El coqueteo de David Bowie con el nazismo durante “la peor depresión maníaca de mi vida”
El cantante alegó que estaba “buscando” material para una película sobre las tácticas propagandísticas de Hitler.
Apenas pesaba 40 kilos y se alimentaba de pimientos rojos y verdes, leche y cocaína cuando David Bowie encarnó al 'flaco duque blanco' y emprendió la gira mundial 'White Light'. Aprovechando unos días de descanso, decidió hacer una excursión a Moscú con parte de su troupe, Iggy Pop incluido. En la frontera, le detuvieron y le incautaron libros sobre Goebbels y Albert Speer, además de un 'alijo' de memorabilia nazi. El incidente, unido a declaraciones pro-fascistas o al supuesto saludo nazi en la Estación Victoria, hicieron que el icono del pop pidiera perdón durante décadas por su "locuacidad teatral".
David Bowie atravesaba su época más oscura cuando publicó su décimo álbum, Station to station, en enero de 1976. Él mismo contó que apenas se acordaba del proceso de creación de las seis canciones que contiene y lo que recuerda es "porque lo he leído". Cuando lo grabó era un adicto demacrado en un estado de "terror psíquico", tal y como recoge el medio Independent. Pasaba días enteros sin dormir. Su dieta consistía principalmente en pimientos rojos y verdes, leche y cocaína. Apenas pesaba 40 kilos. Y como él mismo admitiría después, pagó su adicción a la cocaína "con la peor depresión maniaca de mi vida. Mi mente estaba en las nubes, estaba roto en pedazos. Tenía alucinaciones las 24 horas del día... sentía como si me hubiera caído en las entrañas de la Tierra".
Y en ese estado, volvió a reinventarse interpretando a su personaje más cruento: The Thin White Duke. El 'flaco duque blanco' aparecía uniformado con pantalón negro de pinzas, chaleco y camisa blanca. El pelo rubio anaranjado, peinado hacia atrás. Él mismo lo definió como "un tipo muy ario, estilo fascista – posiblemente un romántico sin absolutamente ningún sentimiento". De esta guisa, emprendió una gira mundial que tuvo varios nombres: Isolar – 1976 Tour, The White Light Tour o Thin White Duke Tour. Un espectáculo austero y monocromático. Luces blancas sobre un telón negro.
Tras recorrer Estados Unidos y Canadá, Bowie y su troupe aterrizaron en Europa. Ya entonces, en la prensa británica, su obsesión por el fascismo y por la estética y los símbolos nazis, era objeto de un intenso debate. La evidencia más palpable del coqueteo de Bowie con el nazismo afloró en Abril de 1976.
La gira White Light tuvo seis paradas en Alemania Oeste, la occidental (todavía quedaban unos 14 años para la reunificación y la caída del Muro de Berlín). Bowie se había llevado a su amigo Iggy Pop para que le acompañara y según cuenta el fotógrafo del tour, Andrew Kent, en el libro 'Gimme Danger: The Story of Iggy Pop' de Joe Ambrose, ambos estaban entusiasmados. "Atravesamos el Checkpoint Charlie y recorrimos Berlín este en la limo de David. A ellos les encantó, estuvieron fuera todo el tiempo". Después de la actuación en Zurich, el 17 de Abril, tenían una semana libre antes de retomar los conciertos en Helsinki.
David propuso explorar el este durante ese breve descanso: "Le encantaban los trenes y decidió hacer una excursión a Moscú", cuenta Kent. "La banda voló a la capital finlandesa, pero él, su manager, su asistenta y Jimmy (Iggy pop) viajaron a la capital rusa". Fue un viaje ajetreado. En plena Guerra Fría, los occidentales se enfrentaban a estrictas restricciones cuando viajaban a la Unión Soviética.
Cuando el tren llegó a Brest, la frontera de Polonia y Rusia, fueron detenidos. "No sabíamos lo que iba a pasar. El tren paró y un hombre albino de la KGB entró. Nos sacó fuera y nos interrogó. Estábamos todos separados. A Iggy y a David les habían desnudado para registrarles". Al parecer, mucha gente hacía contrabando de iconos religiosos y los escondía en sus cavidades corporales. "Creo que requisaron algunos libros, eso fue todo. No sé qué encontraron en el equipaje de David, pero a mí me cogieron una revista Playboy". Según la publicación Uncut , Bowie llevaba libros sobre los líderes nazis Joseph Goebbels y Albert Speer, además de un 'alijo' de memorabilia nazi en su equipaje. El cantante alegó que estaba "buscando" material para una película sobre las tácticas propagandísticas de Hitler.
"Nos dejaron ir, diciéndonos que alguien se reuniría con nosotros en Moscú, pero nadie lo hizo. Dimos una vuelta por la Plaza Roja, visitamos los famosos grandes almacenes GUM, cenamos caviar en el Hotel Metropol, regresamos al tren y nos marchamos. Estuvimos en Moscú siete horas", explicó el fotógrafo que documento tour de Bowie durante meses. "David solo buscaba algo que hacer; y no era una declaración política".
En la rueda de prensa en Estocolmo, Bowie fue más directo que nunca expresando su simpatía por el régimen autoritario: "Creo que Gran Bretaña podría beneficiarse de un líder fascista. Después de todo el fascismo es realmente nacionalismo". El incidente en la frontera rusa, añadido a estas declaraciones sobre Hilter, pusieron en alerta a la prensa musical británica. Seis días después de sus comentarios pro-fascistas en Suecia, Bowie regresó a Inglaterra.
Bowie llegó a la Estación Victoria de Londres en Mayo de 1976. Recorrió el andén montado en su Mercedes negro descapotable, de pie y saludando a la gente que pasaba por allí. Y fue entonces cuando se produjo el famosísimo incidente 'heil and farewell', el saludo con el brazo izquierdo levantado que ninguno de presentes se tomó como un saludo nazi. Solo en publicaciones posteriores, el gesto de Bowie se volvió siniestro. "Eso no ocurrió", diría después David. "Tan solo quería saludar. Creedme. Por la vida de mi hijo, solo saludé. Y los bastardos me fotografiaron. A mitad del saludo… como si fuera tan estúpido de hacer algo así. Me quería morir cuando vi la foto"
Numerosas publicaciones, como New Musical Express (NME) bajo el titular 'HEIL AND FAREWELL', intentaron convencer a los lectores de que las imágenes de Bowie con su brazo levantado representaba a la estrella del rock hacienda un saludo nazi. Aunque no proporcionaba ninguna evidencia que apoyara el texto.
El interés de Bowie en el fascismo se quedó en un flirteo. Y pasó décadas explicando y pidiendo perdón por las “locuaces observaciones teatrales" que hizo en 1975 y en 1976. En Enero de 2017, un año después del fallecimiento de David Bowie, Andrew Kent contó en Uncut: "No quiero hablar de ello… Nunca sentí que David fuera un simpatizante nazi. Soy judío, así que si alguien tuviera que ser sensible a ese tema y tener sentimientos negativos… solo pienso que fue lo que yo llamaría una atracción adolescente".
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop