Especial
¿Por qué los premios Goya 2023 de este año eran marrones? El verdadero motivo del cambio
El cabezón, que tradicionalmente tenía un tono verde, ha llamado la atención de los espectadores al ser distinto a otros años
Los Premios Goya 2023 se han celebrado en Sevilla con una expectación latente minuto a minuto por conocer a los ganadores de este año, aunque desde la entrega del primer trofeo ha surgido una duda generalizada: ¿Ha cambiado el Goya de color?
La estatuilla de los premios más importantes del cine español son una reproducción de un busto inspirado en el pintor Francisco de Goya realizado por Mariano Benlliure en 1902. Según cuenta la página de la Academia, se transformó para su primera entrega.
De la mano de Miguel Ortiz Berrocal, se creó una pequeña escultura que juntaba el busto del pintor de El 3 de mayo en Madrid con una cámara cinematográfica. Ambos elementos, junto con una insignia de los Goya que podía funcionar también a modo de pin, se desmontaban; aunque su elevado peso —llegaba a los 15kg— hicieron que se rediseñara hasta la forma que conocemos hoy en día.
Sin embargo, en este 2023 se ha implementado un cambio que no ha pasado desapercibido para los espectadores. Ya desde la categoría de Mejor actor de reparto —que se lo ha llevado un comedido Luis Zahera— muchos han notado que el cabezón había abandonado su tradicional color verde para verse en un tono mucho más marrón.
No ha sido un problema de emisión, ni de los televisores de la audiencia: el verdadero motivo por el que los Goyas se han visto diferentes este año es para proteger el medioambiente. La Academia ha decidido empezar a emplear algunas medidas de sostenibilidad, y esta gala de 2023 ha sido la primera en la que se han empezado a ver.
Fuera de cámaras, se ha prescindido de los envases de plástico, además de contratar el cátering de proveedores de proximidad a Sevilla, ciudad que ha acogido esta 37ª edición de los premios. El más visible, evidentemente, ha sido el color de los cabezones: ahora se realizan en bronce reciclado, algo que explica a la perfección este color.
El proceso de fabricación de las estatuillas es sometiéndolas a una temperatura que supera los 700ºC, a través del método de la cera perdida. El bronce va centrifugado a gran velocidad y al vacío, algo que provoca el escaso grosor en las paredes del galardón —algo que arregla de raíz el problema del peso—. Tras ello se cincelan los úlimos retoques y, a través del fuego, se logra el resultado definitivo.
Parece que de ahora en adelante tendremos que acostumbrarnos a ver los galardones de otro color, aunque lo que es seguro es que los premios por excelencia del cine español no perderán ni un ápice de su significado tengan el tono que tengan. Al menos, con la explicación que han dado desde la Academia, en la 38ª edición ya nadie se extrañará de que los Goya hayan cambiado para siempre.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me encontrarás en todo tipo de saraos cubriendo todo, desde...