Crítica ‘Blonde’: Ana de Armas es más Norma Jean que Marilyn Monroe en un biopic crudo e irreverente

La actriz se luce en 'Blonde', una película cruda y en ocasiones surrealista que le podría acercar a los Oscar

Un fotograma de 'Blonde'. / Netflix

Quién le iba a decir a esa alumna "canaria" que llegaba al Laguna Negra que iba a acabar codeándose con Ben Aflleck, Jamie Lee Curtis o Harrison Ford en la gran pantalla Hollywoodiense. Por supuesto que Ana de Armas ya es mucho más que su debut en El Internado, aunque está claro que aún le queda por recorrer. Y el pistoletazo de salida lo dará, sin duda, el estreno de Blonde.

Si interpretar a uno de los mayores iconos del cine del siglo XX no le da la suficiente notoriedad de ahora en adelante, la película en sí le dará el fuelle necesario. Porque Blonde lo tiene todo y a la vez nada de lo que la gente espera. Eso sí, se necesita empezarla con la mente bien despejada.

Sin caer en spoilers, la película comienza bailando entre dureza y surrealismo: está claro que es la historia de la vida de Norma Jean, aunque tomándose ciertas licencias. Joyce Carol Oates ya escribió la vida de Monroe en una novela tan rocambolesca como sincera, al menos con la historia de fama envenenada que siempre ha rodeado al halo de la estrella de estrellas; y ahora Andrew Dominik le pone imagen doblando la apuesta.

Ana de Armas y Andrew Dominik en el set de 'Blonde'.

Ana de Armas y Andrew Dominik en el set de 'Blonde'. / Netflix

Los fans del mito de Monroe disfrutarán desde el principio, o tal vez solo los que se mentalicen de que Marilyn era tan enigmática como profunda. Su vida se forma por capas que el director va desgranando escena a escena, y que, sin necesidad de ordenarlas; cuenta una leyenda triste y cruda.

Tal vez esa sea una de sus mejores bazas: Blonde es cruda, cruel y mantiene un tono sin complejos que le deja contar lo que quiere como quiere y en el ritmo que quiere. Y eso Dominik lo maneja a la perfección a la hora de alterar su narrativa y estilo, todo en pos de meter al espectador dentro de una sátira tan real como tétrica.

"No tiene bienestar, solo una carrera"

Plagado de frases que dejan pensando al espectador, está claro que el juego que el director plantea desde las primeras escenas no sería el mismo si Ana de Armas no se hubiera prestado a ello en cuerpo y alma. Ya se ha ocupado de mantener los titulares calientes confesando que le llegó a pedir permiso a la tumba de Marilyn, y viendo el resultado fílmico, es evidente el porqué.

Ana de Armas, más Monroe que nunca.

Ana de Armas, más Monroe que nunca. / Netflix

Que Ana sea Marilyn o no será juzgado por el espectador, pero lo que queda claro es que sí es el sufrimiento de Norma Jean. Sus escenas bailan entre la brillantez, la sofisticación e incluso el ridículo; y aun así, consigue dejar claro que ella es la estrella. ¿Monroe? ¿Armas? Qué más da: ella es la película, y el torrente de emociones de su personaje es espectáculo suficiente durante las casi tres horas de metraje.

La epopeya meta-hollywoodiense llegará a Netflix con el mundo deseando ver por qué la nueva película de Ana de Armas es un tema de disputa entre los que lo ven como un título de culto y los que lo ven como una broma. Y esa es razón suficiente para pararse a analizar una película tan abstracta que peca de conceptual, pero que consigue hacerte conectar con la estrella del cine que nunca sucedió para el mundo.

  • CRÍTICA 'BLONDE'

Blonde se estrena el 28 de septiembre en cines.

Javier Rodrigo Saavedra

Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me...