Axl Rose: historias para no parar de reír del ‘chico’ más caprichoso del rock
Ella fue pura provocación ya desde que eligió su nombre artístico: anagrama de ‘Oral Sex’
'No sin mi chili con queso', '¿Dónde está mi chaqueta amarilla?', 'Un elefante de peluche en Concorde' o 'Cómo matar una polilla con escopeta" podrían ser títulos de películas cómicas o de novelas de humor. Pero en realidad se trata de episodios de la vida de William Bruce Rose Jr., considerado uno de los vocalistas más emblemáticos de todos los tiempos. Nació el 6 de Febrero de 1962 en Lafayette, Indiana, y se convirtió en líder de una de las grandes bandas de rock de todos los tiempos: Guns N’ Roses. Desde que encontró la fama, a mediados de los 80s, los escándalos emergían un día sí y otro también. Axl fue icono de los excesos, de la controversia, incitador de revueltas y peleas. Pero a veces sus caprichos, sus hilarantes excentricidades o sus disparados antojos parecerían sacados de un guion de Monty Python o de los Hermanos Marx.
¿Quién me ha robado las lentillas?
En 1986, los chicos de Guns N’Roses tenían una cita con altos ejecutivos de Geffen para firmar su largamente esperado primer contrato. Cuando llegó el día, 25 de Marzo, Axl había perdido sus lentillas y se negó a ir a la reunión. Montó en cólera pensando que alguien se las había robado y salió furioso de la casa diciéndoles a los demás, "id sin mí". Vicky Hamilton era entonces manager de la banda y cuenta el episodio en su libro ‘Appetite For Dysfunction: A Cautionary Tale’: “Lo único que quería era salir de allí y firmar el contrato… y el reloj en mi mente seguía su curso, tic toc, y cada vez se hacía más tarde. Pensaba 'No lo arruines, consigamos el dinero’”.
“Lo que Axl tenía en la cabeza era '¿Quién me ha cogido mis lentes de contacto?. No puedo leer el contrato’. A través de la salida de emergencia había subido al tejado. Finalmente bajó cuando Slash le dijo que habían aparecido sus lentillas dentro de sus propios pantalones. Así que fuimos y firmó el contrato. Creo que llegamos cuatro horas tarde. Afortunadamente nos habían esperado, excepto David Geffen, pero los otros estaban… todos los días pasaba algo así".
¿Dónde está mi chaqueta amarilla?
Una vez, Axl Rose se negó a salir al escenario a menos que tuviera su chaqueta amarilla. Lo hilarante del caso se produjo cuando se dieron cuenta de que el cantante se había dejado su emblemática prenda en Londres, a cientos de kilómetros. La anécdota la contó Cameron Crowe cuando estaba promocionando su nuevo show de televisión ‘Roadies’: “Escuché a algunos ‘roadies’ hablando del ‘yellow-jacketing’ y pregunté lo que quería decir. Me contaron, ‘Había un tipo que trabajaba con Guns N’Roses y tenían un concierto y Axl Rose necesitaba una chaqueta amarilla que se había dejado en Inglaterra. Así que un ‘rodie’ tuvo que coger un avión tan rápido como pudo, volar a Londres, encontrar la cazadora amarilla de Axl y regresar para que él pudiera hacer el concierto”.
De acuerdo a Crowe, la mejor parte de esa historia no es que alguien tuviera que ir a conseguir una chaqueta amarilla para Axl Rose, sino que se convirtió en una especie de leyenda entre otros ‘roadies’ que hicieron del capricho del cantante un verbo - “to yellow jacketing” – y se utilizaba para referirse a los antojos que son muy difíciles de cumplir.
Un elefante de peluche en Concorde
A mediados de 1991, la ‘top model’ Stephanie Seymour inició un tormentoso romance con Axl Rose. La pareja mostraba su idilio públicamente. El cantante se sentía fascinado con la belleza de la modelo y estaba muy enamorado. Tanto que, mientras estaba en Francia con la banda para dar un concierto, le compró a su novia un elefante de peluche para su cumpleaños. Stephanie vivía en Nueva York, así que Rose encargó a un miembro de su equipo que reservara un billete de avión para el elefante.
El cantante pagó 10.000 dólares para que el peluche viajara en Concorde, un jet supersónico que por primera vez superó la velocidad de sonido – y que operó comercialmente entre 1976 y 2003. Ni siquiera este gesto impidió que la relación se rompiera en Febrero de 1993. Axl, con el ‘corazón partido’, acusó a Seymour de haberle sido infiel con el actor Charlie Sheen.
No sin mi chili con queso
Era habitual que Axl retrasara el comienzo de los shows de Guns N’Roses con ridículas excusas. Y en Buenos Aires su comportamiento no iba a ser diferente. En Julio de 1993, la banda decidió cerrar la gira más larga de su carrera (más de dos años) Use Your Illusion tour, con dos conciertos en el River Plate. Era pleno invierno en Argentina y 80.000 personas llenaban el estadio, esperando expectantes el comienzo del concierto. Slash, McKagan, Sorum, Reed y Clarke habían llegado al recinto, pero Axl Rose seguía en el hotel. Se le había antojado chili con queso.
Su asistente, Craig Duswalt, sabía que esa comida no figuraba en el menú del servicio de habitaciones. Y también sabía que, si no le conseguía lo que quería, Rose no se presentaría al concierto. Así que llamó al staff de la cocina del hotel y explicó exactamente el capricho de Axl. Una hora después, el camarero entró ceremoniosamente en la habitación y depositó el plato con “un trozo de queso cheddar rodeado de seis pimientos rojos picantes enteros”. Aterrado por las consecuencias, agarró platos y vasos y los arrojó contra la pared “rompiendo todo en miles de pedazos”. Rose salió de su habitación y preguntó ‘¿Qué demonios es eso?’. Craig explicó que el camarero había metido la pata con el pedido y que él se había enfurecido tanto por el error que "indignado, le lanzó los platos". El cantante, despistado por el desastre con una explicación con la que él podía sentirse identificado, se olvidó de la cena y salió hacia el concierto.
Como matar una polilla con escopeta
El famoso dicho de “matar moscas a cañonazos” no lo acuñó Axl Rose, pero podría haberlo hecho perfectamente. Porque exactamente eso es lo que hizo: emplear absurdamente recursos desmesurados para solucionar problemas ínfimos. De acuerdo al relato de su entonces asistente, Craig Duswalt, Axl Rose estaba descansando en su casa de Malibú aprovechando un paréntesis de la extenuante gira ‘Use Your Illusion Tour’ cuando entró una polilla. El personal de servicio intentó ahuyentarla, pero el insecto seguía revoloteando por la lámpara del salón. Harto, Rose le dijo a Craig, “no la pierdas de vista”. Subió las escaleras y regresó “con una gran arma de fuego, posiblemente un rifle o una escopeta”.
Rose dio instrucciones a Duswall de "llevar la polilla al rincón" para poder hacer un disparo limpio. Duswall subido a la silla, apartó a la polilla y mencionó que podría probablemente alcanzarla con un matamoscas. Pero Rose se rio y dijo, "Eso no va a pasar". ¡Pum!.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop