El revés que ha dado la vida de Alejandro Albalá después de 'Supervivientes'

Cada vez que un concursante termina un reality show y pasa un tiempo, todos nos hacemos la misma pregunta: ¿Qué ha sido de su vida? Hay quienes aprovechan el tirón de la fama para encadenar un programa con otro y seguir disfrutando de la experiencia y, por el contrario, hay quienes prefieren cerrar la etapa televisiva y seguir con su vida alejados de las cámaras.

El último que ha hecho borrón y cuenta nueva ha sido Alejandro Albalá, el ex marido de Isa Pantoja y también ex novio de Sofía Suescun que ha dado un giro de 180º a su vida. Tras haber pasado por concursos como 'Supervivientes', 'Gran Hermano' y, el último, 'Pesadilla en El Paraíso', ha decidido invertir su dinero. La pregunta es, ¿dónde? Pues ni más ni menos que en un estanco en el barrio de Carabanchel, en Madrid.

Una noticia que se ha conocido a través de la revista Diez Minutos donde han explicado cómo la vida de Alejandro Albalá ha cambiado. Lo que nadie se imaginaba es que el cambio iba a ser tan radical y tan alejado de los platós de televisión.

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Tras su aventura en Honduras, en la cual quedó finalista, el empresario decidió invertir parte del dinero que había ganado en su participación en el concurso en este nuevo negocio ubicado en la capital. Algo que ya nos adelantó tras su salida del reality en una entrevista: "Mis amigos me recomiendan que invierta el dinero de 'Supervivientes' en ladrillo, pero yo estoy pensando en un negocio", decía.

¿Qué ha tenido que hacer?

A simple vista parece fácil abrir un estanco, pero lo cierto es que es mucho más complejo de lo que nos imaginamos. Para ello es necesario cumplir con una serie de requisitos, entre ellos, estar al mando una única persona, tener nacionalidad española, un local y residir cerca de éste. Además, es indispensable comprometerse a gestionar personalmente el negocio, no haber tenido ningún problema antes con contrabando ni tampoco tener deudas con la Administración Pública.

Algo que, según hemos podido saber, cumple con creces Alejandro Albalá. El joven acude todas las mañanas a su centro en el horario de 9 a 15 horas siendo él mismo quien despacha a los clientes en la venta de productos, recarga de abonos de transporte e incluso en la limpieza. Sin duda, todo un empresario de pies a cabeza.