequeña colina y cuando quité el freno de mano, empezó a rodar y se estrelló directamente en la piscina que estaba cerca, y todo el Lincoln Continental se sumergió en la piscina, conmigo dentro”. Así relataba la memorable escena su protagonista. Pero algunos de los que estaban allí creen que Moon podría haber exagerado un poco.
Su propio compañero, John Entwistle, lo niega: “Él nunca metió un coche dentro de la piscina. Ni siquiera sabía conducir”, explicaba en MusicRadar. Barry Whitman, también lo desmiente: “No hubo coche en la piscina, solo mesas de billar y sillas, y Keith nunca regresó a la fiesta chorreando agua”. Peter Noon, cantante de Herman’s Hermit, asegura: “Eso nunca ocurrió. Él contaría esas historias. Olvidó lo que ocurrió”. Peppy Castro (miembro fundador de Blues Magoos) tampoco vio el incidente: “Personalmente, no presencié a Keith metiendo un coche en la piscina. Si ocurrió, debieron sacarlo fuera muy rápidamente. Yo estaba allí”.
Sin embargo, Roger Daltrey se acordaba así de la escena: “Yo lo vi. Es difuso ahora, pero recuerdo el coche en la piscina. Cuando leí en la biografía (‘Dear Boy’ de Tony Fletcher) que nunca ocurrió, puede ser que estuviera viviendo la vida de otra persona, no lo sé”. Y DJ Peter Cavanaugh es de los que vio el coche zambullido: “Estaba en una habitación. Escuché el escándalo y salí, y lo primero que vi fue el vehículo en el agua. Todos habíamos tomado varias cervezas, y alguna otra cosa también, así que las cosas son un poco borrosas, pero recuerdo claramente el vehículo en la piscina”.
Un costoso final
Lo que sí es un hecho es que la debacle les costaría a los Who 50.000 dólares en concepto de daños causados en el motel, que les prohibido la entrada en todos los Holiday Inn del mundo. Pero la cosa no acabó ahí. Cuando Moon escapó del Lincoln, regresó a la fiesta “chorreando agua y todavía en calzoncillos”, siguió contando el percusionista. Y la primera persona a la que se encontró fue al sheriff. Intentando huir… “resbalé con un trozo de tarta y caí sobre mi cara y perdí un diente”. Moon pasó el resto de la noche, primero en una silla de dentista y después en la cárcel.
Sea mito o realidad, ficción o verdad, el incidente se convirtió en leyenda y el Lincoln pasó a ser un Rolls Royce (reproducido por Oasis en la portada de Be here now), la imagen perfecta de los excesos del rock.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop