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Crítica ‘Super Mario Bros. La Película’: Pura serotonina para ese niño gamer que todos llevamos dentro
Mario, Peach, Toad y compañía ya están en cines
Champiñón. Flor de fuego. 1 UP. Koopa. Bob-Omb. No se puede negar que Super Mario Bros. forma parte de la vida de mucha gente, y no es de extrañar: cuenta con más de 40 años a sus espaldas . Por eso hay quien temía su paso a la gran pantalla.
Ya lo intentó en los 90, y sol consiguió entrar al podio de la cultura trash de la época —por sacar algo objetivo de esa adaptación—. Pero esta vez se han querido hacer las cosas bien con mimo, una alianza con uno de los estudios de animación del momento y, al menos desde fuera, respetando al máximo los videojuegos. ¿Lo han conseguido? Pues claro que sí.
Super Mario Bros. La Película es divertida, fresca y muy respetuosa con sus orígenes; pero por encima de todo —previa disculpa por el topicazo— es un verdadero regalo para cualquiera que se haya divertido en alguna consola gracias al fontanero. Y no hay más.
La película cuenta como los archiconocidos Mario y Luigi acaban en un mundo desconocido con destinos muy diferentes: el de rojo, en el Reino Champiñón; y el de verde, en las garras de Bowser. Es evidente que Mario no parará hasta salvar a su hermano, y para ello se alía con la mismísima Princesa del Reino, Peach; quien está convencida de tener que conseguir la alianza de los Kong para librar la batalla al villano.
Diferente, pero fiel
De entrada, vemos que el patrón mayoritario de los videojuegos se rompe gracias a dejar el papel de damisela en apuros a Luigi, algo que posiblemente no guste a los fans más conservadores —pongámoles ese nombre— y empoderando literalmente a la que suele aguardar a ser rescatada por Mario. Eso sí, cualquiera que vea la película se dará cuenta de que este cambio favorece a la historia —por no hablar de lo que mola Super Princess Peach—.
Por lo demás, la película rezuma un respeto que casi puede considerarse todo un homenaje. No es difícil que la gente de Illumination sienta devoción por los juegos de Nintendo, aunque de no ser así, lo plasman a la perfección: no reniegan en ningún momento del origen en consolas del personaje, algo en lo que podrían haber caído fácilmente en pos de una narración cinematográfica mucho más simple.
No lo han hecho, y el resultado no puede ser más natural. La película tiene una naturaleza familiar y cómica que recuerda a otras hermanas de sus estudios como Gru, Minions o Mascotas; pero consigue un desfile de referencias a los juegos que no cesan. Y eso, a juzgar por las primeras reacciones —incluida la de un servidor— se traduce a una sonrisa crónica durante la proyección de toda la película.
Está claro que llevar un juego a la gran pantalla no es tarea fácil —y si no, que se lo digan a películas como Prince of Persia o Assassins Creed, entre otras— y en esta era un reto maýusculo. Sobre todo, por la cantidad de jugadores de todas las generaciones que ha tenido a lo largo de su historia. ¿Lo han conseguido? Sí. ¿Con sus más y sus menos? También.
Un alti-bajo en el Reino Champión
Habrá quien critique su humor, aunque no siempre es forzado. Los gags muchas veces se traducen en otras referencias al juego —gran parte del guion se basan en ello, y no le sienta nada mal—, además de ser un alivio para naturalizar ciertas tramas que en el juego no se han tenido que justificar por falta de diálogo. Como la actitud obsesiva de Bowser con la Princesa, por ejemplo.
La trama, eso sí, no deja de estar en una estructura previsible y lineal; algo que no termina de importar en el pack final. Gracias a las referencias, guiños y, sobre todo, respeto hacia un personaje que tanto ha significado para los nintenderos; la película deja de ser un producto para ser todo un viaje para esos niños que siempre quisieron ver a Mario en la gran pantalla. Ni que decir tiene que hasta los más pequeños de la casa —hayan jugado o no a sus juegos— también la disfrutarán.
Y como mención especial por ser uno de los ingredientes indispensables para esta liberación de serotonina es, cómo no, su banda sonora. Obviando la exquisita elección de temazos —AC/DC y Bonnie Tyler no faltan en ciertos momentos clave—, Illumination ha adaptado a la perfección las canciones instrumentales de los juegos para que, si tu memoria se resiste a entender alguna referencia, la sintonía haga el resto. Dos notas, y tu cabeza volverá a ese momento de la infancia en el que tu mayor preocupación era conseguir la estrella.
Eso sí, hay que destacar que no tira de nostalgia, porque Mario nunca se ha llegado a ir. Quizá otro de sus retos era saber equilibrar al fontanero más vintage con el actual, y las referencias así lo demuestran. Sin embargo, quizá haya una sobreexplotación de guiños que no molestan, pero que a lo mejor hubieran sido mucho más enriquecedoras en posibles secuelas.
No era sencillo lo que Illumination tenía por delante, y sin duda, lo han conseguido. Larga vida al Super Mario cinematográfico, que sin duda hará feliz a todo aquel que se haya pasado por el Reino Champiñón alguna vez; así como a pequeños nuevos espectadores, que seguro que tras verla querrán llegar al final de la partida, aunque la princesa esté en otro castillo.
- CRÍTICA 'SUPER MARIO BROS. lA PELÍCULA'
Super Mario Bros. La Película ya está en cines.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me encontrarás en todo tipo de saraos cubriendo todo, desde...