Especial
¿Qué es la contaminación interior y cómo te afecta?
Aunque se habla de ella mucho menos que de la que tiene lugar al aire libre, la contaminación interior es también un problema grave.
Cuando pensamos en contaminación, a la mayor parte nos viene a la cabeza el aire que respiramos en el exterior, fundamentalmente en las calles de las grandes ciudades. Al fin y al cabo, es aquella que miden los dispositivos encargados de evaluar los niveles de contaminación, y de la que nos hablan los medios cuando se pone encima de la mesa un problema que mata a diez millones de personas al año, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Coches, fábricas, chimeneas… En la mentalidad colectiva, la contaminación está asociada al aire libre.
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Pero, ¿qué pasa con el aire que respiramos mientras estamos en interiores? Al fin y al cabo, una parte mayoritaria de la población pasa la mayor parte del día en casa, en el centro de estudios o en el trabajo. Según algunos estudios, entre el 80 y el 90% de nuestra vida la pasamos en interiores, y cada vez más.
Esa contaminación también mata, y mucho. Así lo certifica un estudio que acaba de ser publicado en la revista Nature, que ha hecho una estimación aproximada de los estragos que provoca este tipo de veneno invisible: más de 3 millones de personas en 2020, casi tantas como la contaminación exterior.
La contaminación interior está compuesta de compuestos que también están en el exterior, como el monóxido de carbono y el dióxido de carbono, procedentes de la quema de carbón. Pero también de otros como los óxidos de nitrógeno de las calderas de gas natural y productos químicos de compuestos sintéticos en productos de limpieza o tejidos diversos, así como la humedad de los edificios por falta de una ventilación correcta o los diversos virus y bacterias presentes en el ambiente.
La peor parte
Según apuntan los responsables del estudio, esta contaminación afecta especialmente a los países más pobres del planeta, donde las condiciones de salubridad son menores, también en los espacios interiores. Por ejemplo, se calcula que en 2019 fallecieron en el África subsahariana en torno a 700.000 personas a causa de los efectos de las partículas de las estufas de biomasa de interior.
Al igual que en el caso de la contaminación exterior, la interior provoca graves problemas de salud. Aumenta el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón. Todo ello afecta en mayor proporción a población vulnerable, especialmente niños y mayores.